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Los niños y adolescentes del país están presentando cambios de comportamiento y un deterioro de su salud mental. Así lo evidenció el Instituto Colombiano de Neurociencias en un estudio. | Foto: Especiales para El País.

EDUCACIÓN

Mindfulness en la educación: una técnica para reducir el estrés y la ansiedad en los jóvenes

En época de pandemia, contribuir al bienestar mental de los jóvenes y niños desde la educación les permite manejar sus emociones, controlar el estrés y enfrentar la situación actual con mayor seguridad y consciencia. Algunos colegios en Cali han recurrido al mindfulness para hacerlo, ¿en qué consiste?

27 de agosto de 2020 Por: Ángela Palacios Giraldo, especial para El País

El 88 % de los niños y adolescentes del país están presentando cambios de comportamiento y un deterioro de su salud mental. Así lo evidenció el Instituto Colombiano de Neurociencias en su estudio ‘Emergencia sanitaria y su impacto sobre nuestros niños’, que determinó que la depresión, el estrés y la ansiedad son los principales trastornos reportados.

Ante este panorama los colegios han desarrollado estrategias de bienestar que incluyen acompañamiento psicológico, actividades extracurriculares y espacios virtuales de reflexión en clase para monitorear posibles riesgos y velar por la tranquilidad mental de los estudiantes. Algunos han optado por realizar sesiones de mindfulness (técnica del budismo basada en la conexión con el presente) para que los niños y sus familias se conecten con la mente y el cuerpo y puedan entender el porqué de sus comportamientos y pensamientos, teniendo así mayor conciencia de estos para manejarlos asertivamente desde casa.

Una herramienta adaptada a la pedagogía

“Aunque es una práctica antigua y más usada a nivel terapéutico y organizacional, los colegios han visto la importancia de incorporar el mindfulness a nivel pedagógico para ayudarles a los jóvenes a gestionar de manera efectiva los retos a los que se están enfrentando en la interacción con los demás, a nivel personal, en el rendimiento académico, con las figuras de autoridad como los padres y docentes. Y ahora, con la pandemia del Covid-19, ha sido útil para chequear cómo los estudiantes están asumiendo esta situación para resolver las dificultades a través de la gestión de emociones”, explica Álvaro Valencia, facilitador de mindfulness en Cali y docente de esta materia en Cañaverales International School.

Para hacer mindfulness no hay un libreto, está muy ligado a la espontaneidad de la sesión. Sin embargo, una de sus técnicas más relevantes es el body scan, que consiste en tener consciencia de cada una de las partes del cuerpo mientras se está acostado en una colchoneta o mat. Todo esto para buscar una conexión con el presente y olvidar las preocupaciones del pasado y las inquietudes del futuro.

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Mindfulness a través de las pantallas

Con la educación remota las clases han migrado a las sesiones de Zoom y esto significa un reto para el fortalecimiento de vínculos, por eso Álvaro Valencia ha optado por complementar mindfulness con actividades lúdicas como crear grupos pequeños de Zoom para reflexionar sobre temas que luego se debaten en plenarias. También se ha trabajado con padres de familia, quienes aseguran que “estos espacios son útiles para el autocuidado, ya que siempre están en función de algo o alguien y este es un momento para sí mismos”, agrega.

Cañaverales International School le ha apostado a esta práctica para complementar su estrategia de bienestar integral en la que abarcan temas como “la sexualidad, las adicciones, la convivencia, la orientación profesional, la formación en valores, el desarrollo sensorio motor, los hábitos saludables y la consciencia plena”, afirma Carolina Arias, psicóloga del colegio y especialista en neuropsicología infantil.

Allí, los estudiantes de cuarto a once grado tienen un espacio de 50 minutos a la semana para trabajar en esta técnica. La pedagogía se adapta de acuerdo con las necesidades; una clase de octavo, por ejemplo, se desarrolla con ejercicios de respiración, centrándose en el aquí y en el ahora, reflexionando sobre los pensamientos positivos y negativos y la manera en cómo suelen manifestarse.

Durante estos ejercicios se les habla de la ciencia del cerebro, los estresores, la ansiedad y el autocuidado; esto se complementa con círculos de indagación, que son espacios donde los estudiantes ponen en palabras la experiencia que han tenido con la práctica. Según el docente Álvaro Valencia “con estas actividades se brindan herramientas para que sean conscientes de sí mismos y puedan manejar los retos de manera sana, sin limitar sus capacidades y reduciendo la posibilidad de sentir estrés, depresión o ansiedad”.

Carolina Avendaño, directora de Bachillerato y coordinadora del Programa del Diploma en Cañaverales, asegura que desde que se implementó esta clase se han evidenciado avances positivos a nivel académico y de convivencia pues los estudiantes aprenden a observar, escuchar y a administrar mejor el tiempo.

