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Ignacio Montoya Carlotto cuenta cómo recobró su identidad

El nieto recuperado de la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, cuenta su historia y cómo regresó a su familia biológica.

5 de abril de 2015 Por: Meryt Montiel Lugo / Editora equipo de domingo

El nieto recuperado de la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, cuenta su historia y cómo regresó a su familia biológica.

Su mamá, Laura Carlotto, activista secuestrada, detenida y torturada durante la dictadura militar argentina lo dio a luz el 26 de junio de 1978. Durante el alumbramiento ella estuvo esposada, encapuchada y solo la dejaron estar con la criatura cinco horas.  

Después el bebé, a quien ella le susurró que se llamaría Guido, en honor a su padre Guido Carlotto,  fue desaparecido. A los dos meses del hecho, Laura fue baleada en una ruta de la provincia de Buenos Aires y su cadáver, con el rostro destrozado, entregado a su familia. 

Estela de Carlotto, presidenta de  la organización  Abuelas de Plaza de Mayo  buscó a su nieto por  36 años. De su existencia había sabido a través de una compañera de cautiverio de  su hija. 

El 5 de agosto del año pasado pudo anunciarle al mundo que lo había encontrado.  Era un joven músico que figuraba con el nombre de Ignacio Hurban Rodríguez, quien, luego de que una vecina le notificara  que era hijo adoptivo, lo asaltaron las dudas, quiso despejarlas y se sometió a un proceso de identificación que lo llevó a practicarse exámenes de ADN que le arrojaron que era hijo de  Laura Carlotto y Walmir Óscar Montoya, jóvenes que militaron como ‘montoneros’ y fueron asesinados durante la dictadura.

Confrontó a sus padres de crianza y ellos le contaron que habían sido engañados por  el patrón de la hacienda donde trabajaban como peones, pues este les había dicho que él era hijo de una mujer que no quería tenerlo y firmaron unos papeles pensando que eran los de la adopción, “los que terminaron siendo otra cosa y ellos terminaron siendo engañados”.

Ese músico que toca piano e interpreta tangos y jazz, llegará a Bogotá junto a su abuela a participar en la Cumbre Mundial del Arte y la Cultura por la Paz, que se desarrollará desde  mañana hasta el 12 de abril. Ellos vendrán  a compartir sus experiencias y a destacar cómo el arte es un camino para la pacificación de los pueblos, “un camino que parece ingenuo, pero que tenemos la responsabilidad  de probarlo”, como aseguró Ignacio.

Desde la ciudad de Olavarría, a 350 kms de Buenos Aires, Ignacio Montoya Carlotto habló con El País:

Con la noticia  de ser el nieto de Estela de Carlotto se convirtió usted en un personaje público mundial…

Y no un personaje público cualquiera, sino con una carga simbólica fuerte que tiene que ver con el afuera y no estrictamente conmigo, entonces hay cosas que hay que trabajar. Como mi nombre: todo el mundo me bautizó Guido y yo me llamo Ignacio.

¿Cómo después de 36 años decide indagar sobre su  identidad?

Saber que era adoptado y cómo había sido mi historia hizo que saliera  a hacer la búsqueda. Todo lo demás se dio rápido. Yo me enteré de mi adopción el 2 de junio, día de mi ‘cumpleaños’.  Y a los dos meses ya estaba esta situación pública, fue todo rápido,  por suerte, porque en casos así, la espera es fatal.

¿Por qué cree que Celia, la vecina, le contó de su adopción a su esposa Celeste? ¿Qué la motivó a hacerlo?

Porque el padre de Celia era amigo del patrón de mi padre adoptivo que fue quien me llevó al campo. Cuando fallece el patrón (marzo de 2014)   siente que me lo tenía que contar.  Creo que lo hizo por razones morales.  Y le he agradecido.

¿Qué hizo entonces?

Después de hablar con Celia, que no sabía mucho, pero fue significativo, hablé con mis padres. Ellos me dijeron todo lo que sabían, me explicaron sus razones y  no hice más averiguaciones que presentarme en ‘Abuelas’, llenar las planillas que tienen para tales fines.

Fui a buscar mi partida de nacimiento, que  vi, tenía algunas irregularidades como que yo estaba anotado en un domicilio particular y no en una clínica, como son todos los partos normalmente.

Todos esos datos que fui recabando los presenté en ‘Abuelas’ y a los días de haber presentado los papeles me llaman desde Conadi, la institución que hace las investigaciones y tiene la potestad de  pedirle a los interesados que se hagan el ADN, para decirme que,   dadas las circunstancias yo me hiciera la extracción (de sangre) para cotejarla con el Banco Nacional de Datos.  A los 15, 20 días, el 5 de agosto, me llama Claudia (Carlotto), titular de Conadi, que es mi tía, para decirme la noticia.

