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Es hija y nieta de aviadores navales. Su padre fue el astronauta finalista del programa Mercury y exprisionero en la guerra contra Vietnam. | Foto: Foto: Especial para El País

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Las anécdotas 'estelares' de una consagrada mujer astronauta

Wendy Lawrence, consagrada astronauta, habló con El País sobre su experiencia espacial y su nueva misión: que los niños alcancen las estrellas.

14 de noviembre de 2018 Por: María Camila Cardona - reportera de El País

Wendy Lawrence nunca tuvo en sus propósitos de vida ser una heroína, sin embargo, sí que lo es. A sus 59 años, esta astronauta de aspecto delicado y tierno, puede contar con orgullo que fue la primera mujer en graduarse de la Academia Naval de los Estados Unidos que llegó al espacio.

Con su voz pausada, Lawrence relata que logró salir cuatro veces de la tierra. Un sueño que despertó en ella a los 10 años y que pudo cumplir a los 33, cuando fue seleccionada por la NASA. A partir de allí, comenzó una carrera ‘hacia las estrellas’ en la que registró más de 1200 horas en el espacio.

Su talento la llevó a ser una de las elegidas para coordinar el primer vuelo tras la explosión del transbordador Columbia, una tragedia que cobró la vida de siete astronautas en el año 2003 y que puso en tela de juicio la seguridad de los viajes espaciales.

¿Siempre soñó con ser astronauta?

Sí. Desde que tenía 10 años, yo soy relativamente vieja, alcancé a ver a Neil Armstrong y a Buzz Aldrin aterrizar en la luna, y ese fue el día en que el sueño de ser una astronauta empezó.

¿Qué siente al ver en el espacio esos lugares conocidos de la tierra? y ¿desde allá se ve el daño ambiental?

Es una vista de la que uno nunca se cansa, la tierra es un planeta muy bello, y parece que cada vez que vuelas tienes la oportunidad de ver algo que no habías visto antes, he visto volcanes hacer erupción, luces del norte y del sur, siempre es divertido ver desde arriba un lugar que has visitado aquí en la tierra.

Respecto al daño, podemos ver el impacto gradual, ver todo el daño que estamos haciendo a nuestro planeta, todos los árboles que no están; mi primer vuelo fue en 1995, mi último vuelo fue en 2005 y podía ver el impacto de la deforestación en el amazonas, el suelo acabándose en Madagascar, entonces es triste ver lo negativo que los humanos hemos sido para el planeta.

¿Luego de ver ese impacto considera que se cambia de perspectiva?

Claro que sí. Se hace más claro para aquellos que hemos visto la tierra desde arriba, que es nuestra responsabilidad cuidar este planeta.

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¿Extraña algo de la tierra en el espacio?

No mucho (risas). La forma en que el programa de transbordador funciona es que cada misión tiene tantas cosas que debes cumplir que en definitiva siempre estás muy ocupado, y no tienes mucho tiempo para pensar en qué cosas extrañas de la tierra.

Sospecho que si yo tuviera una oportunidad de estar muchísimo tiempo en la estación espacial, de pronto extrañaría cosas como el helado, oler el aire fresco o el olor de la lluvia. Pero nunca extrañé la tierra, estando en misiones espaciales, es que cuando el planeta pasa por tu ventana, te olvidas de cualquier cosa.

¿Cuánto tiempo se preparó para ser astronauta?

Cuando eres escogido por la NASA no eres un astronauta todavía, eres un candidato de astronauta, y ahí es cuando me gusta decirle a los niños “A nosotros nos toca ir a la escuela de astronautas”, entonces para mí eso fueron unos quince meses donde tuve que aprender del transbordador espacial, y luego entrenar para las misiones de transbordadores, fue más o menos un año.

Los candidatos de astronautas que son escogidos ahora, deben aprender de la estación espacial, que es un oficio bastante complicado, pero su preparación inicial es de dos años, y si completan exitosamente, son designados como astronautas y eso los certifica como tal, lo que implica que pueden ir misiones. El entrenamiento está alrededor de tres años.

¿Cómo fue participar en la primera misión tras la explosión del transbordador Columbia?

Creo que todos los miembros de la tripulación estábamos muy honrados de haber sido seleccionados para la misión; teníamos una gran responsabilidad y estábamos determinados a hacer nuestra misión de la mejor manera, a demostrar que había maneras de volar el transbordador de modo seguro otra vez. Porque sabíamos que eso era lo que la misión STS 107 hubiera querido.

También lo hicimos por sus familias, para que supieran que íbamos a trabajar duro por continuar el programa en el que sus seres amados trabajaron valientemente. Ellos pensaban que era muy importante que los seres humanos estuvieran en el espacio; queríamos ir arriba y demostrar que era posible continuar llevando humanos de forma segura.

¿Cómo cree que está actualmente el rol de la mujer en trabajos como este que han sido impulsados principalmente por hombres?

Bueno, si miras a las últimas clases de candidatos que la NASA ha escogido, la clase del 2013, 50 % eran mujeres, la clase del 2017, fueron escogidas creo que cinco mujeres, entonces hay representaciones importantes.

Estamos hablando que un 50 % han sido mujeres en las últimas clases de astronautas, y hay mujeres que son directoras o controladoras de vuelo, las oportunidades en la actualidad son básicamente iguales.

¿Qué hacen en su tiempo libre en el espacio?

Mirar las estrellas por la ventana. Podemos flotar, no tenemos el campo electromagnético de la tierra, entonces imagina solo dejar ir tu cuerpo en el aire, es simplemente una sensación increíble el poder volar si quieres, y disfrutamos el hecho de que no tenemos que pelear contra la gravedad.

¿Siente que la gente ha perdido el interés o la curiosidad por el espacio?

Sí, pero eso se debe a que están alejados de lo que se hace, cuando las personas tienen la oportunidad de venir y conocer las experiencias que permite por ejemplo el Kennedy Space Center, salen con una sensación de emoción o asombro. Es que cuando presencian su primer lanzamiento de cohete u oyen los ruidos de despegue, sienten su poder y ven como se lanza al espacio, es una experiencia excitante.

El ser humano mantiene soñando con lo que no conoce, lo que no ve, en definitiva con el universo, ¿Pero, un astronauta con que sueña?

Fui muy privilegiada de haber logrado cumplir mi sueño, y hubo mucha gente que me ayudó en el camino, esto no es un sueño que sea fácil de realizar por ti solo, empieza con ir a la escuela, tener muy buenos profesores que crean en ti, tus padres, familiares, tus amigos.

Tu llegas a mi punto en la vida y piensas en toda esa gente que te ayudó en el camino, y sientes en tu corazón el deber de hacer lo mismo. He conocido muchos niños pequeños que han tenido ese mismo sueño y si puedo inspirarlos un poco, darles algo de confianza y que al decirles que “sí yo pude ellos pueden” sientan que pueden seguir mis pasos. No creo que haya otro sueño que se pueda equiparar, aunque aún quiero ir a la luna (risas), con eso es con lo que sueño ahora, con caminar en la luna.

Kennedy Space Center Visitor Complex

Kennedy Space Center, ubicado en Cabo Cañaveral, es donde el lanzamiento de cohetes y la inspiración comienzan.

Un sitio lleno de magia que permite hacer real la experiencia de viajar a marte. Ahí Lawrence inspira a los jóvenes que sueñan con esto.

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