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Once años de incógnitas: los enigmas detrás del atentado del 11-S

El ataque al Pentágono, las advertencias no atendidas, un edificio de la CIA. ¿Qué hubo tras los ataques del 11-S? Enigmas detrás de la tragedia.

17 de septiembre de 2012 Por: Diego Chonta | Corresponsal de El País

El ataque al Pentágono, las advertencias no atendidas, un edificio de la CIA. ¿Qué hubo tras los ataques del 11-S? Enigmas detrás de la tragedia.

Las grandes tragedias dejan también grandes enigmas. Y parece ser que entre más grande, más incógnitas. Ninguna otra frase encajaría mejor en el que ha sido el mayor y más publicitado atentado terrorista de la historia del hombre: once años después de que un comando se estrellara con aviones cargados de pasajeros contra las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC) de Nueva York y El Pentágono, pareciera que la lista de preguntas sin responder, en lugar de mermar, sigue creciendo.Aunque millones de testigos vieron como los aviones se dirigían hacia las torres para chocar contra ellas el 11 de septiembre del 2001 , y han decidido creer en la historia oficial, otro gran número considera que tras las investigaciones de organismos independientes, y de testigos, que no tuvo en cuenta el Gobierno norteamericano, hay razones de sobra para sospechar y dudar de todo lo que se dijo.“Ningún otro evento de esta naturaleza va a dejar tantas incógnitas, sobre todo, cuando cada vez más nos damos cuenta de que el fin -para estos países y sobre todo en este caso, para las grandes empresas que los dirigen- justifica los medios.Yo pertenezco, si quieres, a esa corriente que considera que el Gobierno Norteamericano conocía todo el plan, pero permitió que se ejecutara porque este atentado era la señal de salida para una nueva guerra en la que se iban a gastar miles de millones de euros, como ha ocurrido, y con la cual se hicieron más ricos muchos de los señores poderosos del Gobierno de Bush”, dice del profesor de Historia Moderna Guillermo Alcázar Muñoz.Cómo él, muchos investigadores creen ciertas algunas de las teorías de la conspiración en los atentados, sobre todo en tres líneas básicas. La primera: que el Gobierno de Estados Unidos sabía de antemano lo que iba a suceder, como quizá supo el presidente Franklyn Roosevelt del ataque japonés a Pearl Harbor, pero que “dejó que pasara con un propósito” (entrar a combatir en la II Guerra Mundial, tal y como ocurrió luego). La segunda, que no fue un avión lo que impactó contra unas de las alas del Pentágono, y la tercera, que el edificio identificado como el número 7 del WTC (contiguo a las Torres Gemelas y propiedad de la CIA), y que se derrumbó en con el colapso de las dos torres impactadas, fue en realidad demolido con explosiones con algún propósito.Aunque a lo largo de estos once años ha habido ingentes esfuerzos por parte de la administración norteamericana de acabar con estas teorías, no ha habido manera de responder a otras preguntas que podrían ayudar a despejar todas las incógnitas.Kurt Eichenwald, del New York Times y autor del libro ‘500 días: Secretos y Mentiras en la Guerra del Terror’, reunió para este décimo primer aniversario una serie de advertencias que el presidente Bush no quiso tener en cuenta en el 2001 y que alertaban del posible ataque.El primero de ellos, según Eichenwald, lo difundieron los organismos secretos de la CIA el 1 de Mayo y advertía la presencia de un grupo que en el mismo territorio norteamericano estaba planeando un ataque, una operación terrorista de gran envergadura. Casi dos meses más tarde, el 29 de junio, otro documento que tomaba como base una entrevista a Ossama Bin Laden, advertía de nuevo el peligro. Y dos días después, un informe secreto decía que de acuerdo con las investigaciones, el atentado había sufrido un “aplazamiento”, pero aún así, estaba casi que confirmado.Una semana más tarde, en una reunión en la Casa Blanca, uno de los funcionarios del grupo antiterrorista sugirió que el personal debería estar preparado para un ataque y se dieron a conocer las palabras desde chechenia de Ibn Al-Katthad, vinculado a Al Qaeda, que decía que estaban preparando “una noticia grande”.De ahí adelante se pasaron comunicados de advertencia el 24 de julio, el 4 y el 6 de agosto, incluyendo un informe sobre la detención de un saudí que luego sería vinculado con los atentados. Pero a pesar de las advertencias, el presidente Bush no se lo tomó en serio.Para la periodista española Ana Rivera-García, lo anterior no es lo único que preocupa luego de once años, sino la forma como colapsaron las dos torres derrumbándose como un castillo de naipes cuando estaba demostrada su resistencia, incluso con un atentado terrorista anterior en uno de sus sótanos.