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Repaso a la vida de Freddy Rincón, un ídolo del fútbol colombiano

La verdad es que ‘El coloso de Buenaventura’, a diferencia de algunos de sus colegas que una vez se han retirado descuidan su físico y se dedican a echar barriga, es un amante del ejercicio, de mantenerse en forma, de ahí que conserve su cuerpo atlético y su fuerte musculatura.

1 de septiembre de 2013 Por: Meryt Montiel | Editora equipo de Domingo

La verdad es que ‘El coloso de Buenaventura’, a diferencia de algunos de sus colegas que una vez se han retirado descuidan su físico y se dedican a echar barriga, es un amante del ejercicio, de mantenerse en forma, de ahí que conserve su cuerpo atlético y su fuerte musculatura.

Para tranquilidad de muchos de sus admiradores en Colombia y el mundo, el exfutbolista Freddy Eusebio Rincón Valencia se recupera satisfactoriamente en la Fundación Clínica Valle del Lili de Cali. Las secuelas que le produjo el accidente automovilístico que sufrió el pasado sábado 24 de agosto en la vía Cali-Andalucía, entre ellas, un trauma craneoencefálico y una luxo-fractura en su hombro izquierdo, tal parece que ya están superadas, porque como aseguró a El País su hermano Ignacio Rincón, todos los exámenes que le han practicado han salido positivos y él está tranquilo y de buen ánimo.De acuerdo con lo que les explicó hace unos días a los periodistas el doctor Carlos Mejía, director del Hospital San José de Buga, donde le brindaron los primeros servicios médicos, Freddy está vivo y bien, “gracias a Dios y a su fuerza muscular. Sus músculos son bastante fuertes, además, su cráneo es duro, con huesos grandes que lo favorecieron en el momento del impacto”.La verdad es que ‘El coloso de Buenaventura’, a diferencia de algunos de sus colegas que una vez se han retirado descuidan su físico y se dedican a echar barriga, es un amante del ejercicio, de mantenerse en forma, de ahí que conserve su cuerpo atlético y su fuerte musculatura. Gabriel Andrés Zúñiga, empleado de Athletic Gym, del barrio El Refugio lo confirma: “es muy juicioso y disciplinado, viene todos los días, temprano, hacia las 7:00 a.m. Hace cardio, abdominales, trabaja con máquinas, a veces se mete a clases grupales de pesas y TRX (trabajo de suspensión). Nadie lo dirige, él tiene su propio programa de trabajo. Aquí en el gimnasio se demora unas dos horas”.Es que hace ya mucho tiempo quedó atrás ese joven perezoso, que recién llegado de su natal Buenaventura al equipo Santa Fe, de Bogotá, recibía las reprimendas del técnico Jorge Luis Pinto por no querer correr ni hacer tanta actividad física. Así lo recuerda uno de los amigos de este hombre que integró la Selección Colombia en los mundiales de Italia (1990), Estados Unidos (1994) y Francia (1998) y fue estrella en clubes de Brasil como el Corinthians y el Santos. Ese amigo, que no quiso que se revelara su nombre, cuenta, además, que ese ha sido uno de los episodios de su vida que con veracidad ha mostrado ‘La Selección’, serie del Canal Caracol basada en la historia de su vida y en la de René Higuita, El Pibe Valderrama y Faustino Asprilla. “Pinto fue el que le hizo una especie de reingeniería mental, porque le decía: ‘yo voy a entrenar al mejor jugador de Colombia’, así que le tocó dejar la pereza”, dice el amigo. Su hermano Ignacio, aunque afirma que no se pierde ‘La Selección’ porque le resulta divertida, no está de acuerdo con mucho de lo que se emite en la serie, ya que, dice, hay mucha ficción, como el hecho de que su papá José Rafael Rincón se enamorara de la suegra de Freddy y se fuera con ella a Bogotá. “Mi papá se murió cuando Freddy estaba jugando en el Santa Fe y nunca conoció a esa señora”, reclama. Lo que sí es cierto es lo que Ignacio, exfutbolista de 62 años y quien también fue Selección Colombia en la época en la que jugaron Francisco Maturana y Diego Umaña, rememora con mucha precisión. “Yo me acuerdo que Helados Kity (equipo al que pertenecía Rincón en Buenaventura) vendió a Freddy por $300.000. De esos, le tocó a Freddy el 8 %, es decir, $24.000. Esa plata se la dieron a mi mamá y ella compró una licuadora, una plancha y a cada uno de nosotros (los hermanos) nos dio mil pesos”, cuenta entre risas. Reconoce este árbitro que, gracias al destacado trabajo futbolístico de su hermano, que le hizo ganar buen dinero, la vida de la familia cambió. “Ya la casa (del barrio El Jorge donde se criaron y siempre han vivido) no es de madera sino de material y de tres pisos, gracias a mi Diosito y a Freddy. Ahora para diciembre nos la remodeló otra vez. Él siempre ha sido un hermano bastante generoso”, reconoció.

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