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“En el concierto de Delirio en Bogotá me voy a concentrar en los éxitos que la gente conoce, como ‘Aparentemente’, ‘Ella es’, ‘Uno mismo’. El 90 % de la gente de la orquesta que trabaja en la obra, trabaja conmigo en las discotecas y eventos”. | Foto: Especial para El País

SALSA

Las confesiones del salsero Tony Vega sobre su decisión de volverse cristiano

Tony Vega, invitado a la función que Delirio dará en Bogotá el próximo 6 de julio, cantó a capella varias de sus verdades.

29 de abril de 2019 Por: Isabel Peláez R. / Reportera de El País 

Eladio Antonio ‘Tony’ Vega Ayala está contando “como loco” los días para que llegue julio, y no precisamente el 13, cuando celebra su cumpleaños, sino el sábado 6 de julio, cuando será el invitado especial a la función que Delirio ofrecerá en el Movistar Arena. Será la cereza para su pastel de celebración de sus 43 años en la música y sus 62 de vida.

“Tuve la oportunidad de conocer Delirio y esta espectacular función de ‘El Chachachá del Diluvio’, ser figura en este show es un logro en mi carrera”, dice con su acento puertorriqueño, ‘El romántico de la salsa’.

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Siendo de familia de músicos, era
inevitable que terminara en esto...

Es que en la casa de mis abuelos, mi abuelo y mis tíos eran músicos tradicionales, tocaban el cuatro, el güiro, la guitarra, eran trovadores, y siempre que íbamos allá había fiesta. Adalberto Santiago es primo hermano de mi mamá y Johnny Rivera es primo segundo, de ahí vino la vena musical.

¿Por qué ese repertorio tan romántico, propio de artistas como usted, no se ven hoy en la salsa?

Mira, el género cambia, las nuevas generaciones también, la industria se ha transformado muchísimo y a veces la gente se ve obligada a fusionar, a hacer inventos, a buscar otras versiones. Yo muero con las botas puestas, con mi salsa tradicional, no la fusiono con reguetón ni música urbana. No los critico porque los chamaquitos son exitosos. Pero hace falta gente que escriba canciones románticas, cantautores y arreglistas que permitían a la gente quedarse con una historia. Hoy en día no se graban historias. Yo siempre fui muy exigente y selectivo al escoger las canciones, me gustaban letras con las que la gente se identificara, como ‘Esa mujer’, ‘Fui la carnada’, tú entiendes. Tan es así que cuando vengo a Colombia con una canción nueva me piden el repertorio viejo. Falta gente con ese sentimentalismo, ese romanticismo de antes, que lamentablemente se pierde cada día más.

¿Cuál es su canción favorita?

Hay una canción muy linda, ‘Uno mismo’, que habla de situaciones reales que te confrontan, uno mismo es responsable de lo que le sucede. La canción ‘Carita de sol’ la escribió la que era mi pastora, el arreglo musical lo hizo su esposo, un pastor músico, y se grabó con la Sinfónica de Puerto Rico. Es sobre una niña que después de mi conversión, Dios nos regaló a mi esposa y a mí, que teníamos solo dos varones, adoptamos esta pequeña de 4 meses y ya tiene 21 años, es una niña juiciosa, le canta al Señor, toca guitarra y piano, canta en español y en inglés. Es mi regalo de Dios.

Y ‘Cuestión de fe’ es una canción que mandé a escribir porque, después de convertido, Dios me empezó a probar, perdí la voz, mi casa, mi carro y me tuve que declarar en quiebra total. Y para ponerle la tapa al pomo, mi nuera salió embarazada, sin estar buscando un hijo, y le dijeron que tenía que abortar porque el niño fue diagnosticado con espina bífida. A mi nieto lo operaron dentro del vientre de su madre, antes de la semana 25 de gestación y hoy en día tiene 16 años, ama al Señor y es completamente saludable.

¿Ser cristiano ha impedido cantar canciones sensuales o eróticas?

Ahora mismo estoy muy exigente, yo grabé en una época lo que estaba de moda, pero logré bajar el tono y no llegar a la vulgaridad que era lo que primaba y esas las mantengo en mi repertorio. Pero ahora, como cristiano, canto canciones que hablen positivamente del amor.

No quiere decir que no cante sus éxitos...

