Video: Thalyana Tarapués, la atleta caleña con discapacidad auditiva que con sus pasos rompe el silencio

A los 15 días de nacida, una niña que apenas estaba aprendiendo a respirar, a abrir sus ojos y a pedir alimento, sin darse cuenta, sufrió una enfermedad que la marcó para toda la vida. Su madre no se podía enterar, por eso su abuela se reservó la información que le dio un giro inesperado a la vida de la infante; sin embargo, esta estremecedora situación no fue impedimento para triunfar.

En un abrir y cerrar de ojos, una fiebre alta, que no pudo ser controlada en casa, desencadenó en una triste noticia: Thalyana Tarapués Mueces, recién nacida, sufrió meningitis bacteriana, una enfermedad que inflama las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, por la que a los pocos días de nacida fue hospitalizada y allí permaneció durante dos semanas.

Tras ser dada de alta, a los ocho días le dio varicela; su abuela la llevó donde un médico particular, él revisó las órdenes médicas, el galeno la remitió luego al Instituto para Niños Ciegos y Sordos; allá le tomaron los exámenes y los resultados no fueron los mejores.

La meningitis fue tan fuerte en Thalyana, que fue sacudida por la vida al recibir el dictamen que le cambiaría para siempre su existir: se quedó sorda.

Además, también padeció otro problema: una parte de su cuerpo se quedó paralizada. Un nuevo sacudón.

Esa impactante noticia en la familia Tarapués Mueces fue desconsoladora. Los primeros días fueron de tristeza y desazón. La primera que recibió la noticia fue su abuela paterna, María del Pilar González.

Sin embargo, fiel a su instinto de madre, luchó contra viento y marea para que Thalyana tuviera una infancia lo más normal posible.

Los resultados de los exámenes indicaron que por el oído derecho escuchaba un poco; por eso empezó, a los seis meses de vida, un tratamiento en el Instituto para Niños Ciegos y Sordos durante año y medio, para aprender a desarrollar las cuerdas vocales, hablar y leer los labios.

Y justo esas terapias fueron milagrosas para Thalyana, quien a raíz del tratamiento mediante ejercicios pudo recuperar la movilidad, una noticia que alegró no solo el corazón de la niña, sino el de la familia.

En el Instituto también estudió durante siete años hasta que, de nuevo, otra noticia sacudió a Thalyana.

A los 7 años, la mandaron para ITES para aprender el lenguaje de señas, pues descubrieron que, definitivamente, no iba a poder hablar. En el instituto estudió hasta tercero de primaria.

De ahí se fueron Thalyana y doña María del Pilar a España, para tratar de tener una mejor calidad de vida; de hecho, se graduó de primaria, sin embargo, la aventura solo duró tres años y regresaron a su natal Cali para estudiar el bachillerato.

Desde hace seis años estudia en el reconocido Colegio Santa Librada, único en Cali que en su pénsum incluye las clases para personas con distintas discapacidades, entre ellas para la comunidad de los sordos.

Thalyana, un ejemplo de vida

Y pese a todas las vicisitudes de la vida, Thalyana Tarapués Mueces, una mujer de tan solo 17 años, con un carisma increíble, es el fiel ejemplo de que en esta vida no hay nada imposible.

Sus ganas de salir adelante la llevaron al atletismo, deporte en el que se acaba de consagrar en las Sordolimpiadas Tokyo 2025, al ganar una medalla de bronce en el relevo 4x400 metros, a su corta edad, ante atletas de mucha más experiencia. Una muestra de que los obstáculos que pone la vida se pueden derrumbar.

Incluso, a ella le intentaron poner el implante coclear (un dispositivo electrónico que se ubica detrás de la oreja que restaura la audición de las personas con discapacidad auditiva, pero no de forma normal), pero “el proceso de adaptación ha sido complicado y yo prefiero usar mi lengua de señas”, manifestó Thalyana.

Y es que la vida de la atleta caleña no ha sido para nada fácil. Ha tenido que luchar contra viento y marea para salir adelante, superando cuanta barrera se le pone en frente.

Video: Thalyana Tarapués, la atleta caleña con discapacidad auditiva que con sus pasos rompe el silencio

Cuenta Thalyana, en medio de su impotencia, las dificultades que tiene a la hora de estudiar.

“Los sordos en general tenemos muchas barreras. Por ejemplo, en el tema educativo es complicado porque no hay profesores sordos o que sepan en lenguaje de señas; por eso necesitamos intérpretes; cuando ellos están eso nos ayuda muchísimo para aprender, y eso es fundamental. Seguiremos luchando por tener los intérpretes”, indicó.

Sin embargo, Thalyana se volvió una estudiante muy pilosa, de las mejores del grado décimo, amante de las matemáticas y la educación física, en parte porque en el Colegio Santa Librada, donde estudia, cuenta en muchas de las clases con los intérpretes.

“La comunicación es muy buena cuando está el intérprete, pero a veces él no está y es muy complicado. Cuando no está, alcanzo a escuchar un poco al profesor, por eso me toca esforzarme mucho. La ventaja del colegio es que cuenta con intérpretes y modelos lingüísticos, pero sería mucho mejor si el profesor aprendiera el lenguaje de señas”.

Pero las barreras no solo están en el sistema educativo, también lo es la comunidad en general. Por ejemplo, a Thalyana le toca transportarse en el MÍO y ha tenido muchas dificultades para comunicarse con las demás personas, por eso casi siempre le toca andar con su abuela.

“Por ejemplo, cuando necesito comunicarme con el vigilante del MÍO, él no conoce el lenguaje de señas; además, algunas personas son muy groseras y no entienden que nosotros no usamos la misma lengua que ellos y no podemos comunicarnos de la misma forma”.

Pese a todas estas adversidades, Thalyana a logrado salir adelante, en compañía de su tío Gerson Tarapués, quien la impulsó hacia el atletismo, y con su abuela, María del Pilar González, a quien considera su madre porque la criado desde bebé.