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La Policía hace presencia en el barrio Brisas de Mayo, ubicado en la Comuna 20 de Cali, donde se registró la masacre. | Foto: Cortesía Alcaldía de Cali

CALI

La Comuna 20 de Cali aún vive el coletazo del estallido social del año pasado

La masacre del pasado martes mostró la zozobra y el temor con el que se vive en este sector en disputa por la criminalidad.

9 de octubre de 2022 Por: Redacción de El País 

De la masacre ocurrida en la madrugada del pasado martes casi nadie habla. Los habitantes del sector de Brisas de Mayo, y en general de Siloé, aprendieron que en este punto de la Comuna 20 de Cali no hay mejor guardián que el silencio.

“En el fondo todos saben lo que ocurre, pero nadie dice nada porque son las bandas criminales, algunas conocidas y otras nuevas, las que deciden la suerte de este sector; fortalecidos además por la falta de institucionalidad y el abandono en el que permanece la ladera”, explica un líder que pide no revelar su identidad.

Lo que nadie se atreve a decir, al menos en público, es que la zozobra en este sector reina mayormente desde finales de abril del 2021, cuando inició el llamado ‘estallido social’, y que al retirarse la Policía fueron las bandas criminales las que entraron abiertamente en una puja violenta por el control de las economías criminales.

Un reacomodo originado en el asesinato de ‘Tombo Nacho’, un exoficial de la policía que luego como abogado representó, cuentan los habitantes del sector, a los capturados por algún delito cometido por la banda criminal ‘Los Briñez’, quienes posterior a ese crimen iniciaron una confrontación violenta con otra pandilla del sector.

“Siempre en Siloé ha existido el problema de las pandillas, las fronteras invisibles y la delincuencia común. En la época del estallido social se agudizó todo porque hay una familia muy problemática que es la de ‘Tombo Nacho’, que lo mataron en mayo, y eso originó esas plomizas y la presencia de gente con fusiles”, dice un residente.

Agrega que: “A raíz de eso, varias familias se tuvieron que ir y ahora, con esto de la masacre, todo es muy incierto porque la gente no habla del tema, pero dos semanas antes de la muerte de estas cinco personas se empezaron a escuchar rumores y aparecieron en las paredes pinturas alusivas a estructuras criminales que se pelean el microtráfico; hablan del ‘Tren de Aragua’, de grupos paramilitares y de disidencias, pero la realidad es que hay grupos muy fuertes incitando a los pelados a sumarse a ellos”.

Explican los analistas que si existe un sector en Cali donde hayan quedado sembrados mayormente el rechazo y la desconfianza hacia la autoridad, es la Comuna 20; donde estiman que se debe hacer un trabajo muy fuerte con Policía comunitaria para ir recobrando la confianza de la gente y que pueda denunciar lo que ocurre.

“No es fácil buscar que alguien dé la cara para denunciar porque es colocarle una lápida en el pecho; y más ahora que se rumora que detrás de esta masacre vendría una retaliación por parte de una de las estructuras que controla el microtráfico en este sector popular de Cali y que ha permanecido en el olvido de casi todos los gobernantes que han estado al frente de la ciudad”, asegura el concejal Roberto Ortiz, al explicar que esa masacre estaba anunciada.

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A través de la alerta temprana 001-22, la Defensoría del Pueblo advirtió el 13 de enero de este año, nueve meses antes de la masacre, sobre el riesgo que existe en comunas como la 20 y el sector de Brisas de Mayo y Siloé “por la presencia de facciones disidentes de las antiguas Farc-EP, adscritas al Comando Coordinador de Occidente, y del ELN en zonas suburbanas, así como en algunas comunas en donde también operan grupos de delincuencia común y organizada asociados al narcotráfico, cuya violencia configura una grave amenaza para los derechos de la población civil”.

Datos del Observatorio de Seguridad y Justicia muestran que en lo corrido del año se han registrado en la Comuna 20 de Cali más de 50 homicidios, lo que la convierte en una de las más violentas de la capital del Valle.

Lo que hacen las bandas criminales con estas demostraciones violentas de poder y capacidad de daño, incluso con armas largas, es sembrar el terror en la comunidad y sus rivales para irse afianzando en el territorio y controlar los negocios de microtráfico, extorsiones, fleteo y préstamos gota a gota.

Sitiada por el abandono
Llegar hasta este sector de ladera en Siloé es toda una odisea. Quienes salen diariamente a trabajar por el bienestar de sus familias solo han tenido por años como opción de transporte las gualas, los motorratones o los carros piratas. El único transporte oficial llegó hace poco y es el servicio de Mío Cable.

Quienes mejor se mueven por el sector son unas bandas criminales tan envalentonadas, que el pasado miércoles recibieron con disparos a los policías, los miembros del CTI y los agentes de la Sijín que subieron hasta el sector de la masacre para hacer el levantamiento de los cadáveres.
Todo esto se hubiera podido evitar, asegura el concejal Fernando Tamayo, si el Alcalde hubiera escuchado lo que vengo solicitando hace un año y medio y es que en comunas como la 20, como la 14, como la 18 que colindan con zona rural, tienen que militarizarse.

“Se necesita presencia permanente de la Policía Militar para reforzar a la Policía. La explicación es sencilla: estamos hablando de bandas organizadas y la Policía no está en capacidad en este momento de enfrentar ese tipo de estructuras criminales que se están asentando en algunos sectores de las comunas 20, 15, 21, 16. También hay reacomodo de fuerzas delincuenciales”, reiteró el concejal Tamayo.

“En Siloé hace falta inversión social porque es un barrio muy olvidado. Pero cuando se piensan en institucionalidad, creen que es llegar aquí con Ejército y Policía. En realidad lo que necesitamos son oportunidades laborales, educativas, escenarios deportivos y culturales”, dijo un líder juvenil.

De acuerdo con el concejal Harvy Mosquera, “la acción paquidérmica de la Alcaldía de Cali ha ayudado en buena medida a esta crisis social que hoy vive la ladera. Es urgente implementar estrategias sociales con la oferta institucional, que dignifiquen la vida en la Comuna; así como desarrollar acciones contundentes por parte de la autoridad en el sector”.

Pero mientras la noticia pasa y la ciudad se encierra en otros asuntos, quienes habitan en la Comuna 20 saben que la masacre del pasado martes no es un hecho aislado y que en cualquier momento, y por alguno de los empinados callejones, pueden aflorar las retaliaciones y volver a echar a andar la espiral de violencia.

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