Dice que sus padres  fueron engañados. ¿Quizá su amor por ellos no lo estará encegueciendo?

Qué se yo. Pero no, no creo que me esté encegueciendo el amor, el amor no sé si enceguece (risas), justamente lo que da el amor es luz. Nunca ceguera. 

¿Cómo va el proceso judicial de su caso? Siempre hay nuevos capítulos. 

De eso no te puedo responder nada, porque ahora cambió la jueza. María Servini era la que estaba a cargo, la recusaron y cambió a otro juez y yo no he declarado todavía, no es prudente decir algo pues mi declaración va a ser dentro de unos días o un mes.  

¿Qué recuerda de Carlos Francisco Aguilar, el patrón de sus papás?

No tengo mayores recuerdos en cuanto nos veíamos muy poco porque él no era muy asiduo a pasar demasiado tiempo en el campo, iba  a darle una orden a mi papá y nada más.

Sí lo recuerdo a través de lo dicho por los demás: un personaje de la alta sociedad olavarriense, siempre relacionado con los militares, con un pensamiento de extrema derecha, con algunas actitudes muy afines con el sistema militar de la época, pero recuerdos personales no tengo demasiados porque lo veía poco. Además, yo me fui rápido del campo ya que por mis estudios secundarios me vine a vivir a  Lomanegra, localidad cercana a Olavarría, que era donde mis padres estaban construyendo una casa propia, que es donde viven ahora.

¿Es cierto que el médico Julio Sacher, que supuestamente certificó la falsa partida de su nacimiento aún ejerce?

Eso también está dentro de la causa. Todo eso se va a reactivar ahora, todo eso serán explicaciones que tendrán que dar todas las personas que hicieron estas cuestiones. Es importante que se esclarezcan todas estas cosas,  porque es la única manera que tenemos de sanar las heridas, no solamente las mías sino las de la sociedad en general.  

Ha dicho que no solo los militares estaban implicados en este caso…

 El golpe militar de hace décadas, desde unos años para acá, se le ha denominado un golpe cívico-militar. Esto que sucedió en Argentina no ha sido solo producto de la voluntad horrible de un grupo de militares. Para hacer todas esas atrocidades los militares contaron con un segmento de la nación, que aunque minoritario, sí tuvo mucho poder. Esa parte de la sociedad también deberá rendir cuentas porque  ha sido partícipe de una cosa que ha sido horrible para nuestra patria.

Antes de conocer que era nieto de  Estela de Carlotto le bromeaban con que se parecía a ella. ¿Quién lo hacía? 

Sí, sí, mi mujer. Cuando comenzaron las dudas  ella me  hizo esa broma un par de veces.  Hubiera quedado en una broma si no hubiera sido lo que fue: una broma premonitoria. En esos momentos ella me decía, fijate, tenés parecido los ojos a ella y yo me reía, me parecía improbable. De hecho hay una anécdota interesante: estaba con mi mujer mirando la Tv. y en un momento aparece  Estela hablando de su nieto, de que lo estaba buscando y yo le digo a mi  pareja, ‘pobre mujer, a lo mejor se le va a pasar la vida y no va a encontrar nunca  a su nieto’ (risas), yo lo decía teniéndole pena. ¡Rarezas de la vida!

¿Y a quién se parece físicamente?

Físicamente soy idéntico a mi padre, ahí no hay nada para descubrir; si bien tengo rasgos de mi mamá, obviamente que son los rasgos de Estela, gestos, parte del rostro, yo comparo fotos de joven de mi papá y fotos de joven mías y somos la misma persona (risas).

Como decía su abuela antes de hallarlo: ninguna dictadura militar va a poder borrar los rasgos genéticos…

Esta es una demostración que lo que se quiso borrar se terminó juntando, tarde, pero se terminó juntando. Es una forma poética de vencer lo que sucedió, por eso es que yo me lo tomo con alegría, más allá de que esta historia arranca en un lugar de honda tristeza y muchísimo sufrimiento, es una manera también de vencer los días más oscuros de nuestra historia.

Es impresionante que haya resultado músico como su papá, que tocaba la batería y tenía una banda de rock…

Sí, sí. Una de las cosas que me preguntaba cuando empecé a estudiar música era de dónde venía esto y después cuando me hice músico  y me empezaron a hacer notas, siempre me preguntaban: ‘¿y de dónde viene tu pasión por la música?’. Y yo no sabía muy bien y salía a dar una explicación que resultaba engorrosa, ahora ya sé de dónde viene y eso me pone muy feliz.

