El pais
SUSCRÍBETE

Así es Andrés Cepeda, el poeta del pop

Andrés Cepeda ha sido artífice de embrujos, canciones rotas y besos robados, cometió ‘Poligamia’, le han llamado carpintero del amor y hoy trae ‘El mensaje’. El flaco de los rizos y la risa encantadora.

3 de marzo de 2013 Por: Isabel Peláez | Reportera de El País

Andrés Cepeda ha sido artífice de embrujos, canciones rotas y besos robados, cometió ‘Poligamia’, le han llamado carpintero del amor y hoy trae ‘El mensaje’. El flaco de los rizos y la risa encantadora.

Cuenta Andrés Cepeda que en su casa había dos pianos. “Uno era de mi mamá y otro de uno de mis hermanos mayores. Mi hermano estudiaba muchísimo, unas seis horas diarias, era muy disciplinado, siempre estaba el tipo ahí dándole, dándole, y a mí me causó mucha curiosidad. Entonces empezaba a jugar yo con el otro piano, con el de mi mamá, que estaba en la sala”. “Mis papás se dieron cuenta de mi interés y me dieron la oportunidad de empezar a estudiar desde los 4 años mis clases de piano. Ese piano lo conservo, lo quiero muchísimo, imagínate...”Andrés nació en Bogotá, como dice en su canción Mi Generación “cuando hablar era un peligro allá en el 73... y tomaba chocolisto y escuchaba a Lucho Herrera coronarse campeón... y las bombas reventaban mientras tanto redactaban una gran Constitución”. Fue el último de cinco hermanos. Nació 17 años después de su cuarta hermana. “Era un niño consentido de sus hermanas, de sus hermanos grandes, de su papá y de su mamá. No era de peleas, no tenía un hermanito chiquito con quien pelear”, recuerda su hermana mayor, Consuelo Cepeda, defensora del televidente del Canal RCN.Él admite que fue “un poquito” consentido. “Cuando yo llegué a la familia, ya mis hermanos eran un poco mayores que yo, mis hermanas estaban alrededor de los 15 y los 16. No tenía una sino tres mamás, que eran mis dos hermanas y mi mamá, y sí me paladearon bastante de chiquito”.Un triste episodio marcó su juventud, la muerte de su mamá. Dice su hermana Consuelo, “Andrés tuvo una relación muy bonita con mi mamá, pero cuando él tenía 20 años, ella murió. Con mi papá ha tenido una relación linda toda la vida, muy cercana. Cuando mi mamá murió, se quedaron ellos dos solos en la casa, porque ya todos los demás nos habíamos ido”. Sobre ese tema, él es reservado. En otras ocasiones ha dicho que desde ese momento concibió la vida de manera distinta, pero esta vez guardó silencio: “Si te soy sincero, no me gusta hablar mucho del tema, me resulta muy personal, muy íntimo”.Los otros hermanos Cepeda Cediel se casaron y dejaron el hogar. Así don Humberto y Andrés se acompañaron los años restantes en su casa en las montañas orientales de Bogotá, en el barrio de Santa Ana. Una casa con relojes, cuadros de Botero, veleros, y figuras de marino, que su papá arquitecto volvió cada vez más grande, hasta convertirla en una hacienda desde donde se veía media capital rodeada de verde. Su papá es arquitecto, chelista, navegante, su confidente, su amigo y la persona a la que respeta profundamente. “Siempre que graba un disco, lo primero que hace es mostrárselo a mi papá para que lo escuche. Confía mucho en su criterio. Mi papá es ya mayor, pero Andrés lo tiene muy en cuenta, le muestra sus proyectos. Siempre le rinde un homenaje cuando está presente. Papá es su consentido”, dice Consuelo.Cepeda absorbió el gusto de su padre por los boleros de Julio Jaramillo y de Alci Acosta, los cubanos, mexicanos, la música de Agustín Lara y las canciones de José José. Desde que pudo, inventaba “cancioncitas y las