“Supongamos que se vinieron abajo por las altas temperaturas que fundieron sus bases de hierro y acero, pero lo que nunca nos quedará claro es cómo se vino abajo el edificio que estaba al lado, a una manzana, el número 7 del WTC, de 45 pisos, uno de los mejor equipados del mundo, que según lo expertos colapsó por una explosión controlada en la misma base del edificio, ya que ningún avión cayó sobre él”. ¿Qué funcionaba allí? Un centro de información de la CIA, FBI y de la SEC -esta última encargada de investigar los casos de escándalos financieros-, oficinas importantes del Departamento de Defensa y del Servicio Secreto, es decir, un sitio que guardaba varios tesoros informáticos. “Si repasas las noticias, la periodista Jane Standley de la BBC informó que el edificio se había desplomado mucho antes de que ocurriera en realidad, 20 minutos antes. ¿Y de qué manera se vino abajo?, vertical, es decir, desde abajo, algo que no ocurre sino cuando es demolido de manera controlada. Mucha gente dijo haber escuchado explosiones en la zona, pero a algunos testigos se les prohibió hablar del asunto”, explicó Ana Rivera-García.Lo claro es que ningún edificio, antes del 11-S, en más de cien años de historia de los edificios de acero, había colapsado por causa del fuego. Nadie en once años ha respondido cómo comenzó el fuego en el edificio 7. Los bomberos de Nueva York calificaron las causas como desconocidas.Algunos van más allá y se lanzan con una teoría que resulta difícil pero no imposible de creer. Andreas von Bülow, miembro del Parlamento alemán, afirmó el 20 de junio del 2006 en una entrevista radial “que los ataques fueron realizados por los más altos niveles del aparato de inteligencia de Estados Unidos y que usaron la Torre 7 del WTC como búnker de comando, la cual fue posteriormente demolida para destruir toda evidencia”.Según Von Bülow, “los relatos oficiales son tan equivocados que debió haber sido un trabajo desde adentro”. De acuerdo con su hipótesis, desde la Torre 7 se controlaron los aviones y hubo dos procedimientos: uno fue el vuelo de los aviones y el segundo las explosiones. Bülow cree que debió ser un pequeño grupo dentro de la CIA y con la ayuda de los servicios secretos de Arabia Saudita y Pakistán.Pero hay más. En el 2006, cinco años después de los atentados, el Gobierno de los Estados Unidos, a petición de numerosas organizaciones ciudadanas y ante los rumores sobre lo que había pasado en el Pentágono el 11-S, mostró por primera vez un video, tomado desde los aparcamientos exteriores, del “avión” estrellándose contra uno de los muros del Pentágono. En la grabación, a duras penas, se observa un “objeto” y no se distingue si fue un avión, el vuelo 77 de American Air Lines que se estrelló a las 9:37 am con 59 personas a bordo, o un misil.Los videos, cada uno de tres minutos, no lo aclaran por completo. En uno de ellos se puede observar un coche de Policía que pasa por delante y un instante después, algo borroso que aparece por la parte de la derecha de la pantalla y luego, sí, la explosión, llamas, el humo. Pero lo borroso no se sabe qué es.“Expertos que han interrogado -expresa el investigador español Fernando del Río- han atestiguado que el avión Boeing de American tuvo que hacer un giro de casi 270 grados en muy poco espacio aéreo, algo casi imposible para aviones tan grandes, como un Boeing 757 de pasajeros. Voló 40 minutos en un espacio súper controlado y vigilado sin que nadie se diera cuenta y se estrelló contra un ala del Pentágono que en esos días, estaba siendo reformada, es decir, que no tenía muchos trabajadores”. El investigador insiste en que cuesta creer que estos terroristas, con apenas algunas clases de piloto, hubieran podido dar semejante giro. “Yo pienso que los que tenemos los ojos abiertos sentimos un amargo dolor, una enorme impotencia al sospechar que nos han ocultado y seguirán ocultando la verdad”.

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