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César López, música | Foto: Especial para el país del fotógrafo Arturo Rodriguez

PARO NACIONAL

César López llega a Cali para sumarse a dialogar con los jóvenes

El reconocido músico y compositor, creador de la ‘escopetarra’, llegó este lunes a Cali para ayudar a crear espacios de diálogo, donde se consiga abrir rutas pacíficas con los jóvenes.

10 de mayo de 2021 Por: Susana Serrano A. / Reportera de El País

César López es un músico que tiene a la paz como la musa de su música. Es mayormente recordado por convertir una AK-47 en una guitarra, la escopetarra, con la que transformó un arma de guerra en un instrumento de paz. En la actualidad también es oficialmente un ‘Mensajero no violento’ de las Naciones Unidas y un ‘Emisario de la conciencia’ para Amnistía Internacional.

Es por ello que López decidió venir a Cali, para tratar de crear rutas de diálogo para resolver la situación de la ciudad. Ha sido invitado a un diálogo entre los habitantes del barrio de Ciudad Jardín con gente de la minga y también a hablar con los jóvenes en Jamundí. “Yo puedo poner mi sensibilidad y ayudar a que se expresen las emociones. Si la gente dice lo que siente y si resolvemos las emociones, tal vez sea posible ponernos de acuerdo en otras cosas”, dice el músico.

¿En qué lugares de Cali está?

Estuvimos visitando Sameco, Puerto Resistencia, Siloé, Univalle y nos falta el encuentro con autoridades e institucionalidad que es a las cuatro de la tarde (este lunes).

¿Cómo ha visto la situación?

Lo primero que uno encuentra es una voz muy legítima de familias y madres cansadas, agobiadas, asfixiadas y desesperadas. Hemos oído gente con mucha claridad, en voz de gente que sabe, que conoce sus alcances. También he visto distintos liderazgos. No puedo decir que haya una unión entre todos los puntos (del paro) que hemos visitado. Cada lugar tiene sus ideas, sus peticiones y por supuesto rechazan la representatividad. No se sienten recogidos en una organización.

¿Eso no hace más difícil que se pueda dialogar con ellos?

Claro. Por eso hablan de la importancia de diálogos locales, diferentes y parciales. Distintos momentos de encuentro y lugares de encuentro, para poder dialogar. Pero hay tres cosas específicas que tienen una voz común: 1) La desmilitarización. 2) Justicia para todos los muertos y heridos, que se sepa quién fue y por qué. 3) Que los muchachos que han salido a marchar tengan garantías. Esos son los tres puntos que yo recogería hasta el momento. Nos falta todavía la voz de la institucionalidad, que es lo que esperamos conseguir en la tarde.

En el fondo todos coinciden en que la reforma tributaria fue el detonante, pero ya no es un eje principal de la manifestación. Ahora lo es la dificultad de poder prosperar.

Según López, el país está inmerso en una cultura competitiva y por desgracia agresiva. Según él, tenemos que entender que “vencer también es debatir”.

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¿Qué soluciones pacíficas recomienda desde el diálogo?

Pienso que es muy importante recibir de parte del gobernante y de todo su equipo, un poco de empatía. Yo no siento que hayamos tenido hasta el momento un discurso o una palabra que ayude a amainar la rabia. Ayudaría mucho a bajar la tensión escuchar a alguien decir: “bueno, creo que no hemos hecho las cosas bien, a mí me duele la madre que pierde un hijo en un hecho que vamos a investigar”.

Hay que recordar que habrá un largo camino en el proceso de reclamar los derechos, hacer justicia, hacer memoria. Y, por supuesto, entrar en lo profundo del reclamo social y modificarlo, va a tomar años.

Ahí es donde los artistas que están comprometidos, vamos a seguir impulsando a la sociedad. Por supuesto hay que recordar que las posturas que generan odio, rabia o que polaricen, no ayudan.

¿Cómo se puede evitar la polarización?

Yo no sé. El ejercicio de todos debe ser el clamor por la vida y por una vida digna para todos. Todo lo demás lo podemos discutir con argumentos, pero que aquí nadie mate y nadie muera.

¿Cómo puede intermediar el arte en este momento?

Creando nuevas narrativas. En la medida en que la gente esté expuesta cada vez más a obras de arte, cuadros, libros, películas, canciones que hablen de diversos modelos, vamos a lograr que, por lo menos, la generación que viene empiece a modificar sus prácticas. Eso es tal vez lo más complejo de la transformación que podría lograr el arte en generaciones enteras. Esa es la gran diferencia que tenemos con las balas. Las balas intentan cambios rápidos, a través de la intimidación del otro. Mientras que una película (que tarda ocho años en estar lista), un disco (que tarda cinco años), son acciones de largo aliento.

¿Qué cree importante recordar en este momento?

Cuando hay más orejas para escuchar y menos gente elevando el volumen del argumento, las cosas encuentran su lugar más fácil. A mí me llama la atención la imposibilidad de escucha que estamos teniendo. Falta una escucha profunda, real, consciente.

¿Cuál es la mejor forma en la que alguien puede hacerse escuchar?

La dialéctica es la victoria sobre las armas. Así como las balas son la derrota de la palabra, la victoria sobre las armas sería ver a tanta gente conversando y escuchándose en medio de unas profundas diferencias.

Yo me he hecho escuchar con la música. A través de mis canciones he podido plasmar mis ideas, que mastico con calma y que luego de manera sensata logro poner en música, garantizando un documento sonoro que genera memoria y reflexiones.

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