cantaba”. “El ambiente tan musical de mi casa lo propició”, dice él. En transición, en el Colegio San Carlos, participaba en montajes donde cantaba y tocaba piano. A los 12 años hizo su primera canción para su primer amor. “Estaba enamorándome, quería ganar su atención”. Si lo logró es un misterio que un caballero como él no desvelará. En el Colegio Emilio Valenzuela fue el primero en los eventos artísticos, no en las notas. Acepta que fue mal alumno, que validó los últimos años de colegio, “me dedicaba muchísimo a la música, no le paraba muchas bolas al estudio y repetí un par de años”. En los deportes también reprobó. “No soy jugador de fútbol ni nada parecido. Por mi padre, aficionado a la navegación a vela deportiva, me inició en esa pasión desde niño. Cada que tengo un minuto, cojo mi velerito y me paso la tarde disfrutando de la naturaleza y del agua”. Además, es remiso del Ejército. “Eeeeh... sí, me hice el loco, no tuve el temple para asumir el llamado, no conté en la casa cómo era la cosa, me evadí y eso me preocupó durante mucho tiempo, pero me he puesto al día, porque este oficio me ha dado la oportunidad de colaborar con los soldaditos de la patria de diferentes maneras”.Andrés se dio a conocer en Poligamia, grupo de rock bogotano que posicionó varios temas en la radio, como Desvanecer, Confusión, Te Regalo una Canción y Ciertas Cosas, que aún le piden en sus conciertos. Lo fundó en 1990 junto a Juan Gabriel Turbay, Freddy Camelo, Gustavo Gordillo, Virgilio Guevara y César López. Cepeda, Turbay y Gordillo fueron juntos al Colegio Emilio Valenzuela. Camelo y Guevara se unieron luego al grupo. Y César López reemplazó a Guevara cuando se retiró en el 93 para seguir su carrera como diseñador en el exterior. Freddy acompañó a Andrés como guitarrista en su carrera en solitario desde 1998.¿Aún define a Poligamia como unos gomelos que cantaban en bares ‘bien’?Sí, en un principio éramos eso, unos pelados de colegio con grandes ilusiones, queríamos hacer música, coger nuestro propio camino. Y lo hicimos, grabamos varios discos, dimos muchos conciertos. Es gente que quiero muchísimo y me siento muy orgulloso de ese inicio, logramos hacer cosas que nunca nos hubiéramos imaginado. ¿Se ha vuelto a encontrar con sus excompañeros de grupo? ¿En qué andan?Sí, sí, sí, nos encontramos con frecuencia. Todos estamos por fortuna trabajando. Nos está yendo muy bien. Y estamos pendientes de una propuesta muy interesante que nos hacen este año a ver si nos reunimos a hacer unos ‘showcitos’.Se califica como un llorón, al punto de llorar hasta por una llamada de su amigo Juan Gabriel Turbay. ¿Qué lo sensibiliza?(Risas). Ujum. Soy una persona más o menos emocional y sensible y las cosas que tienen que ver con los sentimientos bonitos, con la amistad, con el amor, con la familia, me emocionan y sí, así es.¿Ser despistado es su mayor defecto?Es uno de mis defectos. A la hora de trabajar suelo ser un poco impaciente. Me gusta que las cosas salgan como se acordaron, a la hora que se acordaron.¿Cuál ha sido la mayor locura que ha hecho en nombre de la música?La locura que más ha valido la pena ha sido asumirla como una manera de vivir, como una profesión, un oficio. Juega un papel muy importante en una sociedad y es una carrera muy difícil, dura, y las oportunidades a veces se reducen y hay que trabajar mucho. ¿Volvería a actuar en una película?¡Wao!... no, no me atrevería a actuar, no soy un buen actor. Mis experiencias fueron muy entretenidas, pero mirando para atrás no es algo que yo sepa hacer.

AHORA EN Entretenimiento