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La serie sobre la masacre de Pozzetto se pregunta qué pasó antes de la tragedia: esto dicen los escritores
Netflix estrenó una serie que, desde la ficción, aborda la vida del asesino relámpago, Campo Elías Delgado y los antecedentes del macabro suceso.
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5 de dic de 2025, 10:38 p. m.
Actualizado el 5 de dic de 2025, 10:38 p. m.
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El pasado 4 de diciembre se cumplieron 39 años de uno de los hechos más trágicos de la historia, cuando Campo Elías Delgado asesinó a 29 personas y dejó a una gran cantidad de heridos en unos hechos que históricamente se han conocido como ‘la masacre de Pozzetto’.
Este mismo día, Netflix estrenó una serie que desde la ficción, aborda la vida de este asesino relámpago colombiano y todos los antecedentes que se produjeron antes de este macabro hecho, siendo un excombatiente de la Guerra de Vietnam, profesor de idiomas y en especial, sus estudios en torno a la literatura.
Se trata de ‘Estado de Fuga’, una serie que traslada al espectador a 1986 y los convulsionados acontecimientos de ese momento, bajo la producción ejecutiva y asesoramiento en la historia de Mario Mendoza, escritor de la novela ‘Satanás’, que aborda este tema, y además, Mendoza conoció al propio asesino.
Mientras que los libretos estuvieron a cargo de Ana María Parra, el elenco está encabezado por Andrés Parra, Jorge Restrepo, Consuelo Luzardo, Carolina Gómez, entre otros, donde no sólo trasladan al televidente a la Colombia de los años ochenta, también a los pasillos más oscuros de la mente humana.
Ellos hablaron sobre la creación de esta historia, la relación entre realidad y ficción, pero en especial, sobre salud mental y los asesinos seriales. Un hecho que marcó profundamente la historia colectiva del país.

A LOS OCHENTA
-¿Qué diferencia hay entre ‘Estado de Fuga 1986’ y la novela de Mario Mendoza ‘Satanás’?
Ana María Parra: Nos distanciamos mucho porque lo que hicimos es coger un hecho histórico, el momento de la masacre, el final de la historia de Campo Elías, y a partir de eso ficcionamos todo hacia atrás.
Para ellos, nos hicimos la pregunta, qué pasaría cuatro meses atrás de estos acontecimientos, qué ocurría en esta persona que lo llevó a eso. Porque termina cometiendo esta masacre, esta tragedia macabra. Esto es una ficción inspirada en hechos reales, lo que hicimos es abrir su mundo íntimo y construirlo.
Para entrar a la psicología de este personaje, lo que necesitábamos era ponerlo a interactuar en sitios donde antes no lo habíamos visto, lo que es algo novedoso, verlo con su pasión por la literatura y como estudiante.
-¿Pero el asesino es el protagonista de la serie?
La historia se cuenta a partir de un amigo, se cuenta a partir de León, y eso es importantísimo porque realmente el punto de vista esta historia se cuenta a través de un chico que quiere ser escritor y termina conociendo al asesino.
-Mario Mendoza conoció a Campo Elías Delgado, ¿qué era lo que quería explorar diferente en esta serie?
Mario Mendoza: Los debates en el cuarto de escritura eran tremendos. Nosotros investigamos un montón, discutimos mucho. Ana era la cabeza cantante y la que tenía que recoger todas esas discusiones, pero creo que teníamos dos ideas muy claras.
La identidad existe hasta el siglo XVIII. Hasta ese momento, todo el mundo creía que él era él o que ella era ella. Pero de ahí en adelante, los escritores empiezan a cuestionar y a sospechar que no, que nosotros no somos nosotros, que hay otra presencia, que hay algo adentro, que hay una fuerza desconocida que nos desborda.
Los cuentos de Édgar Allan Poe, por ejemplo, que en la serie se van a tropezar constantemente, es un autor que pone de manifiesto esa duda, Hay algo dentro de mí que no entiendo, hay algo que no comprendo, hay una fuerza que me arrastra, ¿quién es este que vive dentro de mí? Entonces, nosotros teníamos claro que un personaje como Campo Elías estaba haciendo su tesis sobre la novela ‘El extraño caso del dr. Jekyll y mr. Hyde’, pero en la serie cambiamos eso e hicimos un giro.
Mantuvimos la época, mantuvimos los autores, mantuvimos esa pregunta y él duda y recela de sí mismo todo el tiempo.
Eso para nosotros era fundamental, que el espectador de alguna manera se haga también la pregunta qué tiene que ver esto conmigo, que quién hay dentro de mí.
Además, cuando uno tiene un asesino serial, uno juzga rápidamente, la sociedad o la psiquiatría tradicional juzga y dice, ‘Es un psicópata’, un juicio que exculpa a toda la sociedad.
Los psiquiatras contemporáneos, sobre todo después de la masacre de Columbia, y muchas otras, empiezan a pensar un término que es Síndrome de Amok, que significa que hay una corresponsabilidad social, que ese individuo si comete una atrocidad, es responsable de lo que hace, no lo exculpa en absoluto, pero hay una atmósfera insana, hay un aire pestífero en esa sociedad que construimos entre todos y de alguna manera lo empujamos al abismo y nos toca revisarnos a todos después de un tiroteo o después de una masacre de ese estilo.

LEJOS DE GLORIFICAR AL ASESINO
–¿Cómo lograr, desde las decisiones narrativas, no terminar glorificando al asesino y honrar a las víctimas?
