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Andrés López, la historia de todos los soñadores

Andrés López fue cuentero, antropólogo, es el precursor del stand-up comedy en Colombia y de vez en cuando es piloto.

10 de julio de 2013 Por: Isabel Peláez | Reportera de El País.

Andrés López fue cuentero, antropólogo, es el precursor del stand-up comedy en Colombia y de vez en cuando es piloto.

Andrés López era uno de los estudiantes de Los Andes que iba la Javeriana a ver los trabajos con los que el director Harold Trompetero se ganaba todos los concursos audiovisuales. “Ese ‘man’ se ganaba todo. Siempre fue una mezcla de punk con Woody Allen, Stanley Kubrick y Roman Polansky”, dice el comediante. “Andrés estudiaba antropología en Los Andes y yo Comunicación Social en la Javeriana, pero teníamos amigos cuenteros en común, como Gonzalo Valderrama. Una vez yo hice un show de stand-up comedy con Gonzalo y terminamos dándonos golpes, Andrés nos estaba viendo y desde ese momento nos hicimos amigos”, cuenta Trompetero.Eso fue en 1992. “Él siempre tuvo una habilidad brutal para hacer comedia, para inventarse ruidos y un estilo particular de narrar. Siempre lo admiré muchísimo, yo iba a ver sus presentaciones de cuentería en las universidades”, dice el director.Su reencuentro fue hace unos seis años en Nueva York. Trompetero se lo encontró recreando ‘La pelota de Letras’ y quedó alucinado. “Nos abrazamos y dijimos: ‘tenemos que hacer una película juntos’. Luego cuando estaba escribiendo el guión, tenía en mi cabeza que Andrés era el ideal para el papel de Chucho, pero me parecía pretencioso creer que él quisiera. Vimos alguna gente y dijimos, ‘tirémonos al agua, hablemos con Andrés’. Y se le midió de una”, dice el director.Para Trompetero “Andrés es un intelectual, un estudioso. Pero sentarse a hablar con él es un desparpajo de gracia, es muy estudioso, investiga mucho, es un observador. Para ‘De Rolling por Colombia’, vio películas y fotos de los años 50, para buscar cómo hablaba la gente en ese tiempo. Es un humanista, tiene un bagaje de cultura general brutal, se ha leído casi todos los clásicos de la literatura. Es muy divertido hablar con él porque tiene un conocimiento profundo de la historia del arte, de la literatura y de la antropología”.Por su parte, Gonzalo Valderrama, quien conoce a Andrés desde abril de 1991, el segundo día en que se presentó como cuentero en la Universidad Nacional, recibió ese día una felicitación suya. “Me dijo que estábamos cortados por la misma tijera. Luego me invitó a contar cuentos en el espacio que él coordinaba en la Universidad de los Andes’ A partir de allí comenzó una relación de colegas que fue muy intensa hasta 2004, cuando él despegó hacia la fama mundial con ‘La pelota de letras’”. Su persistencia, resistencia y ángel escénico y que lograra, poco a poco crear su propio público, los ‘lopistas’, es lo que más admira Valderrama de López. Además, cuenta que “nunca se le apaga el comediante. Siempre está en modo chistoso. No sé cómo sigue casado. (Lizeth, su esposa, es administradora)”.Alejandro Riaño, de ‘Los comediantes de la noche’, cuenta que López fue su primer profesor. “Trabajé con él cinco años. Me inspiró muchísimo, yo quería ser como él”. Riaño confiesa que López es adicto al trabajo y también a Internet. “Podría ser hacker profesional”.López es una máquina de trabajo. Hace humor 24 horas al día. Hay días en los que hace dos o tres funciones y no se toma una gota de agua durante tres horas. Su estado físico lo logra a punta de trabajo (la barriga la sacó para la película). “Allí se ve regordo, pero ahorita no”, dice Trompetero, quien delata a su amigo como un comelón de pandebonos y pandeyucas.Eso sí, tiene su forma de desestresarse, piloteando un avión. A sus rutas de vuelo invita a sus amigos. Y con ellos mide primero sus shows. ‘Llegar a Marte’ lo preparó entrenándose en el Hard Rock Café y así hizo con ‘La Pelota de Letras’. “Me llamaba un sábado, ‘hermano vaya al Hard Rock Café que le tengo una sorpresa’. Había invitado a tres o cinco amigos y hacía su show”, cuenta Trompetero. “Y en Navidad nos manda regalos personalizados, como ‘una taza de Andrés López para medir el ánimo’”.

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