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Sebastián Grey, el caleño que ganó Project Runway. | Foto: Foto: José Luis Guzmán | El País

Sebastián Grey, el caleño de moda, cuenta los secretos de su triunfo en 'Project Runway'

Estudió ballet y moda en Cali soñando en llegar lejos, y persiguiendo sueños viajó hasta Estados Unidos donde un 'empujón' lo llevó a inscribirse en Project Runway. Así se ganó el reconocido programa concurso.

4 de agosto de 2019 Por: Anderson Zapata | Reportero de El País

“Mis colecciones se inspiran en la mujer que hubiese querido ser yo, una mujer fuerte, sexy, educada y que aprendió que con educación es capaz de conseguir lo que se proponga. En la vida tienes que ser fuerte para tomar decisiones”, dice Sebastián Grey, ganador en junio pasado del reality estadounidense ‘Project Runway’, la competencia fashionista más importante del mundo.

En su visita por Cali, ya que hace varios años reside con su pareja en Fort Lauderdale, Estados Unidos, Sebastián habló con El País sobre las propuestas que ha recibido después de ganar el reality y recordó cómo fueron sus inicios.

¿Qué ha pasado en este mes y medio desde que ganó Project Runway?

Me siento igualito, siento que nada ha cambiado drásticamente, pero el comportamiento de la gente a mi alrededor sí. Es divertido y estoy tratando de seguir el paso a todo lo que se ha venido, hay mucha gente que quiere que le haga vestidos de novia, estrellas de Hollywood que quieren que las vista para las alfombras rojas y películas que quieren que les haga el vestuario. También estoy intentando organizar las colecciones nuevas, me invitaron a unas pasarelas en Colombia para el próximo año, tengo que presentarme en el Fashion Week, crear una colección para compradores internacionales y atender entrevistas.

Con 32 años siente que está haciendo algo grande, que algún día soñó...

La verdad todavía no creo lo que está pasando, trato de decirle sí a todo. Como ha sido mi mundo siempre, desde que me gradué de 16 años de Incolballet y entré a la Academia de Dibujo Profesional a estudiar, y cuando terminé inmediatamente empecé a trabajar con Lina Cantillo, con ella vestíamos al presidente, es un ambiente con el que estaba familiarizado, pero nunca había sido directamente por mi nombre, sino a través de otros.

No se siente tan extraño, pero sí es un poco divertido ver que ahora me llamen por mi nombre.

Después del ganar el reality, ¿qué le ha dicho su familia?

Están muy orgullosos, ellos saben todo lo que se ha trabajado para llegar a este punto. Siempre me han apoyado en todo. El día que les dije que era gay y que quería estudiar ballet fue lo más normal del mundo.

¿Su infancia estuvo siempre influenciada por el diseño de moda?

Era por ser un poco más auténtico conmigo mismo. Por medio de la moda podía expresar que era gay, pues inconscientemente a través de mi vestuario lo revelaba sin tener que gritarlo a los cuatro vientos. Cuando niño no mantenía en mi casa, me levantaba a las 4:00 a.m. para ir a Incolballet y regresaba a casa a las 8:00 p.m. Era solo estudio.

¿Cómo es su proceso creativo?

Mi proceso creativo viene de muchísimas fuentes, siempre funciona de manera diferente. Me puede inspirar una silla para llevarla a una prenda, o cuando veo un animal, o la estructura arquitectónica de un edificio, son los elementos en movimiento o las texturas las que me inspiran. En la escuela me enseñaron que no solo se trata de crear una prenda a partir de algo que me gusta, sino que esta se debe poder utilizar, debe tener un contenido, un porqué, una historia.

¿Dónde busca esos porqués para sus colecciones?

Las dos colecciones que he hecho han sido muy personales. Hice una en Miami, que se llamó ‘Las Vírgenes Inmaculadas’, basándome en aquello de qué tan fuerte tienes que ser tú para poder lograr siempre vestirte con una armadura. Las prendas de esa colección buscaron darle fuerza a la mujer para que pudiesen batallar el día a día, y es parte de lo que ha sido mi vida.

La segunda colección, ‘Reminiscence’, fue inspirada en los recuerdos de mi vida en Colombia, porque llevaba casi cuatro años por fuera, y estaba ansioso de volver a ver a mis papás. Ese trabajo fue una manera bonita de decirles que los extraño.

¿Cómo fueron sus primeros días fuera de su país?

Fueron divertidos y no tanto. La primera semana todos te aman y la segunda es ok, hay que trabajar, hacer algo, porque sino te lleva el que te trajo. Decidí irme para Estados Unidos porque ya había trabajado con los personajes que quería en Colombia y buscaba empezar a hacer mi propia carrera.

