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La ruta del jamón, un plan que no se puede perder si viaja a España

En Cataluña, Aragón y Navarra se produce el mejor jamón de cerdo de capa blanca español y todas sus variedades. De Gerona, Lérida y Pamplona, a Madrid, puede degustar esta delicia icónica de la gastronomía de ese país.

7 de diciembre de 2016 Por: Alda Mera | Reportera de El País

En Cataluña, Aragón y Navarra se produce el mejor jamón de cerdo de capa blanca español y todas sus variedades. De Gerona, Lérida y Pamplona, a Madrid, puede degustar esta delicia icónica de la gastronomía de ese país.

Antes de que los chefs pusieran de moda los menú de degustación, los españoles ya se deleitaban con las famosas  tapas, unas exquisitas  entradillas o aperitivos con los que se va preparando el paladar, al calor de unos vinos y una amena conversación, para el plato principal. 

 El turista gourmand puede degustar un delicioso pichón airaz en salsa, unos muslitos de pichón aromatizados al tomillo o los tradicionales jamones, unos más  curados que otros, aromatizados con distintas hierbas, unos con más carne magra que grasa, en fin, la lista es infinita.

 La oferta gastronómica que se puede degustar en España es inagotable. Solo en la Ruta del Jamón, partiendo de Barcelona hacia Gerona, Balbastro, Lérida, Pamplona y Madrid, hay elegantes restaurantes con cartas de todas las tendencias.

Uno de ellos es Las Bodegas del Vero,  un restaurante instalado en un sótano de una casona antigua, que recrea el ambiente de varios siglos atrás y transporta al turista a las épocas en las que se comía a la luz de las velas porque no existía el fluido eléctrico.

Entre las tapas, ofrece como exclusivo el tomate rosa, una rica variedad  al paladar, que solo se cultiva  en Balbastro, y que se sirve bañado en aceite de oliva y acompañado de lonjas de atún. Pero las delicias del paladar las hace el ‘foi’ a la parrilla, o corazones de pato  asados, que se deshacen en el paladar.

 En Gerona, una ciudad antigua fundada por los romanos  en el año 79 a. de C., frente a la plaza principal está el restaurante Marietta, donde el cordero asado y la crema catalana es una de las especialidades de la casa, iniciando con unas tapas de jamones de cerdo de capa blanca español.

Su encanto es que conserva intacto su  arquitectura antigua de calles estrechísimas y adoquinadas, donde el punto máximo es la Catedral de Santa María, una majestuosa construcción de los siglos XI y XVIII que combina  tres estilos arquitectónicos  sucesivos: románico, gótico y barroco y  devuelve al visitante en el tiempo a esas  épocas.     

En la ruta hacia Lérida (en catalán, Lleida), los españoles tienen otra propuesta: la Casa  de Vinos Sommos, un edificio de arquitectura futurista, que parece casi una nave espacial en medio de los viñedos, donde a la vez hay  restaurante, salón de eventos y sala de cata de vinos.  Jesús Marino Pascual, gerente de la casa de vinos Sommos, dijo que  tienen 16 referencias de vinos fermentados con los viñedos que rodean la bodega, en la vía Balbastro - Zaragoza, en Huesca.

  En Pamplona, a la vuelta de las calles empedradas por donde sueltan los toros para las tradicionales corridas de San Fermín, está el restaurante Europa, de corte moderno y donde la comida fusión es agradable para los paladares que se inclinan por las propuestas de vanguardia. 

Los postres en España saben a gloria, es como degustar el cielo. La crema catalana la sirven  fría o caliente, según el clima, pero es igual de deliciosa. La tarta de Santiago, la torrija caramelizada, el sorbete de violeta en canasta tejida en chocolate con avellana o sorbete de limón en cava, son recetas antiquísimas.

 Y en Madrid, la oferta gastronómica es inmensa. En el último año, se destacan dos restaurantes: La Cabra, del chef Javier Aranda, con el que a sus 26 años  ganó una estrella Michelin en 2015. Y Gaytán, que el mismo  Aranda abrió en otro sector de la capital española, un restaurante contemporáneo.

En Gaytán, este cocinero revelación de la gastronomía española, sirve menú de degustación, con reelaboraciones de platos nacionales e internacionales en miniatura. Y causa verdadera sorpresa hasta  el diseño y decoración del sitio, hecho por él mismo, pues viene de una familia que trabaja la madera.

Sabor a jamón

El jamón es el cuarto alimento icónico mundial después de la trufa blanca, el ‘foie grass’ y  el caviar, señala José Ramón Godoy, coordinador internacional de la Organización Interprofesional del Porcino de Capa Blanca,  Interporc.

Así como añejan  sus mejores cosechas para extraer los más exquisitos  vinos, los españoles aprendieron a elegir  la más excelsa carne de cerdo para obtener el mejor jamón reconocido en el mundo. Conservar la carne  cuando no existían neveras, ni refrigeradores, ni estufas y España sentía los rigores del invierno y de la guerra, se convirtió en una tradición familiar, cuya tercera generación  ha convertido en una pujante industria para delicia de los mismos españoles. Y  de los paladares de 56 países más a donde exportan, desde Canadá hasta Nueva Zelanda. Acaban de ingresar a Japón y a China y buscan ampliar su oferta en Colombia. Los porcicultores de las provincias de Cataluña, Aragón y Navarra, herederos de esas recetas tradicionales para curar el jamón, ahora lo hacen a gran escala, con  las más estrictas normas de la seguridad alimentaria que exige la Unión Europea, pero sin perder el sabor y bouquet ancestrales que solo ellos saben darle a esta carne. Y los turistas van detrás de estos sabores tradicionales.

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