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Fusilamiento de Cabal

Con anterioridad a la batalla de La Cuchilla de El Tambo, José María Cabal y Carlos Montúfar quienes no participaron en ella, se habían trasladado al Valle del Cauca...

16 de junio de 2019 Por: Alberto Silva

Con anterioridad a la batalla de La Cuchilla de El Tambo, José María Cabal y Carlos Montúfar quienes no participaron en ella, se habían trasladado al Valle del Cauca. El comandante español Francisco Warletta llegó el 24 de julio a Buga. El día 30 Carlos Montúfar fue aprehendido y fusilado al día siguiente. A Cabal solo logran capturarlo en las montañas de Chinche, en Palmira, luego de someter a su familia a torturas y vejaciones. En afrenta pública y como escarnio ante sus paisanos, fue conducido a Popayán en un recorrido cruel por los sitios que habían sido el teatro de sus operaciones civiles y militares.

En la cárcel a donde fue llevado encontró a gran parte de los derrotados en La Cuchilla del Tambo, quienes habían sido sus compañeros en múltiples combates y esperaban su destino final. Entre ellos estaba su primo hermano Francisco Cabal a quien lo llevarían luego a Santafé junto con otros para ser fusilado allá. Dentro del numeroso grupo de prisioneros estaban los refugiados de Santafé: el general Joaquín París, el gobernador de Cartagena, Manuel Rodríguez Torices, José María Gutiérrez, José María Quijano, Francisco Antonio Ulloa, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Mariano Matute y muchos más, quienes después de ser llevados a Santafé, dejaron escritos con sangre sus nombres en los patíbulos de esa ciudad, igual que gran número de vallecaucanos lo harían en Popayán.

Se lo juzgó en Consejo Verbal de Guerra y como se acostumbraba con los ‘traidores’ a la corona española, se le condenó a ser fusilado por la espalda y sus bienes fueron confiscados. Se determinó el 19 de agosto de 1816 su fusilamiento en plaza pública.

Al salir rumbo al cadalso, junto con los coroneles Mariano Matute y José María Quijano, quienes le acompañaban en el suplicio final ese día, y cuando todos sus compañeros de prisión lo despedían llorando, le dirigió a Tomás Cipriano de Mosquera, quien en esos momentos era apenas un niño y estaba también preso con los de La Cuchilla del Tambo, estas sentidas palabras: Mosquerita, su tierna edad lo salvará; acuérdese de su general para vengarlo.

Se opuso a que le vendaran los ojos y ante el disgusto del padre Francisco Antonio Florido, a quién habían asignado para asistirlo en el patíbulo le dijo: Quiero ver la luz hasta el último momento. Quien desafió la muerte tantas veces, no tiene por qué temerla ahora.

El cadáver del general Cabal lo recogió la monja carmelita Inés Martínez Cabal, prima suya, para ser sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, donde permaneció 64 años, hasta que en 1881, su pariente el general Ignacio Vicente Martínez, hizo exhumar sus restos en calidad de jefe municipal de Popayán, para trasladarlos al templo de San Francisco, donde permanecieron hasta cuando sus sobrinos los reclamaron para trasladarlos a la ciudad de Buga, donde fueron depositados en la Iglesia de San Pedro, frente a la plaza principal que lleva su nombre.

En la actualidad varias ciudades se disputan ser la cuna del héroe, José María Cabal Barona quien nació en la hacienda Santa Bárbara del Hatico perteneciente en aquella época a Llanogrande pero fue bautizado en la vecina hacienda El Alisal que tenía capilla doctrinera. A su vez pertenecía al cantón de Buga. El lugar donde lograron capturar al general Cabal, parece haber sido descubierto recientemente por la Academia de Historia de Palmira en un antiguo aserrío en la margen derecha del río Amaime en su desembocadura a la planicie vallecaucana.

Santa Bárbara del Hatico es un ejemplo para el país del desarrollo de la economía agrícola vallecaucana. Allí se leen los pasos tecnológicos dados por la región en su larga vida.