Ana María Parra: Hay decisiones desde la dramaturgia que uno toma justamente para evitar la glorificación, porque además nuestra pregunta era otra, y era ¿cuál es el origen de esta violencia?, no todas las violencias, sino cuál es el origen de este tipo de violencia. Por eso, iniciamos con la masacre, porque empezar ahí pone el tono de la serie, vamos a hablar de alguien que cometió una trágica masacre, es la historia de un hombre y cómo llega a eso.
Esta historia se desarrolla en dos tiempos, un tiempo donde estamos tratando de construir la relación entre estos dos personajes y tratar de ver este mundo íntimo del asesino, para luego pasar a la postmasacre.
-¿’Estado de Fuga’ es un thriller?
Ana María Parra: En buena medida lo es. Es un género que no permite hablar de los héroes, es un género que habla de otras cosas, de la psicología, de lo oscuro, de las sombras. Es una serie sobre seres humanos que estaban estudiando literatura y llegaron a esto.
-El protagonista no es el asesino, sino León, el amigo de lecturas del asesino…
Mario Mendoza: La pregunta no es quién matará, sino por qué lo hizo. León se pregunta: “¿Yo lo vi venir? ¿yo pude evitarlo? ¿yo soy cómplice? Esa es la complejidad, y a medida que van viendo la serie esto es con una cebolla llena de capas, o sea, cada vez salen otras preguntas, salen otros traumas.
-Son varios los proyectos que vienen trabajando Mario Mendoza y Andrés Parra…
Mario Mendoza: Hemos trabajado desde la película ‘Satanás’. Conozco muy bien su fuerza actoral, era perfecto para el personaje, y en el momento en el que nos convoca Carolina Le Conte de Netflix, la primera idea que tenemos clara es, “No vamos a hacer ‘Satanás’ porque ya la hicimos”.
Vamos al departamento de literatura y vamos a verlo como estudiante de letras al personaje. Lo que no hemos visto es quién era ese sujeto en el aula, ¿qué leía? ¿Cuáles eran sus preguntas?
En ese momento teníamos claro a Andrés como Jeremías. Sabíamos que Andrés era el sujeto perfecto. Tiene esa energía poderosa que uno no puede evitar que el ojo y el oído y toda la atención se vaya hacia él. Esa es una fuerza que no tienen todos los actores.
-¿Cuál es el ADN de esta serie?
Mario Mendoza: Yo creo que la lucidez de Ana María Parra estuvo en no poner como protagonista a Jeremías, en entender que el protagonista no era él, que era León, pese a que Jeremías es un personaje tan denso.
Como digo ahora, tenemos un actor que genera un impacto muy fuerte para un personaje muy fuerte, pero creo que la claridad de Ana estuvo en saber que no era él, por muy fuerte que sea el personaje y aunque cause ese impacto de satelizar la mirada, de todos modos él no es el protagonista.El protagonista es un joven que quiere ser un artista y que tiene que descender a los infiernos si algún día quiere narrar esa ciudad en la que vive, esa sociedad en la que vive.De alguna manera la serie es un retrato del artista adolescente atormentado.
-¿Qué tanto León se nutre de la experiencia de Mario Mendoza que conoció a Campo Elías Delgado?
Mario Mendoza: Cuando uno hace ficción, uno construye una realidad paralela. No es Mario Mendoza, termina siendo una realidad independiente propia. Yo creo que la serie construye a un Camilo León que es independiente de mí.
Hablábamos mucho Ana, votábamos mucha corriente, yo participaba en la medida en que yo podía contándole situaciones, cosas, anécdotas y demás.
¿Cuánto de mi propio tormento hay en esta historia? Mucho, sin lugar a dudas. Yo era un sujeto que entró a la literatura por la puerta de atrás. Desde niño como lector, enfermo en un hospital y luego la vida me conduce a esta historia, entonces llegó de manera bastante siniestra.
Pienso que si Campo Elías hubiera sido un estudiante de derecho o de medicina lo hubieran detectado rápidamente y hubiera terminado en consultoría psiquiátrica psicológica en la universidad, pero es que estudiaba educación con énfasis en literatura y la mayoría de sus materias eran con los de letras que éramos todos unos marcianos.
-Hablaba que en 1986 y por estar en la facultad de Literatura era difícil detectar a un personaje como Campo Elías, ¿creería que hoy en día podría ser detectado?
Yo me demoré mucho escribiendo la historia porque no estaba tipificado el asesino. Por eso me demoré tanto, quince años, porque yo intentaba entender y no podía. Seguía sin entender quién era ese sujeto. Fue hasta la matanza de Columbia y después la matanza de Virginia Tech. Ahí, cuando los psiquiatras empiezan a tipificar, ya hablan de un spree killer, de un asesino relámpago, de un asesino itinerante, es que yo entiendo que es Campo Elías.
En Estados Unidos, solo este año, se han presentado más de 300 tiroteos masivos, por lo que en lugar de ir mejorando vamos empeorando.
La pandemia escondió otra pandemia. Había una pandemia dentro de la pandemia. Nosotros creímos que la pandemia era el COVID-19 pero la verdadera pandemia estaba escondida y es la salud mental.
Lo que realmente desbordó, lo que nos hizo trizas, lo que nos deprimió y lo que nos hizo pedazos y lo que nos mostró los lados más oscuros de nosotros mismos fue ese encierro brutal durante casi un año y nos hemos venido descomponiendo de ahí en adelante.
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