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¿Qué hay detrás de los insultos de Donald Trump y Hillary Clinton?

El magnate republicano se acercó en las encuestas a la exsecretaria y prendió las alertas entre los demócratas. Analistas prevén candente final electoral en EE. U

29 de mayo de 2016 Por: Gerardo Quintero Tello, Jefe de Cierre El País.

El magnate republicano se acercó en las encuestas a la exsecretaria y prendió las alertas entre los demócratas. Analistas prevén candente final electoral en EE. U

“Mujer corrupta, estridente, deshonesta, ‘vergueada’ en las pasadas elecciones y casada con un hombre que ha hecho sufrir a muchas mujeres”.

“Hombre divisionista, misógino, imprevisible, errático, que menosprecia a los discapacitados y que representa el clásico caso del bravucón y matón de barrio”.

Como si se tratase de cualquier batalla verbal de la política de este lado del continente, el duelo entre el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton está tomando ribetes que sorprenden en las tradicionalmente anodinas elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

Desde ambas trincheras partidistas, el fuego de palabras de grueso calibre resuena con calificativos personales a los que están poco familiarizados los electores del país norteamericano.

El picante, sin duda, lo ha puesto el multimillonario Donald Trump, el hombre por el que hasta hace unos pocos meses nadie apostaba,  tildado de payaso, el del pelo colorado y al que muchos hoy llaman el ‘Berlusconi americano’.

Trump derrotó a sus 16 contrincantes y ya logró el número mágico de delegados para garantizar su victoria en la convención republicana de julio. Sus posiciones radicales en torno al calentamiento global (invento chino, dice);  la migración (fronteras cerradas para musulmanes y latinos) y el papel que debe jugar Estados Unidos en el mundo (‘Primero América’, es su lema) conectaron con la base más conservadora republicana y lo tienen como una esperanza real de este partido para recuperar la Casa Blanca.

“Cuando Trump lanzó su candidatura, hace más o menos un año, los analistas y líderes republicanos esperaban que se desinflara. Inclusive cuando empezaron las  primarias a inicios del 2016, la expectativa era que alguno de los candidatos más experimentados ganara la nominación republicana. Hoy están atónitos de que Trump sea el candidato”, dice para el País Juan Albarracín, candidato a doctor de la  Universidad de Notre Dame, en Indiana.

Para Albarracín, el enfrentamiento entre Clinton y Trump tendrá condimentos especiales, pues por un lado se encuentra una candidata con niveles de rechazo altos, pero mucha experiencia y curtida en competencia política y, por el otro, un novato sui géneris conectado con un público conservador, pero también con altos niveles de rechazo.

La confrontación entre Trump y Clinton promete ir subiendo de temperatura en los próximos meses. Sin duda los ataques más fuertes provienen desde las toldas del republicano, que sabiéndose ganador de su nominación ha arreciado las críticas sobre Clinton. El fin de semana pasado no dudó en meterse en las sábanas de la ex primera Dama y acusarla de ser cómplice de las infidelidades de su esposo, el ex presidente Bill Clinton.

Aunque Hillary ha respondido a algunos embates, muchos se preguntan hasta cuándo mantendrá el equilibrio y si ya no será hora del gran contraaque demócrata.

Para Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi, el peor escenario para Hillary es precisamente ese. “A Clinton no le conviene responderle a Trump. Le es mucho más útil tratar de imponer una agenda en la que se sienta discutiendo temas económicos o de política exterior, donde no solo sabe más, sino que además  puede hacer notar su superioridad intelectual”.

El escritor e investigador de política internacional, Enrique Serrano, va más allá y sugiere que  lo que pretende Trump es llevar a la candidata demócrata al terreno más fértil para él, es decir, el de la retórica, el espacio donde se hable más fuerte, en esencia, el territorio Trump. “Él no es tonto y está asesorado por gente experta en llevar las cosas a los extremos, que es lo que le conviene más a los republicanos en este momento, en lugar de tratar de competir en el mismo discurso con los demócratas. La polarización conviene a los republicanos, que están tratando de hacer una campaña que tenga una fuerza y dinámica que no suele tener este tipo de confrontaciones en los últimos tiempos en EE.UU”.

Resistencia a TrumpMillonarios  que históricamente hacen enormes donaciones a los republicanos -como los empresarios Paul Singer, Joe Ricketts o William Obendorf- sugirieron que están dispuestos a apoyar a Clinton.

Se esfumó la ventaja

Y es que el escenario no se presenta fácil para Hillary. Si hasta hace unos meses doblaba en las encuestas a Trump, hoy el panorama para la candidata demócrata se muestra comprometedor. El último promedio del portal Real Clear Politics, que es seguido de manera religiosa por los electores americanos, muestra que Trump tiene un respaldo del 43,4 % frente al 43,2 % de la exsecretaria de Estado. Esta es la primera vez que el ‘show man’ de la política le saca ventaja a Hillary. Incluso, un sondeo de ABC y Washington Post también dejó ver a Trump con dos puntos de ventaja sobre Clinton.

Esto, obviamente, ha encendido las alarmas entre las toldas de la también ex congresista que consideraban ‘pan comido’ una confrontación con el excéntrico millonario.

