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Fiscalía y puerta maldita

Ahora que se tramita un nuevo estatuto anticorrupción, el gobierno y la oposición podrían sumar fuerzas para echarle cerrojo a la puerta maldita.

25 de noviembre de 2018 Por: Antonio de Roux

No se puede negar que Néstor Humberto Martínez es un abogado sagaz. Sus éxitos en la arena judicial dan cuenta de esta verdad. Pero por su propio bien y el de la República no debió montarse en el potro de la Fiscalía. Está metido en un atolladero de incompatibilidades y conflictos de intereses, que afectan en materia grave su imagen de probidad.

Martínez llegó al cargo porque así lo permite esa práctica inconveniente pero admitida por la ley, que es la llamada ‘puerta giratoria’. Hablo del sistema en el cual se alternan el servicio público y el ejercicio privado. Al final el protagonista podría caer en la confusión, no saber de qué lado está, o terminar porfiando por conciliar lo irreconciliable.

Se han derramado cataratas de tinta y verbo en periódicos y noticieros para espulgar los acontecimientos que rodearon la muerte de Jorge Pizano, Contralor de la Ruta del Sol, y pedir la salida del Fiscal. Sin embargo, esta es una posibilidad que no se ve a la vista. Además de que en su proceder no han aparecido elementos que correspondan a una actuación delictiva, el titular de la Fiscalía goza de fuero especial: por faltas o crímenes relacionados con su cargo solamente puede investigarlo la comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, un organismo que aún ante la evidencia de delitos, es garantía de impunidad.

De otra parte, las actividades anteriores de Néstor Humberto son competencia de la Justicia ordinaria y están protegidas por el secreto profesional. En resumen, si Martínez no renuncia de manera voluntaria, se carece de mecanismos que puedan forzar su salida.

Siendo este es el panorama mientras avanzan las investigaciones en el tortuoso caso de Pizano, corresponderá a la opinión pública y la ciudadanía estar vigilante con relación a tres asuntos. El primero es que la Fiscalía no baje la guardia en sus investigaciones rutinarias y su accionar contra el crimen. Esto podría ocurrir por razón de un liderazgo debilitado, que requiere invertir buena parte de su tiempo y sus energías en la propia defensa.

En segundo lugar resulta indispensable asegurar la continuidad de la política criminal. Además de perseguir delincuentes la Fiscalía tiene un papel protagónico en definir las grandes estrategias para derrotar el hampa. Antes de que sobreviniera este escándalo Néstor Humberto había formulado unos lineamientos que mantienen su vigencia para enfrentar el desbordamiento de los cultivos ilícitos. La propuesta incluía, entre otras, medidas relacionadas con el acceso al servicio de energía, distribución de los combustibles, giro de divisas y uso de tecnología agrícola.

Finalmente, a partir de este episodio los ciudadanos deben presionar para que se restrinja al máximo la ‘puerta giratoria’. En lo que toca con la Fiscalía y frente a las limitaciones que presenta su estructura institucional, es imposible pensar que las situaciones comentadas puedan evitarse tan solo a través del sistema de impedimentos y recusaciones.

No aprendimos de la experiencia previa cuando el abogado de aquel pulpo de la salud llamado Saludcoop llegó al organismo investigador, y los procesos contra sus antiguos clientes quedaron congelados como por arte de magia. Por eso, ahora que se tramita un nuevo estatuto anticorrupción, el gobierno y la oposición podrían sumar fuerzas para echarle cerrojo a la puerta maldita.

Sigue en Twitter @antoderoux