Cuando llegué a Norteamérica me tocó hacer cosas que jamás en mi vida pensé que me iba a tocar hacer. Fue un proceso perfecto porque estaba aprendiendo cábala, que te enseña que el único obstáculo que tenemos para conseguir lo que queremos es el ego. Fue un proceso de destruir ese ego y encontrarme más conmigo mismo y conocerme más.

Después empecé a disfrutar más de todo, me iba feliz en bicicleta a trabajar en un bar en la playa de Fort Lauderdale, pues si me iba para Miami no iba a aprender inglés. Trabajé limpiando mesas desde las 10:00 a.m. hasta las 4:00 a.m. Descansaba tres horas. Yo me la gozaba, disfrutaba de estar en un país nuevo.

Volvamos a la moda, ¿cómo inició trabajando en esta profesión en Estados Unidos?

Un día mi esposo me dijo que le hiciera unos cinturones de lucha libre. Me senté a coser 45 cojines para los cinturones y también hice blusas para venderles a mis amigas y por Internet. Tiempo después diseñé la colección ‘Las Vírgenes Inmaculadas’ y la presenté en una pasarela en Miami, desde allí me dijeron que me presentara a ‘Project Runway’ porque a la gente le encantó la ropa.

Siento que el universo empezó a prepararme para el reality desde antes. Yo odio sentarme en una máquina a coser y, días antes para tener lista mi colección me tocó pasar horas frente a una máquina. Esa primera colección me ayudó para darme cuenta de que tenía las habilidades para hacer todo solo, los patrones, la confección y ponerlo en la pasarela.

Estuvo la semana pasada en Colombiamoda, ¿cómo ve la actualidad de la moda caleña?

Me parece muy interesante Colombiamoda, que además de la pasarela de cada noche, tienen stands para todas las marcas y se hacen negocios.
En Miami se hace una pasarela de unos minutos y se acabó, no hay una feria. En Nueva York hay una carpa y ya. Inexmoda es demasiado bueno y apoya de verdad la industria de la moda.

¿Cómo le gusta vestirse?

Antes me ponía cualquier cosa, después tuve una profesora que me daba muy fuerte con el color. Ahora miro más el color que el diseño. Mis combinaciones eran naranja con fucsia y fluorescente. Un color tiene 400 tonalidades diferentes, y esa variedad de tonalidades tiene una vibración distinta que no puede chocar con las demás. Actualmente soy súper casual, de jeans, tenis y camiseta. Esa es mi pinta preferida, pero aprendí a valorar los colores sobrios.

Camino al éxito

Según la madre de Sebastián, Amparo Gutiérrez, su hijo heredó el talento de sus abuelos. “Su abuela era modista, su abuelo fue sastre y a Sebastián le empezó a gustar el diseño de modas desde que ingresó a Incolballet, pues allí veía y analizaba el vestuario de los artistas.

Amparo recuerda que desde pequeño, en el barrio Santa Mónica Popular, Sebastián siempre fue muy rebelde “y a ratos bastante difícil. Pero entendía muy fácil todo lo que se le decía y nunca se salia de sus parámetros”.

Fue en Incolballet donde este caleño comenzó a prestar mucha atención a los detalles de los trajes que se confeccionaban para los bailarines. Posteriormente, Sebastián se matriculó en la Academia de Dibujo Profesional de Cali, donde se especializó en diseño de modas.

Tiempo después ganó una beca para asistir al Instituto Marangoni en Miami, Florida, donde continuó desarrollando sus colecciones y capacidades como artista. A pesar de ser ciudadano americano y estar casado con su pareja, el norteamericano Matthew Grey, no fue fácil conseguir trabajo en su profesión. Debido a esto tuvo que desempeñar tareas domésticas a domicilio, labor que realizaba antes de ser aceptado en Project Runway.

“No me avergüenza decirlo. Limpiaba casas para sostenerme y para aportar a la economía de mi hogar. Es un trabajo que dignifica porque es duro pero honesto, aunque siempre supe dentro de mí que era una etapa, que era solo un escalón de los muchos que uno tiene que subir en la búsqueda de sus sueños”, afirma este caleño de 32 años.

A su esposo Matthew, con quien se casó hace 3 años, lo conoció cuando llevaba siete meses en Estados Unidos. En ese tiempo el inglés lo tenía más fluido, estaba trabajando en un hotel y me dijeron que me querían presentar a un amigo. “Desde que nos conocimos no nos separamos”, dice Sebastián.