Luciana Manfredi, experta en mercadeo político y política internacional de la Universidad Icesi, considera, sin embargo, que para los estrategas del equipo Clinton deberá ser más relevante recoger el voto de los indecisos y de los electores de Bernie Sanders, que no simpatizan mucho con ella, que entrar en una confrontación con Trump.  “Los republicanos no van a votar por ella, eso es claro, pero para los demócratas de Sanders ella se convierte en ‘la menos mala’ o ‘the second best’, entonces la estrategia apunta allá, a recoger a esos indecisos o que no simpatizan con ella, pero para los cuales representa la opción menos mala”.

Eso lo sabe Hillary, quien esta semana se apuró a recordar que “cuando retiré mi candidatura y apoyé al senador Obama, casi el 40 % de mis partidarios decía que jamás votaría por él. Y trabajé mucho para ayudarlo. Y estoy segura que el senador Sanders hará lo mismo”.

El escritor y analista Enrique Serrano, sin embargo, hace notar que en términos de retórica, como hoy se está manejando el debate en Estados Unidos, es indudable que el Partido Demócrata está perdiendo la batalla, lo que de todas formas no significa que vaya a perder las elecciones.

“En términos retóricos Trump es el más fuerte y sus asesores le están diciendo que use ese lenguaje explosivo para retar y obligar a Clinton a tratar asuntos muy espinosos como migraciones, relaciones internacionales, orden fiscal, manejo de economía, que a los demócratas les cae muy mal”.

En cambio, para el ecuatoriano Roberto Izurieta, analista político de CNN y profesor de la Universidad George Washington, con quien debe pelear la ex secretaria de Estado es con ella misma y con la imagen que proyecta.

“Hillary Clinton es la candidata en teoría “perfecta”: tiene una carrera política llena de experiencia, conoce los problemas de Estado a profundidad y tiene propuestas elaboradas por los mayores expertos en cada una de las áreas. Pero no inspira confianza. Casi nunca se sabe lo que Hillary Clinton realmente piensa y siente, en ella todo está programado y muy bien calculado”, advierte.

Izurieta agrega que un ejemplo de ello fue cuando Hillary dio su discurso en Iowa, después de ganar por un estrecho margen a Sanders. “La imagen que Hillary Clinton proyectaba era una imagen de poder y es exactamente contra ese poder que los votantes están rechazando. Bill Clinton es muy popular dentro de los demócratas, pero la imagen que proyectaba Hillary y Bill Clinton en su discurso de Iowa era la imagen de una pareja de poder”.

Esto lo sabe Trump, quien no desaprovecha ningún resquicio para mostrar a los Clinton como una pareja diabólica que se ha apoderado de la escena política de EE. UU. en los últimos 30 años. Los Clinton, en conjunto, han evitado responder los misiles verbales, pero desde la campaña de Hillary han intentado voltear el discurso de Trump diciendo que su arsenal es una señal de su debilidad. El que sí replicó esta semana fue Nick Merril, uno de los voceros de la campaña de la ex secretaria de Estado, quien dijo que “Trump está haciendo lo que mejor saber hacer: atacar cuando se siente herido y arrastrar a los norteamericanos al barro para su propio beneficio. Si es la campaña que desea hacer, es su elección”. Y a la luz de los acontecimientos, ya sabemos qué decisión tomó el millonario neoyorkino de los ‘realitys’.

Para la analista Luciana Manfredi, con su actitud pendenciera, Trump está olvidando que de ganar las elecciones debe formar un gobierno y que eventualmente necesitará de aquellos a lo que ha pisoteado en el camino. 

“Entre los dos tiene más posibilidades Hillary y eso se va a volver más evidente a partir de mediados de octubre-- las elecciones son a principios de noviembre-- cuando artistas, deportistas, otros políticos y el resto del mundo va a intensificar su campaña anti Trump”.

Otros, como el politólogo Juan Albarracín, prevén una contienda muy sucia, con muchas campañas negativas. “Los ataques personales a Hillary, tratar de destruirla con comentarios sexistas, es parte de la estrategia de Trump. Eso no es nuevo. Hillary todavía está en medio de las primarias, luchando con un contendor, Sanders, que resultó más fuerte de lo que ella esperaba. Aunque ya empezó a atacar,  solo podrá enfocar toda su atención en Trump cuando acabe el proceso de nominación demócrata”.

Un sondeo del fin de semana pasado, realizado por el diario Washington Post, advierte que los dos candidatos alcanzan casi un 60 % en imagen negativa, un nivel de rechazo nunca antes visto en una elección presidencial. Hasta en eso están empatados.

Tal vez sea por esa cruenta batalla que parece avecinarse, que algunos electores han decidido marginarse del todo de la contienda electoral.  Como una mujer en el estado de Virginia que prefirió morirse en lugar de tener que votar en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Un obituario publicado en el periódico Richmond Times-Dispach lo resume todo: “Ante la idea de votar ya fuera por Donald Trump o Hillary Clinton, Mary Anne Noland optó, en su lugar, por dar el paso hacia el amor eterno de Dios”.

(Con apoyo de Agencia AFP)

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