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El lateral colombiano Juan Cadena y Diego Maradona. | Foto: Foto: Especial para El País

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Juan Cadena, el joven del Gimnasia de Maradona que tiene su sueño en cuarentena

Crónica de un palmireño, Juan Felipe Cadena, que quiere ser profesional bajo las órdenes de Maradona en una Argentina sin alma, sin fútbol, por el coronavirus.

18 de abril de 2020 Por: José Manuel Riomaña Cardona - Especial para El País

El coronavirus obligó a que todo cambiara. Las calles están vacías. Los estadios están solos. Ya nadie habla de fútbol como antes. Por primera vez los argentinos están más preocupados por otro tema distinto a la pelota. La salud.

Juan Felipe Cadena Guayara es un lateral izquierdo de 19 años, originario de Palmira, quien actualmente hace parte de las divisiones inferiores del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, más conocido como el‘Lobo'.

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Él, por supuesto, también tuvo que cambiar toda su rutina. Se sigue levantando de la cama a las 5:30 de la mañana para alistarse, desayunar y luego entrenar. Pero debió cambiar la majestuosidad del terreno del Estancia Chica —sitio de entrenamiento del plantel— por el salón social de su edificio. Ya no hace triangulaciones con sus compañeros, sino con la pared. Los únicos ‘cierres’ que hace ahora son cuando cierra las ventanas o puertas de su apartamento. Ya no tiene a quién enviarle centros.

“Jamás imaginé vivir en una Argentina tan solitaria”, asegura Juan, quien lleva ya casi dos años en el país del sur del continente, en busca de cumplir su sueño de ser futbolista profesional.

De barba, ‘piercings’ en las orejas y un aspecto algo rudo, Juan luce como el prototipo de un crack argentino. También sobresalen en su cabello unos rayitos que son como el último reflejo de luz que brillaba por las calles de Argentina cuando el balón rodaba. Cuando Argentina tenía alma.

Ver a Argentina sin fútbol es una catástrofe. Es como si un temblor hubiera acabado con la Torre Eiffel y París se quedara vacía. Como si un tsunami hubiera arrasado con todo el parque de diversiones de Disney, en Orlando.

Podrá sonar un poco descabellado considerar al fútbol como el espíritu de Argentina. Pero basta con prender la televisión y ver cómo la mayoría de canales argentinos hablan de fútbol, evocando partidos del ayer, inclusive, y muchos de los comerciales de quedarse en casa por la cuarentena son relacionados con la pelota.

En Argentina venden la final de un torneo como la ‘final del mundo’. Todo es fútbol. “Aquí el fútbol es casi una religión, desde pequeños se les inculca esta pasión a todos. Es una locura”, afirma Juan con una pasión exorbitante.

Antes de que el fútbol escuchara el pitazo final por el coronavirus, en Argentina todo era diferente. Las previas de los partidos eran una total fiesta. Juan recuerda con nostalgia cómo era vivir la previa de un partido de los ‘Lobos’.

— La previa de un partido acá es una locura. Cuando el ‘Lobo’ juega, la gente llega desde temprano al estadio, hace asados, se reúne con amigos. Es una fiesta total. Y cuando el árbitro da el pitazo inicial, el aliento de la gente pone el estadio a temblar.

Pese a esta situación, Juan utiliza la disciplina como un factor clave para perseguir su sueño. En las tardes vuelve a entrenar, debe ser puntual en las clases con su técnico y preparador físico por Zoom, esa herramienta que se volvió tan familiar y popular en la pandemia. Sumado a esto, los psicólogos del equipo también lo acompañan para que su mentalidad no desfallezca y no permita que la pereza y la desesperación le arrebaten sus ilusiones. Esas de ser futbolista profesional en la ‘tierra de la pelota’.

Cada que termina un entrenamiento, Juan se asoma por el balcón de su casa y siente tristeza al ver las calles tan vacías. Aún más viviendo en la mitad de dos estadios. Por un lado está su templo, el Juan Carmelo Zerillo, y al otro extremo se encuentra el Jorge Luis Hirschi. El primero es el estadio del ‘Lobo’, donde el lateral izquierdo espera con ansias estar adentro en la cancha y no como un espectador más.

El segundo es el estadio de su eterno rival, los ‘Pincha ratas’, nombre que se les atribuye a los jugadores e hinchas del Club Estudiantes de La Plata. Cuando la Liga está en marcha, un fin de semana Gimnasia es local y el otro Estudiantes. Entonces, siempre los fines de semana hay ambiente de fútbol. Alegría. Júbilo desbordante.

En Argentina, como casi en todo el resto del mundo, nadie esperaba jugar un partido tan difícil como el que viven hoy. Incluso, su ‘dios’, Diego Armando Maradona, no está ni siquiera en la banca para salvarlos. Hasta su gloriosa mano ha perdido su magia. Si por muchos años se habló allí, en territorio gaucho —y por supuesto en Inglaterra— de la ‘mano de Dios’, ahora se habla solo de las manos de los mortales. “Lávate las manos, por favor”, “desinféctate las manos, cuidado”…

Pero Maradona es Maradona. Y por eso, para Juan ha sido una experiencia inolvidable entrenar en ocasiones con la categoría profesional de Gimnasia bajo las órdenes del ‘10’, considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia, al lado de Pelé y Messi. No todos los días un colombiano se encuentra en una cancha con semejante leyenda del fútbol.

— Recuerdo la primera vez que vi a Maradona. Ese día entrené por la mañana con mis compañeros y al finalizar me dijeron que me quedara. Que por la tarde iba a entrenar con la Primera y con Diego. Cuando me dijeron eso, no pude pegar el ojo durante la siesta. Solo pensaba en que iba a conocer a Maradona. La emoción y el nerviosismo se apoderaron de mí.

No fue solo esa vez. Juan ya perdió la cuenta de cuántas veces ha entrenado con la categoría profesional de Gimnasia, pero cada que tiene la posibilidad de hacerlo, escucha con atención los consejos de Maradona. Cómo pegarle a la pelota. Cómo mejorar su rendimiento físico. Cómo proteger el balón. “Diego siempre nos transmite un mensaje de aliento y persistencia”, enfatiza el palmireño.

Los argentinos luchan para que el coronavirus no les arrebate más vidas. Hasta ayer eran 122 las personas fallecidas y 2669 los infectados. Sufren tanto e incluso más que aquel día cuando el alemán Mario Götze, en los últimos minutos, les quitó su tercera Copa del Mundo, en Brasil 2014.

Hoy, más que nunca, la ‘10’ y la cinta de capitán la tiene todo el personal de salud que lucha día tras día por vencer al Covid-19. Hoy, el aliento de los argentinos sale desde su casa, como en casi todo el mundo entero. La incertidumbre es grande, pero anhelan, también en este partido, salir al final victoriosos.

Mientras tanto, Juan Felipe Cadena Guayara sigue entrenando cada día y no ahorra una gota de sudor por conseguir su sueño, que por ahora está en cuarentena. Cada que se asoma al balcón mira el estadio. Se mentaliza que pronto jugará allí. Su espíritu es como el de un ‘Lobo’. Un lobo que no le teme a las adversidades de la vida. Un lobo que tuvo que separarse de su manada en Colombia. Un lobo que tiene hambre de gloria.

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