No. En mi tarima ese es mi trabajo, cantarlos. Cuando me convertí fuimos atacados fuertemente en Puerto Rico por los pastores, las iglesias y los hermanitos cristianos. Nos daban duro, decían: “Cómo es posible que estos muchachos, el domingo en la mañana estén en la iglesia y el domingo por la noche en una actividad bailando, cantando estas cosas. El pastor que nos vinculó venía de la música y nos advirtió que tuviéramos cuidado con los mensajes que dábamos. Pero un ginecólogo, aunque se convierta a cristiano, no va a dejar de tocar mujeres que no son su pareja. Eso sí, el pastor nos dijo: “En lugar de cerveza, cómanse cuatro empanadas con un jugo de mora”.

¿Qué cambió en usted al convertirse?

Mis prioridades, que antes eran la música primero, después mi familia y al final, Dios. Un Día Nacional de la Salsa, el 10 de marzo de 1996, me hablaron y el 17 me convertí y puse a Dios primero, luego a mi familia y a la música de última. A veces en este ambiente tú sacrificas a los tuyos demasiado, los dejas solos, uno vive en un avión, duerme en distintas habitaciones y te alcanzan los años, ahora mismo cumplo 62 años el 13 de julio.

¿Hasta qué punto lo afectó la tragedia del huracán en Puerto Rico?

Dolió, porque tengo muchas amistades que perdieron todo. La Isla sufrió un golpe muy serio, mucha gente se nos ha ido, casi un millón de puertorriqueños, aunque están regresando poco a poco. El huracán acabó con el trabajo, mucha gente se vio en necesidades. Hay lugares donde nunca volverá la luz. Hubo mucha gente que murió por falta de electricidad, de medicamentos, de acceso a los lugares. Imagínate, viviendo uno en Estados Unidos y ver a tus compatriotas pasando trabajos. Pero con la iglesia mandamos varios vagones de comida enlatada, agua, baterías, generadores, y aportamos nuestro granito de arena. Y estuvimos como iglesia en oración.

¿Qué piensa de que nuevas generaciones estén retomando la salsa de antes, como pasa en Colombia?

En mi país en alguna emisora se escucha salsa, pero clásica, levantar un artista nuevo del género en Puerto Rico es cuesta arriba. La música urbana es financiada, en su gran mayoría, por gente que no está en la industria legalmente, vamos a ponerlo así para que suene bonito, y tienen el billete para seguir dándole a la juventud lo que le gusta. Hay chamaquitos que son buenísimos, pero otros son muy malos. En mi país apenas se escucha la salsa, no es como en Cali que los discos pasan de generación en generación. Una vez fui a tomarme un champús y unas empanadas en Aguablanca y toda la gente estaba afuera de sus casas escuchando salsa. Gracias a Colombia, Panamá, Ecuador y Perú, los salseros podemos poner un plato de comida en nuestra casa.

Historias de sus canciones

'Fui la carnada'

“Este tema es de un cantante español de las Islas Canarias, Braulio García. En los años 90 los baladistas grababan sus discos y cuando llegaban a las tiendas, los merengueros y salseros los compraban para ver qué tema fusilar y hacerlo en su género. Braulio, en uno de sus CDs puso una nota dirigida a sus colegas pidiéndoles el favor de que le dieran “al menos dos años de vida a mi disco antes de que me fusilen alguna canción”. Un día, en un concierto en Puerto Rico le pedí que me escribiera canciones para grabarlas y nos hicimos amigos. Él le cantaba mucho a la infidelidad, aunque algunas de sus canciones tienen ciertas palabras muy fuertes y yo de eso me cuido”.

'Aparentemente' 

“Una amiga que teníamos Omar Alfano y yo —él es mi compositor de Panamá que se convirtió en mi sastre, porque conocía la medida perfecta de las canciones que me hacía—. Ella le contó que se estaba separando de su marido. Ella era periodista y él, luminotécnico, los admirábamos porque luego de muchos años de estar juntos seguían tratándose bonito. Ella le confesó que un día cuando vio al que fue su gran amor, sintió que aparentemente todo había terminado, y eso se le quedó en la mente a Omar, quien fue al piano y compuso ese éxito para mí. Si yo llego a un show y no canto esa canción, es como si no hubiera ido”.

Inicios rockeros

“Antes de ser salsero fui rockero, me la pasaba escuchando a The Beatles, pero un día me encontré con un disco de Carlos Santana, y me encantó el rock de él con ese sabor latino, y después me dejaron un disco de Rafael Cortijo e Ismael Rivera y eso fue la marca. Empecé a tocar percusión, un día faltó el cantante y me invitaron a cantar”.

“Éramos un hogar de clase media de Puerto Rico, mi papá trabajaba muchísimo y era muy jocoso, mi mamá era el alma de la casa. Siendo el mayor, querían que estudiara leyes o medicina, pero cuando me encontré con esta gente de la salsa decidí quedarme, me ha ido muy bien y lo disfruto”.

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