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El futuro en nuestras manos

De no mantenernos en la jugada, el retroceso será tal que la recuperación de la ciudad tardará más de una década

2 de enero de 2022 Por: Alejandro Éder

Cada Año Nuevo trae consigo la sensación del inicio de un nuevo ciclo, la posibilidad de renacer. Los últimos dos años han sido excesivamente duros para todos, para Cali y Colombia, para el mundo. Duros, pero se vislumbra un cambio de suerte. Hay indicios de que la pandemia del covid podremos controlarla, evento mega disruptivo que explica, por lo menos en parte, todos los dolores locales y globales de este tiempo. En Colombia, tenemos la posibilidad de elegir bien un nuevo presidente para impulsar el país. Y en Cali, ya casi pasa la pesadilla de la actual administración y si nos involucramos más podremos limitar su actuar, pues éste no merece la confianza ética ni la aprobación técnica de nosotros los ciudadanos.

Aunque este fin de año pareciera que a todo el mundo le dio covid, esta vez fue distinto. A pesar de haber enfermado a medio planeta, la cepa Ómicron del virus resultó ser más benévola. Para la mayoría de los afectados -en especial los vacunados- no tuvimos más que una gripa, lo cual es avance importante. Esto sumado al desarrollo de nuevos tratamientos para el virus, apuntan a que este año el temeroso coronavirus sea reclasificado como endémico, es decir, como lo es la influenza. Habrá que cuidarse, quizás vacunarse todos los años, pero salvo algunas excepciones, la penosa muerte o pasar semanas en la UCI no estarán entre las posibilidades para los vacunados. Ojalá así sea.

Esta realidad traerá oportunidades de recuperación acelerada tal como debe ocurrir al final de toda crisis. Eso estamos viendo ahora con el crecimiento económico proyectado de casi 10% para 2021; significante pero insuficiente. Aún falta recuperar decenas de miles de empleos destruidos durante la crisis, solo en Cali, 200 mil. Para mantener está senda, será clave elegir bien nuestro nuevo presidente en mayo. Eso significa una persona honesta, demócrata y capitalista, capaz de liderar con una nueva visión.

Colombia reclama y necesita un cambio y no lo podemos ignorar. Eso significa no jugar con el futuro del país ni hacernos los ciegos ante las conocidas prácticas politiqueras que están acabando con Colombia. Una eventual elección de Gustavo Petro es fatal. Su cuento ‘socialista’ recalentado de mediados del Siglo XX solo ha traído sufrimiento a los pueblos que apuestan por él. De igual manera, no olvidemos que el clientelismo y la corrupción que padecemos han acabado con la vida y los sueños de millones de ciudadanos. Por eso a la hora de escoger, entendamos la ética del candidato y de aquellos que lo rodean. Por más atractivo que se vea un aspirante y sus propuestas, si éste se asocia con la trampa de siempre será mansa paloma, peligrosa paloma. ¿O acaso en Cali no sabemos qué pasa si se elige al que roba pero hace?

Finalmente, este 2022 será en efecto el último año de la actual administración municipal -si no es revocada antes- pues en un año ya estaremos en campaña para la alcaldía. Ojos pelados caleños, en este tiempo debemos evitar que el daño a la ciudad sea mayor, evitar que nos metan más goles por la galleta. Como lo demostró la oposición ciudadana a la creación de la empresa Cali Inteligente, unidos se puede.
De no mantenernos en la jugada, el retroceso será tal que la recuperación de la ciudad tardará más de una década y no un solo periodo, como aún es posible. Lo más importante será vigilar la plata: no más contratación a dedo través de Emcali, hacer seguimiento a la famosa deuda que nadie sabe en qué se la gastan y a la contratación pública en general. El futuro está en nuestras manos.

Sigue en Twitter @alejoeder