Su abuela decía que a usted lo había criado alguien con dinero, porque a su mamá la trasladaron del lugar de cautiverio a   un mejor sitio para tener al bebé. ¿Qué pasó? ¿Por qué fue a dar donde una familia campesina?

Es una cosa que me encantaría saber y es algo que en el proceso judicial se está investigando. Se sabe mucho de todo esto y una de las cosas que no se sabe es cómo demonios  terminé ahí, en el campo (risas). Conociendo el lugar donde crecí, las características de lo alejado que estaba, resultaba el sitio ideal para esconder a alguien y que no lo encontraran nunca,  en un entorno en donde no se iba a relacionar nunca con el  de donde venía. Pero bueno, las cosas de la vida, que  te van llevando   hasta que terminas encontrando lo que necesitas encontrar.

¿Le causó mucho dolor saber la verdad?

No, no, no. Yo viví una hermosa vida hasta el año pasado y ahora vivo una hermosa vida, solamente que con una familia más grande. Yo no he vivido la angustia y la búsqueda de las abuelas, de los tíos, de la familia Carlotto, de la familia Montoya.

En mi caso particular yo he vivido la parte más feliz posible de esta historia. No es que no entienda cómo sucedieron los hechos, ni el dolor que sufrieron mis padres y todos,  pero siento que no me sirve de nada querer infligirme con agujas y cuchillos para sentir un dolor que no lo he vivido. Manifestar esta historia con alegría, además, puede incentivar a que otros más busquen y así podamos encontrar a los nietos que faltan.

¿Cuántos nietos han aparecido y cuántos faltan por aparecer?

Se han encontrado 116  a la fecha, dos después de mi aparición, se está en un proceso arduo de búsqueda. Faltan unos trescientos  y tantos nietos, según las investigaciones estimativas, esperemos que aparezcan, porque eso sanaría una herida social muy grande.

Vienen usted y su abuela a la Cumbre Mundial de  Arte y Cultura por la Paz de Colombia. ¿Cómo será su participación, qué mensaje quieren compartirle a Colombia?

Vamos a estar en mesa junto a  León Gieco,  vamos a tocar y bueno, la temática va a estar relacionada con mi experiencia personal y  la de la abuela, de su situación de ser una abanderada de los derechos humanos aquí y en todas partes y también va a estar León Gieco que es un músico muy conocido y que también es un abanderado en la lucha por la paz.

Yo no dicto ni charlas ni conferencias ni nada de esto, pero me siento tan relacionado con la capacidad que tiene el arte para generar paz y otras cosas que me pareció hermosa la invitación y por eso la acepté.

¿Qué imagen se ha formado de sus padres después de todo lo que le han contado acerca de ellos, las fotos y documentos que le han entregado?

Es una imagen extraña, porque me llega toda la información de mis padres que son menores a los que me criaron a mí, ellos murieron cuando tenían veintipico, muy poco, son tan jóvenes que me resultan raro, eran como adolescentes, yo les llevo como diez años, porque ellos se quedaron ahí, eternamente jóvenes. Y todo lo que he escuchado es a través de las versiones familiares y un poco de la historia que he podido reconstruir  de esos pocos meses que estuvieron juntos. Así que todo eso es lo que voy armando de ellos, que es poco, pero bueno,  sirve.

¿Le gustaría quedarse con los objetos de su mamá?

Esas cosas están custodiadas, en este caso tío Remo es el que custodia estos tesoros familiares y está bien que estén ahí, más adelante cuando él lo decida se verá qué se hace con eso. Pero  me parece que lo más importante no pasa  por una carta, ni por un pedazo de papel sino por una memoria intangible que nos ha recorrido en el cuerpo y que nos fue llevando a todos en algún momento.

Siempre dice que esta experiencia le ha sumado. ¿Habrá algo que le reste en este episodio?

No, no hay, si tuviera que superar cosas como las que tengo que superar a diario, cuestiones que son incómodas, son instancias de aprendizaje que ayudan a crecer y en eso estoy. Veo ese crecimiento con alegría. Además, en mi historia  personal  y particular me ha tocado vivir la parte más feliz de todo, una historia muy alegre. Eso lo recalco y también que mi vida  ha sido una construcción que yo he hecho sobre mi misma conciencia, con muchísimo amor, con mucho sacrificio y esa es la razón  por la que decido llamarme Ignacio,  no es  una necedad sino un respeto para conmigo mismo para entender quién soy.