Mindfulness para los docentes

La Institución Educativa Isaías Gamboa, ubicada en Altos de Aguacatal, al oeste de Cali, es otro colegio que incorporó mindfulness, lo hizo entre 2016 y 2017 gracias a Respira, un programa apoyado por la cooperación Save the Children y la Universidad de los Andes. Primero se centró en los docentes ya que, según la rectora del colegio, Nelly Marina Guayupe, “un maestro que no está bien mentalmente, difícilmente puede transmitir bienestar a sus estudiantes. Por eso, adquirieron herramientas para reconocerse y liberar sensaciones negativas”.

Al finalizar los talleres con Respira, el Colegio Isaías Gamboa aprovechó que tenía un personal formado para crear un programa interno, expandir el aprendizaje con toda la comunidad educativa y fortalecer así un aspecto fundamental de la filosofía del colegio: el reconocimiento del ser. “Se desarrollaron actividades para acercar los lazos entre estudiantes, haciendo énfasis en que todos tenemos diferentes formas de ser, pensar y actuar y debemos respetarnos para mejorar la convivencia”, cuenta Guayupe.

La enseñanza se da en lengua castellana, donde narran historias de vida para manifestar sus preocupaciones y alegrías y generar confianza en los estudiantes, invitándolos a contar también sus realidades y ayudándoles a encontrar oportunidades en las dificultades. “Trabajar en una primera etapa mindfulness y luego, en el reconocimiento del ser nos permite reaccionar prudentemente ante situaciones de estrés y a acompañar a niños y jóvenes que, en ocasiones, no reciben la suficiente atención en casa”, manifiesta la rectora.

“Estas actividades me han ayudado a mejorar la relación con mis padres, a ser más calmada, a entender a mis compañeros y a no guardar rencor. Así, dejamos de aferrarnos a las cosas materiales, entendemos que la vida no siempre es color de rosa y que es importante vivir en paz”, cuenta Daniela*, estudiante del colegio Isaías Gamboa.

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Fortalecer habilidades emocionales también es clave

Otra de las alternativas para combatir los problemas de salud mental en los jóvenes es el trabajo socioemocional. En la Escuela Susana de Vinasco de Quintana, ubicada en el barrio San Carlos, en el oriente de Cali, se han enfocado en fortalecer la escucha activa, la comunicación asertiva y la verificación de la información en toda la comunidad educativa, partiendo de los docentes con quienes se realizan talleres para orientarlos sobre el manejo de emociones, la relación con la familia, el estudiante y entre compañeros.

“Hemos evidenciado la importancia de la escucha activa y del diálogo persuasivo, herramientas que también se les brindan a los padres y a los niños para que comiencen a hablar ese mismo lenguaje. No es fácil, pero cuando somos conscientes de nuestras acciones se fortalece la convivencia, la empatía, el pensamiento crítico, el manejo de la ira, la toma de perspectiva, la generación de opciones y la consideración de consecuencias”, explica Martha Cecilia Arce, rectora de la institución.
Este es un proceso apoyado por el programa Aulas en Paz, que le da herramientas a los docentes para que transmitan el aprendizaje a los estudiantes en espacios como el de dirección de grupo. En la Escuela Susana de Vinasco los profesores identifican las situaciones de alerta en temas de convivencia, personales o académicos y las trabajan en religión, ética y lenguaje, donde procuran hablarles a los estudiantes de manera tranquila, expresando la razón de los comportamientos y de los sentimientos para que los niños aprendan a expresarse correctamente.

El manejo de emociones y la aplicación de técnicas como el mindfulness deben ser solo un componente de una estrategia global en la que se fortalezcan las habilidades para la vida. “Si no trabajamos en ese desarrollo integral desde el colegio, más adelante será complicado modificar comportamientos, porque en los primeros años es donde se fortalece el carácter y es más fácil acompañarlos en ese proceso de control de las emociones, cuando ya somos adultos influyen muchas otras situaciones”, concluye Carolina Arias, psicóloga de Primaria Cañaverales International School.

En cinco regiones del país

No hay una cifra exacta de colegios que incluyan mindfulness en su currículo, la cifra más cercana pertenece a Respira, un programa apoyado por la cooperación Save the Children y la Universidad de los Andes que entrega herramientas de intervención educativa en colegios y forma facilitadores en mindfulness. Entre 2014 y 2016 implementaron el programa en alrededor de 28 instituciones educativas en cinco regiones del país: Tumaco en Nariño, Tambo y Patía en el Cauca, Cali, Medellín y Bogotá.

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