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Territorio y ciudad

Ad portas de una nueva alcaldía, se requiere aprobar un estatuto para Cali como Distrito Especial, según lo ordena la ley 1933 de 2018. El tema del ordenamiento territorial de la ciudad es de suma importancia.

15 de octubre de 2019 Por: Álvaro Guzmán Barney

Ad portas de una nueva alcaldía, se requiere aprobar un estatuto para Cali como Distrito Especial, según lo ordena la ley 1933 de 2018. El tema del ordenamiento territorial de la ciudad es de suma importancia. Vale la pena hacer algunas observaciones sobre la actual propuesta.

Lo primero es que el municipio ha diferenciado, ya por décadas, entre una parte urbana, compuesta por comunas y una parte rural por corregimientos y veredas. Esta es una diferenciación que la nueva reglamentación no tiene en cuenta, lo que parece correcto. En la parte urbana, la distinción tradicional en comunas se fundamenta en criterios de estratificación socioeconómica, buscando homogeneidad hacia adentro. Esto fue importante para orientar el gasto público y llevarlo a los lugares más necesitados. Sobre la orientación del gasto público no se ha dicho suficiente, pero existió, a partir de las comunas, una estrategia contra le desigualdad en la ciudad.

Es cierto que con el tiempo la estratificación de los barrios ha cambiado y seguramente su peso relativo en las comunas. Se hace necesario un nuevo estudio de estratificación territorial de los hogares. Esto permitiría apreciar la magnitud del cambio socioeconómico en más de 40 años, en parte como consecuencia de una política pública de redistribución del gasto. Una estrategia contra la desigualdad no se debe descartar, en un nuevo marco territorial para la ciudad.

Por otro lado, al pensar la nueva propuesta, no se rediseñó el territorio teniendo en cuenta el papel de un área metropolitana que le imprime una importante dinámica a la ciudad, especialmente en su relación con Jamundí y Yumbo. Se sigue planificando en pequeño y son los criterios políticos y electorales los que determinan hacia donde van las apuestas territoriales.

Si nos atenemos a la propuesta que se ha sostenido desde la Alcaldía, ésta se refiere a “seis localidades” o alcaldías menores. Tres de ellas van desde los Farallones hasta la parte urbana. La localidad 1, al norte del municipio, la 6 que llega al centro de la ciudad y la 5 que llega al sur con lo que hoy son las comunas 17, 22 y un área de expansión. Las localidades 2 y 3 están en el oriente de la ciudad y la 4 comprende el sector sur de Aguablanca, Navarro y el Hormiguero. Esta propuesta se hace después de un importante ejercicio de planificación territorial, con criterios diversos y luego de ‘concertar’ intereses. Tiene el problema, en mi opinión, que profundiza un sentido de segregación de la ciudad que sería necesario trascender.

Aunque algunas localidades combinan lo rural y lo urbano, con una estratificación diferenciada, otras, aquellas del Oriente, reproducen los rasgos de exclusión y marginamiento que han tenido consuetudinariamente sobre el conjunto de la ciudad. Sería ideal que esto no fuera así y que un alcalde de una localidad con barrios de estrato alto, pudiera provenir de barrios de la misma localidad, tradicionalmente excluidos por raza o género. Lo inverso también sería deseable.

Llama la atención que entre las iniciativas previas, la ‘Asociación Ríos y Pondajes’ propuso seguir la división de los ríos que vienen de los Farallones y llegan al río Cauca. Esta propuesta implicaría 4 alcaldías menores y permitiría cubrir todos los territorios, protegiendo los ríos que hoy están en situación lamentable. Importante alternativa ecológica y social. También, porque supone una burocracia menor (4 en lugar de 6 alcaldías menores). Una crítica que se puede hacer a la actual propuesta es que aumenta la burocracia, sin que esto se refleje necesariamente en mayor desarrollo urbano. Estamos ad portas del clientelismo territorial.