Su discos se venden más ahora. El impacto mediático le ha convenido como músico…

Me ha hecho pensar esto mucho, de por qué suceden estas cosas. Yo ahora estoy haciendo los arreglos de unas canciones que vamos a grabar para mi disco próximo que teníamos planeado grabarlo para estas fechas antes de que sucediera todo esto. Me encuentro haciendo más o menos la música que he hecho siempre y ahora resulta que la música genera mayor interés. Eso me hace pensar en cuán fallados están los sistemas de difusión, porque esto no tiene que ver conmigo, porque si esto le hubiera sucedido a otro músico pasaría lo mismo con su música, entonces lo que me da a pensar es que en mucho de estos casos hay un gran problema de difusión de los artistas que no  cuadran con las leyes del mercado más estricto. Yo no creo que sea  una cuestión que me toca a mí porque la música está bien sino porque nada, tengo  más difusión  por la historia y esa historia lleva puesta la difusión de una música y  esa música ahora parece que está bien cuando siempre me decían que estaba mal porque la escuchaba poca gente.  Eso pasa en toda Latinoamérica, nos debemos una mejor difusión de los pequeños artistas que son los que después son los que terminan nutriendo las corrientes culturales de toda América, debemos difundirlos más seriamente. A veces nos perdemos de grandes artistas porque su historia no es suficientemente tentadora.

¿Se ha inspirado en su historia, en la dictadura argentina, en esta búsqueda de justicia para sus temas?

No, no, para nada. Ni antes ni ahora. Esa parte de la historia argentina es una parte que está presente en cualquier artista medianamente despierto. Yo he grabado solo una canción que habla de eso y se llama  Para la Memoria, pero el eje de mi obra pasa por otro lado, que no tiene que ver con eso y a su vez sí tiene que ver, porque  esta habla de temáticas humanas  y entre estas, naturalmente, están estos desastres sociales que  han ocurrido.  

¿El Estado argentino qué tanto se ha comprometido con esta búsqueda?

Hace unos diez años, desde el gobierno de Néstor Kirchner  y con la continuación de este gobierno de Cristina Fernández la búsqueda de los nietos, la política de derechos humanos ha sido una política de Estado, entonces se han invertido fondos. El logro es que el pueblo argentino ha podido hacer un cambio de mentalidad respecto de la memoria, de lo que ha sucedido,  al respecto de los derechos humanos, en general ha habido por parte de estos últimos gobiernos una apuesta fuerte y estoy convencido de que  va a continuar pese al bando o color político que gobierne de aquí en adelante, porque creo que a esta altura del partido la política de derechos humanos es una necesidad social.

¿Al igual que sus tíos maternos trabaja por la defensa de los derechos humanos en su país?

Yo aporto a la causa desde mi lugar de músico y a partir de ahí trato de llevar la noticia y la información, difundirla en otros lugares, como en este caso,  que participaré en una actividad en  Colombia la semana que viene, pero no trabajo en Derechos Humanos.

¿Cómo describe a su abuela y cómo es hoy su relación con su familia materna y paterna?

Es  una muy buena relación, esa es la parte fácil, linda, maravillosa de toda esta historia que me ha tocado vivir que nació como tragedia pero ha sido superada. Tenemos una muy buena relación, nos vemos bastante seguido, aunque vivimos lejos. Yo he decidido seguir viviendo acá en Olavarría que es mi lugar, a veces nos vemos cada quince días. Ahora nos vamos a ver allá en Bogotá con la abuela  y después me voy a ver con la abuela Hortensia que vive en el Sur.

Su abuela Estela dice que ahora la ven más joven y es todo por su culpa…

(risas) Sí, sí, ella le da ataque de alegría y espero que no se le pase nunca, ¿no? Es una enorme alegría para mí también esto.

¿Siente que en su caso ha habido verdad, justicia y reparación?

En mi caso siento que sí, si bien ahora nos encontramos pronto a encarar un proceso judicial yo siento que yo he podido reparar mi parte, pero bueno, en esta historia no soy solo yo, sino que somos muchos  y todos tendrán que reparar la suya.

¿Cómo cree que el arte puede aportar al proceso de pacificación de un país?

 Creo que es un camino de los más certeros,  que no tiene contraindicaciones y que es un proceso que a la humanidad en general nos debemos.  Hace poco tuve la oportunidad de  estar con Daniel Barenboim, director argentino radicado en Europa, es judío y tiene una orquesta que está constituida por mitad de palestinos y mitad de israelíes y él hace conciertos con respecto de la paz. Charlando con él  me dijo una frase que me pareció bárbara: ya la humanidad ha probado todo para buscar la paz, ya es hora que  nosotros  los artistas tomemos la bandera y busquemos la paz a través del arte.  Eso parece ingenuo, pero es un camino que tenemos la responsabilidad de probarlo. Yo creo profundamente que el arte y la cultura bien entendida es un camino para la paz no solo de estos países sino de todos los pueblos del mundo en general.

 

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