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La importancia del Censo

En lugar de realizar otro censo confiable, el Dane decidió enmendarlo, pero volvió a mostrar cifras dudosas. En el caso del Valle del Cauca, los datos no parecen correctos. La realidad revela otras tendencias.

9 de julio de 2019 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

Recientemente se realizó un censo nacional, cuyos resultados no manifestaron la realidad poblacional. Fue un censo mal planeado y peor ejecutado. Resultó que nuestra población había disminuido durante los últimos años. Las cifras que mostró no concordaban con otros datos, como la afiliación al sistema de salud, los afiliados a las cajas de compensación, etc., que indican lo contrario.

En lugar de realizar otro censo confiable, el Dane decidió enmendarlo, pero volvió a mostrar cifras dudosas. En el caso del Valle del Cauca, los datos no parecen correctos. La realidad revela otras tendencias. Vuelven a estar en contradicción con los afiliados al sistema de salud.

Existen diversas formas de verificarlos, como el número de usuarios de servicios públicos, o con los consumos registrados en otras actividades que no se relacionen con mayores ingresos, investigaciones que debieran promoverse, para desvirtuar las cifras publicadas por el Dane. La inmensa mayoría de los recursos que recibe la región, por parte del Gobierno Nacional, tienen como base el número de habitantes. A más habitantes, más recursos. Así que unos de los damnificados por lo datos falsos son el Gobierno Departamental y el Municipal, puesto que Cali también resultó sorpresivamente con una población mucho menor a la que se suponía.

Ojalá tuviésemos un crecimiento poblacional moderado. Si esto ocurriera verdaderamente, y los datos de la productividad, como es de suponer, se mantuviesen en aumento, mostraríamos un nivel de vida superior. Nuestra clase media sería más abundante. No es el deseo de aumentar el número de habitantes artificialmente, lo que se quiere es tener un censo confiable.

Los datos que se publican parecen una vuelta a Colombia en bicicleta, unas veces suben y otras bajan. Creímos tener más población y con esta información se construyeron los índices de medición para no pocas actividades. Así, por ejemplo: las mediciones de seguridad basadas en el número de homicidios por cada mil habitantes, si la población es menor, los índices empeoran, los homicidios están correctamente contabilizados. Lo mismo ocurre con los atracos y los robos.

Por otro lado, considerando los índices del Dane tendríamos una población más educada, menos niños se quedarían por fuera de las escuelas, el número de cupos está bien medido. Una mayor proporción de la población debería estar usando los servicios públicos de transporte, los pasajeros se registran con precisión, si nuestra población fuese menor tendríamos menos gente ociosa, y así sucesivamente.

Existen otros datos que son correctos, suministrados por las personas que sí censaron. Hoy hay más personas de edad que antes y la proporción de las personas mayores de edad creció. Esta tendencia la podemos corroborar en nuestras familias. Los hijos tienen menos descendientes que sus padres, por consiguiente, el aumento de población es menor, de lo cual no hay duda.

Hoy sentimos y palpamos en Cali la migración del litoral Pacífico, pauperizado y con inmensos problemas de seguridad. En nuestro perímetro urbano han surgido nuevos barrios, cuyo origen está constituido por ciudadanos nacidos en la costa, y otro tanto, en el interior de los departamentos de Nariño, Cauca y Choco. Si no, de donde proviene la multiplicación de habitantes en la ladera y en el oriente de Cali.