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¿Y Bolívar?

Mientras José María Cabal se aprontaba para dar la Batalla de El Palo, a 1300 kilómetros de ahí Simón Bolívar marchaba con 2000 hombres desde Santafé para ocupar la Costa Atlántica en prevención de la Reconquista española cuya Armada ya atravesaba el Atlántico.

7 de julio de 2019 Por: Vicky Perea García

Mientras José María Cabal se aprontaba para dar la Batalla de El Palo, a 1300 kilómetros de ahí Simón Bolívar marchaba con 2000 hombres desde Santafé para ocupar la Costa Atlántica en prevención de la Reconquista española cuya Armada ya atravesaba el Atlántico. Al no encontrar apoyo del comandante militar de Cartagena Manuel del Castillo y Rada para ir juntos a tomar a Santa Marta, principal baluarte español donde arribaría primero El Pacificador Pablo Morillo, Bolívar resolvió dejar sus tropas en Cartagena y marchar solo a Jamaica. Presentía la hecatombe del sitio de Cartagena. Inicia entonces desde las Antillas su venturoso periplo hasta situarse en 1818 en Angostura a orillas del Orinoco.

La historia de Simón Bolívar durante los duros años de su lucha en compañía de granadinos, llaneros e ingleses en su recorrido por los Llanos Orientales, para transmontar la Cordillera Oriental por el Páramo de Pisba y caer sobre la Nueva Granada, asumimos ha sido suficientemente ilustrada e inculcada a la juventud durante doscientos años. Pero la preocupación que nos embarga ahora es el desconocimiento que el país tiene de la importancia actoral del suroccidente colombiano desde la Campaña de Simón Bolívar sobre Boyacá en adelante, hasta la última batalla de Independencia en Bomboná en las faldas del volcán Galeras tres años y medio después. Si bien ese protagonismo se encuentra consignado en las bibliotecas y universidades del país, no fue lo suficientemente enseñado en escuelas y colegios de la nación y menos desde hace 40 años cuando se quitaron las 73 horas de enseñanza pública de la Historia Patria en Colombia.

De ahí el énfasis que damos los habitantes de la cuenca del río Cauca, al reinicio de la cátedra de Historia Patria en escuelas, colegios y universidades en que se debe enseñar el protagonismo de todas las regiones del país y no solamente el de la cuenca del río Magdalena. Estas dos cuencas estuvieron aisladas geográficamente por la Cordillera Central desde la Conquista hasta hace poco. La carretera entre el Valle del Cauca y el Valle del Magdalena solo vino a darse al servicio en la década de los años 30 del siglo pasado y políticamente han estado separados también por la configuración de la administración estatal establecida allá en la vida de la nación.

Durante todo el Siglo XX en las escuelas y colegios, la Historia Patria indicaba que Simón Bolívar después de la batalla de Boyacá, había enviado al coronel venezolano Antonio José de Sucre a libertar los países del sur. Aparecía entonces el gran general repentina y sorpresivamente en las faldas del Pichincha, logrando un notable triunfo sobre las fuerzas realistas de Quito. Pero nunca le explicaron al estudiantado: ¿Cómo lo había hecho?, ¿por dónde, con quiénes y cuándo? ¿Cómo pudo pasar Sucre por Pasto hacia el Ecuador si durante diez años sólo lo había logrado Joaquín de Cayzedo y Cuero con sus tropas vallecaucanas? La razón es muy simple: Sucre no pasó esa vez por Pasto; historia que ha de reivindicarse para hacerle justicia a la región vallecaucana, que le aportó todo lo suyo a la liberación de la patria colombiana y a la de otros países con una gesta poco conocida en Colombia y Ecuador, como si ella nunca hubiera sucedido.

Del historiador José Manuel Saavedra Galindo, son estos conceptos que resaltan la participación vallecaucana en la Independencia de la Nueva Granada, al referirse a los testimonios existentes. Estos son contundentes: prueban estos documentos, cómo los hijos del Valle del Cauca no sólo derramaron toda la sangre que les exigió la causa de la libertad, sino que al servicio de ella, pusieron sus fortunas y caudales hasta quedar en la desolación y la ruina.