El pais
SUSCRÍBETE
En el verano de 2006 se editó un doble disco, titulado ¡Calamaro querido!, en el que se incluyen 25 piezas de la discografía de Calamaro reinterpretadas por otros tantos grupos y artistas españoles y argentinos, entre ellos los Fabulosos Cadillacs, Joaquín Sabina, León Grieco, Niña Pastori, Fito Páez, Julieta Venegas y El Canto del Loco.

Cantar para 'resistir' la vida: Andrés Calamaro habla de su regreso a Cali

Andrés Calamaro cantará en Cali el próximo jueves 27 de octubre, terminando una ausencia de cinco años en los escenarios colombianos.

23 de octubre de 2022 Por: Redacción de El País

Después de 5 años, Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961), visitará cinco ciudades en Colombia con su Tour 22. A Cali llegará el 27 de octubre para cantar en el Centro de Eventos del Pacífico.

“Me alegra un poco no haber terminado la gira del año pasado, porque puedo hacerla mejor cuando volvamos. O intentarlo. Never ending tour (el tour que nunca termina)”, contó al diario peruano El Comercio, en junio de 2021.

Algo más de un año después ese “never ending tour” llegó a Colombia, en donde ya cumplió su cita en la Plaza de Toros La Monumental en Manizales y en La Macarena de Medellín. Después de Cali estará en la Hacienda Las Pavas de Bucaramanga y el 3 de noviembre se despedirá, por esta vez, del público colombiano en el Movistar Arena de Bogotá.
A diferencia de otros artistas, Calamaro no tiene un nombre artístico, desde el principio la gente lo conoció con su nombre real y con el tiempo decidió mantenerlo así.

Le dicen El Salmón, pero no como referencia al pescado azul y de agua dulce o agua salada, sino por su séptimo disco de rock editado en el año 2000, que llama la atención por ser un disco quíntuple, el cual luego se simplificaría a un solo disco con 25 temas y después a un disco doble llamado ‘Salmonalipsis Now’, editado en el año 2011. Para ese trabajo, que lo sumergió en una temporada de excesos, se dice que escribió 700 canciones, de las que finalmente seleccionó 103.

O tal vez sí. El salmón se diferencia por nadar corriente arriba a una velocidad media de 6,5 km diarios, siendo capaz de saltar hasta 3,7 metros de altura, por lo que supera, casi todos los obstáculos que encuentre en su camino. Y Calamaro así lo ha hecho, logrando a sus 61 años, una de las carreras más prolíficas del rock en español, del que se dice es uno de los padres del género. Sin embargo, sus letras nadan del folk al tango, pasando por el funk, el blues y el jazz.

“Siempre seguí la misma dirección, la difícil, la que usa el salmón. Siento llegar al vacío total, de tu mano me voy a soltar”, canta en El Salmón, la que ha dicho, es su canción favorita, pero creerle es difícil cuando no ha parado de escribir desde los siete años.

Su discografía está compuesta por diecisiete álbumes de estudio, siendo su debut en 1984, Hotel Calamaro. Tiene cinco Grammy Latinos, ha vendido más de 30 millones de discos y se puede decir que ha cantado casi con todos los referentes de la historia del rock en español: Charly García, Gustavo Cerati, Joaquín Sabina, Fito Páez, Enrique Bunbury, además de participar con Residente, Juan Gabriel y, no hace mucho, con el español C. Tangana.

Su última placa discográfica, hasta hace poco, titulada ‘Dios los cría’, es un homenaje a sus grandes himnos en la voz de amigos como Julieta Venegas, Alejandro Sanz, Carlos Vives, Juanes, Mon Laferte, Sebastián Yatra y Julio Iglesias.

Durante la promoción de este disco visitó el programa El Hormiguero en España, en donde sin tapujos, como lo es en el escenario, el estudio de grabación y las redes sociales, donde suele hablar mucho y hablar de todo, destacó que en la canción con Julio Iglesias, ‘Bohemio’, “me vibraba el culo solo en pensar que iba va a salir a cantar con él porque es un mano a mano muy comprometido. Julio grabando casi con 70 años... había que estar a la altura de la leyenda. El respeto por Julio excede de lo normal porque los músicos somos como primos y los cantantes casi como hermanos separados al nacer”, señaló el invitado.

El ‘Tour 22’, es un reflejo de esa carrera que ha influenciado tanto, y ha emocionado de diversas maneras, alterando la vida de sus seguidores en las formas de amar, resistir y experimentar la vida.

Antes de llegar a Cali, el intérprete de ‘Paloma’, ‘La Libertad’ y ‘Estadio Azteca’, entre tantas otras, contestó una corta —y al final, por las preguntas que decidió contestar, un poco rara— entrevista que sirve como antesala de su concierto. Podría titularse ‘Palabras más, palabras menos’, como el título del tercer disco que hizo cuando era parte de Los
Rodríguez, publicado en 1995.

