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Despertar americano

A pesar de la altísima votación que logró el presidente saliente, lo cierto es que no se derramarán muchas lágrimas por su partida.

8 de noviembre de 2020 Por: Vicky Perea García

Durante la última semana, el mundo ha vivido la elección presidencial de Estados Unidos. Esto se debe a que es el país más poderoso del mundo y su destino afecta a todos. En esta ocasión, también se debe a lo convulsionada que ha sido la administración del Presidente Donald Trump, que para muchos, tanto aliados como detractores, fue no solo tosca, sino que puso en juego el liderazgo de Estados Unidos a nivel internacional.

A pesar de la altísima votación que logró el presidente saliente, lo cierto es que no se derramarán muchas lágrimas por su partida. Desde el punto de vista de Colombia, es importante interpretar correctamente el resultado electoral. Si bien la relación bilateral es bipartidista, a Colombia le conviene más Joe Biden pues será un intermediario más serio y estable, cree en el multilateralismo y ha trabajado bien con nosotros como congresista y vicepresidente.

Estados Unidos es un aliado irremplazable para Colombia, pero para el grueso de su población, incluyendo tristemente muchos congresistas, seguimos siendo escuetamente la fuente mundial de la cocaína y el epicentro de la violación de los derechos humanos en América Latina.
Tener un presidente que nos conoce y aprecia es siempre clave para dar vuelta a esta situación. Falta también, buscar activamente resignificar la relación bilateral y pasar de ser un país problema a ser un aliado estratégico ineludible.

Colombia tiene todo para lograr este objetivo. Lo principal, somos el único aliado inquebrantable de Estados Unidos en América Latina. Esa es una gran virtud, en especial en el contexto geopolítico actual de confrontación entre Estados Unidos y China. Estados Unidos necesita desarrollar sus socios comerciales en América Latina para que sean más prósperos y potentes, pues a medida que aumente el poder de China, muchos de los países asiáticos, que los mismos estadounidenses desarrollaron hace 40 años, pasarán de la órbita americana a la órbita china.

Colombia es el candidato perfecto para iniciar ese proceso gracias a la relación estratégica diplomático-militar que nos une hace décadas. De otra parte, tenemos la cercanía geográfica y el TLC con las mejores condiciones de acceso al mercado estadounidense de cualquier país latino. Esto sirve para atraer empresas americanas que están saliendo de China, y para abrir nuevos mercados para productos colombianos.
Además, una Colombia próspera, equitativa, rica y llena de oportunidades, será una Colombia en paz y sin narcotráfico, algo que interesa a ambas naciones. Impulsemos con fuerza esta visión en Washington para que se materialice.

Debemos también profundizar las relaciones militares con EE.UU., no reprocharlas como lo hacen algunos por razones trasnochadas. Tenemos un territorio vasto que defender y vecinos inestables que disuadir, esto será más cierto a medida que nos enriquezcamos. No es coincidencia que los países más ricos sean también los más fuertes militarmente. Bueno es fortalecernos de la mano de la democracia más poderosa del mundo.

Lo más valioso de mantenernos cerca de Estados Unidos es sin lugar a duda aprender de sus valores democráticos. Como todas las democracias, la de ellos no es perfecta, pero históricamente luchan por perfeccionarla. Y lo logran. No es de poca monta sobrellevar unas elecciones polarizadas y contenciosas de manera pacífica o elegir por primera vez una mujer de origen negro como vicepresidente en un país que fue esclavista y donde tristemente perdura el racismo estructural. Lecciones importantes para replicar.