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La segunda plenaria de Ministros de Relaciones Exteriores de la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en Cancún, México. | Foto: EFE

OEA

El 'golpe' a la legitimidad de la OEA que reveló la crisis de Venezuela

Después de que la resolución de crisis en Venezuela de la OEA no prosperara, se evidenció la inoperancia de este organismo.

25 de junio de 2017 Por: Resumen de Agencias

Vamos por partes: la Organización de los Estados Americanos, OEA, se creó el 30 de abril de 1948. El objetivo de la organización es ser una especie de foro político para la toma de decisiones en América. En sus principios, la OEA dice trabajar por la paz, la seguridad, consolidar la democracia y, sobre todo, la defensa de los derechos humanos.

Lea también: La OEA no logra aprobar declaración para impedir constituyente en Venezuela.

Por ello, justamente, se tenía una gran expectativa sobre el papel que podría jugar este organismo frente a lo que viene ocurriendo en Venezuela.

Esta semana se esperaba que la OEA emitiera la declaratoria de crisis política en el país presidido por Nicolás Maduro y lograra mediar entre el gobierno y la oposición para intentar conjurar la crisis humanitaria que padecen los venezolanos.

Entre otras cosas, con la intervención de la OEA, de hecho, se suponía que se iba a lograr la suspensión de la convocatoria de la Asamblea Constituyente (con lo cual Maduro pretende modificar la Constitución), se liberarían a los presos políticos y se crearía un cronograma electoral.

Además, se había propuesto la creación de un “grupo de contacto” que promovía México junto con otras delegaciones como Estados Unidos, para mediar en una negociación entre el gobierno de Maduro y la oposición, después de casi 100 días de protestas y 75 muertos.

Para alcanzar todo ello se requerían a favor 23 de los 34 votos de los países que integran la OEA. Y sin embargo, no fue posible. A última hora, 4 países del Caribe retiraron su apoyo a las propuestas, con lo que de paso libraron a Venezuela de una condena.

Los estados que faltaron a su compromiso están entre Granada, Haití, Surinam, Trinidad y Tobago y Antigua y Barbuda, según informaron fuentes diplomáticas. La razón de ese ‘cambio de opinión’ repentino: la dependencia de estas naciones del petróleo venezolano.

Es decir: Venezuela habría anunciado represalias a los países que votaran a favor de la declaratoria de la crisis política y que, de paso, tienen deudas con el gobierno de Maduro.

Aquello confirma lo que analistas como Mauricio Jaramillo han advertido desde hace meses: por el caso Venezuela, en el Consejo Permanente de la OEA hay una polarización que está dividiendo a ese organismo y que explica, en parte, lo que sucedió esta semana y también lo que se comenta desde hace varios años: la poca utilidad de la OEA en situaciones tan trascendentales como las del pueblo venezolano.

“Luis Almagro, secretario General de la OEA, ha hecho una gestión excepcional frente a lo que está ocurriendo en Venezuela. Pero a pesar de eso, en el entramado interno institucional de este organismo, pareciera que estorbara el hecho de que la OEA funcionase para enfrentar este tipo de desafíos. Claramente Venezuela ha violentado la carta de la OEA y se ha puesto al margen varias veces de su legalidad.

Pero no ha habido manera de sancionarla de modo contundente y eso es una lástima para todo el continente. No solo para los venezolanos, sino para cualquier país que pudiera vivir situaciones parecidas. En ese caso se encontraría con que la OEA no tiene los dientes, las garras, la eficacia para apoyar a la población de manera sólida contra un gobierno abusivo”, dice a propósito el analista internacional Eduardo Serrano.

Y es que el papel de la OEA está en entredicho casi desde su misma fundación. Desde la entrada en vigor de la carta de la OEA en 1951, este organismo solo ha tomado dos decisiones que hayan afectado a alguno de sus miembros. En 1962 suspendió a Cuba y en 2009, a Honduras.

La suspensión de Cuba, que dejó de ser efectiva en 2009, fue justificada por los lazos del entonces régimen presidido por Fidel Castro con la extinta Unión Soviética y con China, que se consideraron desleales con los intereses americanos que representa la OEA.

La de Honduras, tras el golpe de Estado que desalojó del poder al entonces presidente de esa república, Manuel Zelaya, y también sin efecto desde 2011, fue resultado de la consecuente aplicación de la Carta Democrática que la OEA había aprobado como instrumento interno en 2001.

Es la aplicación de ese instrumento justamente lo que Almagro ha invocado sin éxito frente a la situación que vive actualmente Venezuela, sin los resultados esperados.

Lo mismo sucedió con Argentina en la época los de las juntas militares o el gobierno de Augusto Pinochet en Chile. Y qué decir de las dictaduras de la familia Somoza en Nicaragua, del general Alfredo Stroessner en Paraguay y del general Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana.

En otras palabras, la OEA no está defendiendo lo que dice defender, la democracia. Y en el caso de Venezuela, su intervención sería un mecanismo de presión fundamental para que el gobierno entre a un diálogo con la oposición y se garanticen los derechos humanos de todos los ciudadanos. El problema es que, de momento, y según los analistas, pareciera que la OEA no podrá intervenir como se espera.

“Para darle más dientes a la OEA que le permitan enfrentar este tipo de situaciones como las de Venezuela habría que hacerle una reforma que sería sumamente dispendiosa y problemática para que, en casos como el actual, pueda dar una respuesta más rápida y eficaz. Aunque en este contexto hay que tener en cuenta otro asunto: los diplomáticos venezolanos han sido muy hábiles en encubrir las actividades ilegales del Estado y han usado varias estrategias para demorar las sanciones que podrían sobrevenir, lo que ha dificultado la labor del organismo”.
Ya lo dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

“Estamos, francamente, decepcionados por la inacción de la OEA ante la crisis en Venezuela y su negativa a proteger el sistema interamericano sobre el que la organización está fundada”, lo que, por cierto, recuerda otro detalle: la pérdida de la influencia de Estados Unidos en la región.

Insisten en el diálogo

El canciller dominicano, Miguel Vargas, insistió en el diálogo para superar la crisis política de Venezuela, donde 75 personas han muerto en medio de la oleada de protestas iniciada el pasado 1 de abril.

El proceso de solución de la crisis de Venezuela “tiene que pasar necesariamente por una negociación de un acuerdo que permita un desenlace democrático, pacífico y definitivo”, dijo Vargas. Y agregó:
”No se puede excluir a ninguna de las partes. Entendemos que la negociación entre las dos partes es fundamental, que garantice ese paso democrático y pacífico en Venezuela”.

Vargas propuso la creación de una comisión de países amigos de Venezuela, para fomentar una negociación de “amplio espectro” que proponga soluciones a la “crítica” situación política por la que atraviesa ese país.

El canciller reiteró la postura dominicana de que Venezuela solucione su conflicto por sus propios mecanismos democráticos, pero consideró necesario aumentar los esfuerzos de conciliación, pues pese a estos, “la situación se ha agravado”.

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