¿Qué piensa cuando piensa en Colombia?
Ahora mismo espero que se blinden las corridas de toros, le soy sincero. Hace tiempo que no nos vemos y confío en llevarme la muy buena impresión de siempre. Soy muy agradecido con esta tierra y sus gentes.

¿Cómo describiría estar muerto en vida?
No sé como contestar eso, sospecho que nadie lo sabe. Sirve como metáfora en el peor de los casos. Otra cosa es desafiar las leyes de la física y burlar al tiempo por un tiempo.

En mayo de 2006 publicó Tinta roja, un disco en el que recupera los tangos más poéticos de grandes del género como Carlos Gardel o Astor Piazzolla. ¿De los tangos que ha cantado, cuál le gusta más?

Ninguno lo he cantado bien del todo. A todos les tengo que estudiar y aprender. Luego si, se disfruta interpretando esas grandes partituras porque te sacuden, es como boxear. No se si me gusta el tango o los tangos buenos.

Ha dicho que el feminismo es un “concepto dudoso”, ¿por qué?
El género no consiste en una virtud, ni las ideas propias definen realidad alguna. Ni siquiera me consta que el feminismo (en su tercer ciclo histórico) sea realmente “un concepto” o una raza. Feministas somos todas las buenas personas.

¿Sobre qué le hace falta cantar?
No lo he pensado. Estoy dispuesto a cantar lo que tenga que cantar, grabo con frecuencia y estoy encantado con las colaboraciones que me tocan.

¿Qué les diría a todos los caminantes latinoamericanos que viven “sin documentos”, como lo dice en su canción?
El que resiste, gana.

¿Cree que el mundo es mejor, peor o igual después de la pandemia?
¡Igual de peor!

Cartas sin marcar

Le dirán El Salmón, pero Andrés Calamaro es Leo, por su signo, que se define como creativo y abierto, con ambición, valor, fuerza, autonomía y total seguridad en sí mismo: sabe dónde quiere llegar y nada ni nadie puede evitarlo.

En el verano europeo de 1999 se empeñó en ser el telonero de Bob Dylan, uno de sus ídolos, por toda España. Tenía tantas ganas de estar cerca del cantante estadounidense, a quien defendió de las opiniones de muchos —entre esos Mario Vargas Llosa— cuando le otorgaron el Premio Nobel de Literatura en 2016, que no cobró ni un centavo por los doce conciertos en los que participó. Cantó por el placer de acompañarlo.

En un texto suyo, publicado en el portal Efe Eme.com, Andrés, contó cómo fue el concierto que lo llevó otra vez, en el 2015, a Dylan, nuevamente como telonero, en San Sebastián, España, en una plaza que se le antojaba “tibia”, pero que al final le sorprendió por su euforia.
“Para nosotros fue ‘mejor imposible’ y para aquellos que esperábamos escuchar (y ver) a Bob Dylan, también. Fue una clase magistral de quien ya, de por sí, es un maestro y una leyenda viviente. Y el concierto que ofreció colmó las expectativas. Una interpretación profunda, inspirada y total. Sin concentrarse en guitarras eléctricas, minimalistas, ni en su tradicional estampa acústica; se le ofreció a la eternidad en un ejercicio perpetuo de (entiéndase bien) seriedad artística, altísima oferta histórica y búsqueda permanente del arte cautivo”, dijo en su reseña este fanático “dylanita”.

Y es que las cartas a sus ídolos y amigos, a Calamaro se le dan fácil. El 6 septiembre de 2014 publicó para Gustavo Cerati, con quien había estado en las bandas The Morgan, y Stress, mucho antes de la fama, una carta de despedida. “Es imposible recordar cada encuentro con Gustavo y los Soda... Es imposible, pero recuerdo cada dialogo que compartimos con Gustavo, momentos de intimidad y también tiempos de distancia, sin acritud ni desacuerdo; la distancia que los varones respetamos porque la vida nos trae y nos lleva, incluso a veces a cercanos países lejanos”.

Y lamentó que “los músicos no tenemos espacio en los periódicos (ni en las radios ni en la tv) para escribir —o decir— lo nos sale de los soberanos huevos. Algunos —sí— tenemos la fortuna de cosechar lo que sembramos: admiraciones, el respeto de los pares, amistad. También de encontrar aquellos que abren, dispuestos, la mano para aceptar lo que les ofrecemos: A veces es el baile tropical de las caderas del pueblo, a veces una vida entera entregada al canto que despierta conciencia y solidaridad, a veces ritmo y blues, a veces hormonas, a veces distorsiones, a veces melodías o vanguardias de retaguardia. Siempre damos las gracias, y siempre son totales. ¡Viva la música!. Lo dijo Andrés Caicedo y después se quito la vida. Este viejo compañero despide a un amigo. Así… Vivirás para siempre en nuestros corazones”, escribió, con guiño a la literatura colombiana.

