MATRIMONIO
¿Casarse en pandemia?, así se realizan las bodas en estos tiempos
Las bodas se han adaptado a la nueva normalidad y, cumpliendo con las medidas de bioseguridad, aprovechan la virtualidad.
La frase “el amor puede con todo”, nunca había quedado tan bien demostrada como en medio de la pandemia del Covid-19 cuando, después de cancelaciones y aplazamientos de bodas, las parejas finalmente logran llegar al altar, bajo las condiciones que sean, para poder dar el tan anhelado “sí quiero”.
Según la mexicana Cristina Cuéllar, diseñadora de maquillaje profesional, con más de 20 años de experiencia en el sector nupcial, moda y belleza, “es una realidad que las bodas siguen sucediendo, siguen pasando, siguen habiendo parejas dispuestas a unirse en matrimonio”.
Pero, aunque ya quedaron en el pasado las ostentosas fiestas con más de 200 invitados y adornos de mesa más grandes que un niño, “algo en lo que no hay negociación es en la imagen de la novia: sí habrá un vestido, un peinado, un maquillaje y fotografías. Probablemente no haya los recuerdos, la música o un banquete como se tenía planeado. Pero la imagen, que se va a quedar ahí como un mudo testigo del evento, sí estará”, comenta la experta.
Cuéllar, quien con su empresa ha maquillado, peinado y acompañado a más de ocho mil novias, comenta que la nueva realidad, que ha obligado a tener reuniones más reducidas, ha permitido que la novia tenga más contacto con los invitados del evento, lo cuál es positivo para la ocasión, pero ha hecho que las tendencias en el maquillaje y peinado cambien, ya que las mujeres ahora buscan algo más sutil que lo que se solía utilizar y ofrecer.
“Muchas tendencias son resultado de la historia, de los acontecimientos mundiales, y el Covid-19 va a marcar muchas pautas en temas de moda. Hoy la novia está preocupada, porque el maquillaje no se vea tan cargado, porque las bases sean más ligeras, para que no se vea tan producida, porque es un evento pequeño. La gente ya no verá a la novia de lejos, y medio bailará o hablará con ella. Ahora estarán a una distancia del espacio vital de un metro y medio con la gente y los invitados podrán ver todos los detalles. Entonces las novias quieren peinados más relajados y maquillaje menos intensos”, explica la experta.
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Las decoraciones también están sufriendo su transformación, por las medidas de bioseguridad que se deben cumplir, ya que “hay que limpiar el ambiente de cualquier cosa que pueda ser un depósito para el virus”. Ese es el motivo por el cual, según Cuéllar, se empezaron a ver modas más minimalistas con menos elementos.
Sin embargo, las bodas bajo la nueva normalidad y las medidas de bioseguridad también han traído situaciones agradables, como el cambio de los típicos salones de celebración y la posibilidad de pensar en lugares más exóticos e improbables en situaciones normales.
“Una de las cosas que están sucediendo, es que se están saliendo de los salones de fiesta, para celebrar las bodas en áreas abiertas, por razones de bioseguridad. Por ejemplo, hace poco acompañé a una novia que se casó en medio de un bosque precioso, que es de difícil acceso. Pero fue fácil hacer llega a solo 17 invitados; distinto hubiera sido si se tratara de 100 invitados”, comenta la empresaria y conferencista.
Según Cuéllar, ya sea una boda virtual, presencial, católica o civil, hay algo que las caracteriza a todas y es el abundante amor que se vive en ellas, porque “la pareja acaba de acaba de superar una prueba grandísima, la de haber cancelado o aplazado su boda, algunos de ellos perdiendo dinero en el proceso, y haber superado todo eso los lleva a tener una celebración muy esperada y muy emocional”.
Por último, la experta quiere recomendar a todos sus colegas que tengan negocio en el mundo de las bodas, que se vayan preparando para lo que se viene, porque “siempre ha habido un fenómeno a nivel mundial, donde, después de una crisis, se dan muchos matrimonios. Después de una crisis financiera o de salud, e incluso después de una guerra, las parejas se reencuentran y se casan”.
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Cuidar a la novia
Según Cuéllar, “una novia no es un cliente normal, usualmente están altamente estresadas y tienen muchos altibajos emocionales. Nosotros tenemos que aprender a lidiar con eso”.
Además, “hay que brindarle una experiencia personalizada a cada novia. Cada una tiene su historia. Hay que saber escuchar, para diseñar algo que ella ya tenga en mente, un vestido que se adapte a su estructura ósea y generar un total look integral”, dice