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Un año después de Aylan, miles de inmigrantes siguen muriendo en el Mediterráneo

El padre del pequeño muerto en un naufragio dice que nadie hace nada por los refugiados.

4 de septiembre de 2016 Por: Redacción de El País | AFP

El padre del pequeño muerto en un naufragio dice que nadie hace nada por los refugiados.

Hace un año, la foto de un pequeño muerto en aguas del Mediterráneo recorría el mundo.  Esta semana el padre de Aylan Kurdi, el niño, lamentó  que los muertos en el mar “continúan” pero que “nadie hace nada”. “Después de la muerte de mi familia, los políticos dijeron: '¡Nunca más!'”, recuerda Abdulá Kurdi, que además de Aylan, de 3 años, perdió a su mujer Rehab, de 35 años, y a su hijo mayor Galip, de 5 años, ahogados frente a las costas turcas cuando su embarcación se hundió. “Todos querían hacer algo como fuera tras la foto que tanto les había conmocionado”, insiste este hombre de 41 años, cuya familia está enterrada en Kobané, una ciudad siria cerca de la frontera turca.No lamenta sin embargo la mediatización de la foto de su hijo porque considera que “una cosa así debe mostrarse para que la gente vea claramente lo que pasa (...). “El horror en Siria tiene que terminar. Las tragedias del exilio también”, concluye. La foto de  Aylan recorrió el mundo, pero no pasó lo mismo un año después con una tragedia similar.  “¿Pero qué pasa ahora? Los muertos continúan y nadie hace nada”, dice Abdulá.  El 19 de agosto del Mediterráneo recuperaron los cuerpos de dos niñas, una de ocho meses y otra de cinco años, muertas en un naugrafio  en el Canal de Sicilia.  Los cuerpos de las niñas junto con los de dos mujeres y un hombre adulto fueron rescatados a 22 millas náuticas de la costa de Libia en un operativo coordinado por la ONG  Migrante Offshore Aid Station , Moas, y un barco de pesca que se encontraba en la zona, según el comunicado divulgado por la entidad. Otra persona está desaparecida. Los 21 supervivientes del naufragio contaron que en total 27 personas, miembros de ocho familias sirias que huían de la guerra, viajaban en el barco que se volcó. La presencia de cuerpos flotando en el mar fue detectada por la tripulación del barco Fénix, perteneciente a MOAS que se encontraba cerca por otro naufragio.  Ese día  534 migrantes fueron rescatados en el mar  en once operaciones de rescate, informó la Guardia Costera italiana, que coordina las operaciones.  “Es hora de que la comunidad internacional tome medidas ante esta realidad y estudie soluciones seguras y legales para los más débiles, para que puedan tener acceso a la protección a la que tienen derecho”, declaró Regina Catrambone, fundadora la ONG MOAS, indignada por la muerte de tantos niños en el Mediterráneo.  Cruzar el estrecho de Sicilia es particularmente peligroso: unos 3.120 migrantes han perdido la vida desde el comienzo del año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), lo que representa un aumento del 26 % del número total de migrantes muertos en el intento de entrar a Europa por el Mediterráneo.  Más de 100.000 inmigrantes y refugiados desembarcaron en las costas italianas desde el comienzo del año, de acuerdo con las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).La gran mayoría de los inmigrantes rescatados en el mar desde enero provienen de África subsahariana, mientras que los refugiados sirios suelen usar poco esa ruta para llegar a Europa. Siria vive una crisis humanitaria tras cinco años de guerra. Es la tragedia de refugiados más grave después de la II Guerra Mundial. Europa sigue dividida Hace un año en una Europa agitada, Alemania decidía por su cuenta abrir sus puertas a los sirios. Desde entonces, la Unión Europea (UE) alcanzó un consenso sobre el cierre de sus fronteras, pero continúa profundamente dividida respecto a la acogida de los refugiados. La opinión pública del país estaba en esa época bajo la conmoción que supuso el descubrimiento en Austria de 71 migrantes muertos en un camión, y la foto del pequeño sirio Aylan. “Europa se encuentra en una situación que no es digna de Europa”, explicaba Ángela Merkel a fines del verano (boreal) 2015 para justificar su decisión de no devolver a los solicitantes de asilo sirios que huyen de la guerra al país por el que ingresaron a la UE, como dictan las reglas.Acusada por algunos de haber fragilizado el espacio Schengen de libre circulación, y aplaudida por otros por haber interpretado el drama humano de los refugiados, la canciller “tenía pocas opciones”, estima Stefan Lehne, experto de la fundación Carnegie Europa. “En ese momento, los Estados miembros de la UE estaban completamente divididos” y se perfilaba “una situación caótica”, continúa, que hizo a la canciller “modificar enseguida su política en un sentido mucho más restrictivo, pero sin cambiar su discurso”. Tras meses de desencuentros, los países de la UE finalmente lograron alcanzar, desde fines de 2015, un “nuevo consenso para reducir drásticamente el número de llegadas” de migrantes, lo que “restauró la capacidad de la UE para construir una acción común”, según Lehne. ‘La Europa fortaleza’ Esta convergencia se tradujo en la creación en tiempo récord de un nuevo cuerpo europeo para proteger las fronteras exteriores de la UE. El mismo estaría operativo a fines de 2016, y podría enviar hasta unos 1.500 guardias de fronteras hacia un país desbordado de migrantes en pocos días. También permitió el cierre de la ruta de los Balcanes y la conclusión de un controvertido acuerdo migratorio con Turquía, seguidos de un descenso masivo de la llegada de migrantes a Grecia a través del mar Egeo durante la primavera (boreal) 2016. Tras los 850.000 migrantes llegados desde Turquía en 2015, y los aproximadamente 1700 diarios hasta la conclusión del pacto del 18 de marzo con Ankara, las cifras pasaron a apenas algunas decenas por día en las semanas siguientes. La UE centra su mirada ahora en África, cuyas costas sobre el Mediterráneo se han convertido en el eje de las travesías clandestinas hacia Europa, que se prepara a proponer inversiones masivas a ciertos países a cambio de frenar las migraciones desde sus territorios. Libia Si los europeos se  entienden en el futuro con Libia, por donde pasan la mayoría de los migrantes hacia Italia (más de 112.000 entre enero y agosto), "entonces se podrá decir que 'la Europa fortaleza' se habrá convertido en una realidad", estima Demetrios Papademetriou, presidente del Institute Migration Policy Europe. Según Yves Pascouau,  director en el European Policy Center y especialista en cuestiones migratorias, "la idea de cortar las rutas migratorias, en términos de 'realpolitik', ha funcionado efectivamente".Pero el acuerdo con Turquía  es "frágil", política y jurídicamente, subraya el investigador, y "no siempre se ha logrado superar las divisiones entre Estados miembros" sobre la acogida a los refugiados.

 

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