Hace un año, en Noviembre, Disney+ estrenó un documental sobre la carrera de este argentino que le ha cantado a la guerra, la droga, a los amigos y sobre todo, al amor. El material audiovisual hace una parada en la epopéyica construcción de ‘El salmón’ y su posterior renacimiento.
Sobre esa época, quien ha sido su manager por 22 años, Olga Castreño, cuenta en el documental nominado a los Premios Emmy, cómo no le gustaba “ver cómo (el músico) se destruía. Yo sufría un montón. Era horroroso. Había veces que iba a despertarlo después de cinco días en los que no había dormido; entraba en la habitación y pensaba: ‘¿Y si no se me despierta un día, qué?”.

En 1999 Calamaro publicó Honestidad brutal, en el que editó 37 canciones, y que vino justo después de su ruptura sentimental con Mónica García, con quien había estado desde el 92. “Honestidad brutal fue el Apocalipsis Now de las grabaciones de rock. Estuve dos meses como Martin Sheen al comienzo de la película”, afirma en el documental.
“Solo vivía para hacer música todo el día. Dejó las necesidades básicas, como bañarse o comer”, agrega la manager sobre la época de adicción al trabajo, a la que siguieron cinco años de “silencio”, en la que especuló que no volvería.

“Me convertí en un campesino más, las mismas botas de agua, la camisa a cuadros, iba a desayunar al bar con el carnicero…” Pero, “si se calla el cantor, calla la vida, porque la vida, la vida misma es todo un canto”, diría Mercedes Sosa y el retorno a los escenarios ocurrió un 11 de febrero, cuando se presentó con la banda argentina Bersuit Vergarabat, en el festival Siempre Rock.

Poco después llegaría el álbum, que no podría llamarse de otra forma más que ‘El regreso’, disco en directo grabado en el Luna Park de Buenos Aires, en el que hizo un repaso de sus mejores temas como solista, con canciones como El cantante, Tuyo siempre, Para no olvidar, Crímenes perfectos, Nos volveremos a ver, No me nombres, Media Verónica, entre otros. Y desde entonces, no ha dejado de escribir, ni de cantar.

Crímenes perfectos

A los 17 años, este amante de los toros, entró en el primer estudio de grabación como miembro del grupo Raíces, pero profesionalmente lo hizo en 1981, cuando se integró en Los Abuelos de la Nada, banda en la que permaneció hasta su disolución en 1985.

Un año antes había editado Hotel Calamaro, su primer trabajo de larga duración en solitario. En 1985 grabó y editó su segundo elepé, Vida cruel, en el que contó con la colaboración de famosos compatriotas suyos, porque siempre le han gustado las colaboraciones.

Después, tras un periodo de tres años trabajando en distintos proyectos, salió a la venta en 1988 su siguiente álbum, ‘Por mirarte’, que supuso la consagración definitiva. El cuarto trabajo llegó rápidamente; se tituló ‘Nadie sale vivo de aquí’.

En 1990 llegó a España para formar Los Rodríguez, junto a Ariel Rot y Julián Infante, ambos exintegrantes de Tequila. La banda editó tres álbumes en estudio (‘Buena suerte’, ‘Sin documentos’ y ‘Palabras más, palabras menos’) y uno en directo (‘Disco pirata’).

Durante su etapa en este grupo volvió a Buenos Aires para recuperar antiguas grabaciones, que dio pie a Grabaciones Encontradas (volumen 1) ese mismo año, y Grabaciones Encontradas (volumen 2) un año después.

En 1997, y tras la disolución de Los Rodríguez, volvió a grabar en solitario, esta vez en Nueva York y Miami. El resultado fue Alta suciedad, uno de los trabajos que consagró su carrera a escala internacional y llevándolo a ser nominado en los premios MTV latinos por el vídeo de su tema Loco: “Voy a salir a caminar solito. Sentarme en un parque a fumar un porrito. Y mirar a las palomas comer, el pan que la gente les tira....”
A este álbum le siguió Honestidad Brutal, producido por el propio Calamaro y por Joe Blaney (productor musical conocido por haber colaborado con bandas como The Clash y Ramones o solistas como Prince), y se trata de una de las obras cumbre de la discografía, cuyas grabaciones adquirieron un estatus casi mitológico, ya que fue un disco editado durante nueve meses en quince estudios de grabación y en cuatro ciudades distintas y que también supuso un antes y un después en la carrera del argentino.

“Conocimos gente, desconocimos a otros, dormimos días enteros y otros días duraron tres días y sus noches. Pero siempre grabamos y grabamos”, ha confesado Calamaro.

Desde el viernes está disponible ‘Honestidad Brutal Extra Brut’, una reedición de este clásico álbum, que se pondrá a la venta en edición digital y en una caja de 6CDs con abundante material extra. ‘Pero igual’ es una de las 17 canciones completamente inéditas de esta nueva edición, que incluye además ‘Una bomba’, que se distancia bastante de la versión original, y ‘Cafetín de Buenos Aires’, una de las 45 canciones extra de esta reedición y uno de los grandes clásicos del tango, en voz de Calamaro.

AHORA EN Entretenimiento