Fue precisamente su pareja quien más lo motivó a inscribirse en Project Runway. “Yo estaba muy inseguro de entrar en el reality porque mi inglés es muy chistoso y no sé nada de la terminología relacionada con la moda. Matthew empezó a llenar toda la inscripción por mí, pero el último día me dijo que eso lo tenía que hacer yo porque él ya había hecho lo suficiente. Recuerdo que eran 150 preguntas y me tocó utilizar el traductor de Google para ir contestando poco a poco. Cuando faltaban 20 minutos para que se cerrara la inscripción, logramos mandar las respuestas. Un momento después me llaman y me dicen que quieren verme para una entrevista en Miami”, recuerda Sebastián.

Ya en el reality los jueces siempre le dijeron a Sebastián que “estaba para grandes cosas”. Ser el ganador del concurso le significó al caleño US$ 250.000 en efectivo para iniciar su propio negocio de moda y una tutoría otorgada por CFDA (Council of Fashion Designers of America).

“Sebastián es el resultado de lo que se puede lograr cuando se trabaja con tenacidad y disciplina. Él es un diseñador auténtico y cuando un artista es auténtico y refleja lo que es, llega lejos. Un artista tiene que tener su propia identidad y Sebastián lo tiene”, explica Guio Di Colombia, diseñador vallecaucano.

Sabía lo que quería

El día que Sebastián se coronó como el ganador de Project Runway USA, sus padres no sabían qué hacer. Inclusive, para poder ver la transmisión del capítulo final tuvieron que realizar una videollamada de WhatsApp a una amiga que vive en Estados Unidos, “ella ubicó el celular frente al televisor y fue así como pudimos ver el reality esa noche”.

“Cuando lo eligieron como el ganador del concurso fue un momento indescriptible. No sabía si correr, gritar o llorar. Fue algo impresionante”, recuerda Amparo Gutiérrez, madre de Sebastián, y afirma que se enteraron de que su hijo iba a participar en el reality solo cuando ya los jurados lo habían aceptado.

“Él nos contó todo cuando ya iba a iniciar su participación. Desde ese día empecé a sufrir y en cada capítulo yo quería pelear con los jueces porque algunas veces lo criticaban, pero la verdad es que gracias a Dios todo salio bien”, dice doña Amparo, quien se declara asombrada por todos los logros que su hijo ha tenido en el mundo de la moda.

Por su parte, Antonio José Núñez, padre de Sebastián, afirma que después de varias semanas no ha podido asimilar el logro de su hijo. Eso sí, tiene claro que “este es solo el inicio de grandes cosas porque uno en la vida tiene que ir subiendo peldaño a peldaño”.

Los padres de este apasionado por la moda coinciden al manifestar que su hijo desde pequeño lo que se proponía lo lograba. “Era tremendo”, admiten.

En una ocasión doña Amparo y don Antonio decidieron irse solos para la Costa Caribe a pasar vacaciones, en aquella oportunidad dejaron a Sebastián al cuidado de un familiar, sin embargo, “él se puso a llorar, se voló y tuvieron que correr por varias cuadras detrás de él. Cuando nos llamaron a contarnos lo sucedido nos tocó bajarnos del bus, recogerlo y llevarlo con nosotros. Cuando lo cargué y le dije que sí iba a ir, Sebastián le dijo a sus hermanos: “Vieron que sí me llevaban de paseo”.

Don Antonio recuerda que se sorprendió mucho cuando su hijo, a los 8 años, le manifestó que quería estudiar en Incolballet, “a esa edad ya sabía lo que quería. Se presentaron cerca de 500 personas y él fue uno de los 37 elegidos. Además, un día después de terminar el colegio me dijo que quería estudiar diseño de modas y que las clases iniciaban el próximo lunes. Me cogió con los brazos cruzados porque veníamos de una situación económica difícil. Sebastián siempre supo para donde iba y, sin nosotros muchas veces saberlo, él ya tenía un camino proyectado”.

En la casa Sebastián vivía con sus padres y sus hermanos: Dimitri Antonio Núñez, Anderson Camilo Núñez y su hermana Juliana que hoy tiene 18 años.

“Quizás no fui el más exigente del mundo. Fui más permisivo y tranquilo, pues dejé que ellos tomaran decisiones para que se equivoquen y aprendan de la vida. Esa es la verdadera experiencia. La mano fuerte de la casa fue mi esposa”, afirma Antonio.

Hoy, a pesar de la distancia, Sebastián se habla con sus padres a diario, “todos los días nos saludamos. Los fines de semana hacemos videollamada, conversamos, y él nos cuenta lo que ha sucedido”, finaliza Amparo.

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