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En las afueras del estadioreinó el caos y la desolación. Fue una noche muy amarga. | Foto: Archivo/ El País

FUTBOL COLOMBIANO

La noche que Cali lloró por el fútbol: Se cumplen 40 años de la mayor tragedia en un clásico vallecaucano

Hace 40 años en el estadio Pascual Guerrero se vivió una de las mayores tragedias del clásico vallecaucano entre el Deportivo Cali y el América.

17 de noviembre de 2022 Por: Elpais.com.co

Un 17 de noviembre, pero de 1982, sería la fecha que marcaría una de las peores noches en Santiago de Cali. En este día se recuerda la mayor tragedia que ha ocurrido en el estadio Pascual Guerrero en un clásico vallecaucano. 

El 17 de noviembre del año 82, se jugó la quinta fecha del octagonal final de la Liga. América era el líder y Deportivo Cali estaba en la segunda casilla a un punto del cuadro 'escarlata'. Es decir, un clásico lleno de emociones. 

Para este encuentro el estadio Pascual Guerrero se encontraba totalmente lleno. Grande figuras del fútbol colombiano estaban presentes: Gabriel Ochoa Uribe era el DT del América y estaban los delanteros Julio César Falcioni y Juan Manuel Battaglia. Por el lado del verde, hacían parte Pedro Antonio Zape, Willington Ortíz y Carlos Amaro Nadal. 

En temas deportivos fue un gran encuentro para los aficionados. Willington abrió el marcador para los verdes, pero de la mano de Battaglia y el 'Martillo' Penagos le dieron la vuelta al marcador y pusieron al América a ganar 3-1. 

Por el resultado, y a pocos minutos de acabarse el partido, varios hinchas fueron saliendo por la tribuna sur del estadio para evitar la congestión a la salida. Sin embargo, llegaría la tragedia. 

Mientras que los aficionados salían del estadio, unas personas desde el segundo piso empezaron a orinar a los que abandonaban el encuentro e hicieron que se apresurara el paso y generó mucho movimiento en la rampa. 

Cuando esto sucedía, Roberto Mosquera y el uruguayo Carlos Nadal, habían logrado la hazaña y encontraron el empate para el Deportivo Cali. Al escuchar la euforia de los goles, muchos aficionados que ya se encontraban afuera intentaron reingresar al estadio para observar lo que sucedía. 

Los hinchas que corrieron para entrar al estadio se encontraron con los que estaban escapando de los orines que caían desde el segundo piso. Esto provocó una estampida de hinchas que congestionó la rampa de la tribuna sur. Este acumulado de personas provocó que la baranda protectora se desplomara y así resultó en una avalancha de hinchas de todas las edades. 

Varias personas quedaron asfixiadas y otros resultaron gravemente lesionadas. Este hecho dejó un saldo de 20 personas muertas y más de 200 heridos. Las ambulancias llegaron lo más rápido al estadio y la Calle Quinta fue cerrada para atender a la emergencia. 

Alfonso Vargas Carrillo, en ese entonces, era socorrista de la Cruz Roja. Esa noche fue el coordinador del evento por parte de esa organización. Cuenta que desearía no acordarse más de lo que pasó aquel día.

“Yo estaba en la pista atlética del estadio con la Policía, cuando vino gente desesperada gritando que la tribuna Sur se había caído. Yo miré, pero la tribuna estaba intacta, entonces salimos corriendo a las afueras y vimos esa escena tan horrible. Gente tirada, sangrando”, rememora.

Vargas relató cómo empezó a salvar vidas. “Tuve mucho pánico al principio, pero el ver la situación llamé a todas las unidades, pedimos ambulancias y el tránsito cerró toda la quinta para llevar a los heridos al Hospital Departamental. No habían camillas suficientes, los policías empezaron a cargar gente con sus escudos”.

Vargas, de la Cruz Roja, afirma: “Me acuerdo de un señor que quedó atrapado en uno de los tubos de la rampa, apenas lo sacamos, murió por sobrepresión sanguínea”.

Ese 17 de noviembre, que ya se encontraba de noche, colapsó Santiago de Cali. Los hospitales de la ciudad estaban llenos y cientos de familiares estaban buscando y velando por las personas afectadas. Todos con la esperanza de encontrar a sus conocidos con vida. 

De esta manera, se recuerda la famosa frase del uruguayo Carlos Amaro Nadal, en el que confesó que de saber lo que iba a pasar, nunca hubiese anotado ese gol. 

Se cumplen 40 años; hay algunas personas que fueron testigos de este hecho y lo recuerdan como una fecha trágica para la ciudad. Un hecho que manchó un buen partido de fútbol y que las personas que vivieron esto desean no volver a presenciar algo parecido en medio de un clásico vallecaucano. 

El País recuerda una entrevista con uno de los autores de los goles de esa noche: Carlos Amaro Nadal. 

"Pensé: si no era gol, quizá no hubiera pasado nada": Amaro Nadal

Carlos Amaro Nadal (Uruguay, 1958) llegó a las filas del Deportivo Cali en 1982 y le bastaron pocos partidos para convertirse en ídolo.

Delantero potente, luchador incansable en el área y certero cabeceador, marcó 45 goles en 106 partidos con la camiseta verde entre el 82 y el 85.
Uno de esos goles significó el empate a tres de los azucareros en el clásico de la tragedia, que produjo que los hinchas de Sur que querían regresar a ver los instantes finales del juego, chocaran con los que salían corriendo para evitar ser orinados.

Desde su natal Uruguay, Nadal dialogó con El País sobre esa noche en la que el buen fútbol exhibido por Cali y América pasó a un segundo plano.

¿Cómo se enteró de la tragedia?
Siempre comento que esa es la tragedia más fuerte que me tocó vivir. Yo no me enteré de lo que había pasado sino hasta mucho después del partido. Tras el empate, que fue sobre el final y nos dio mucha alegría, me duché y me fui para mi casa. Ya en mi hogar empecé a recibir llamadas y a escuchar por la radio todo lo que había pasado y la verdad me sentí apenado, porque quién iba a pensar que por un gol había empezado todo ese desastre.

¿Qué hizo cuando supo lo que pasó?
Yo no lo podía creer, parecía como una película de terror. Quedé en ‘shock’, muy mal, porque yo pensaba que si hubiera tirado ese balón afuera, quizá nada de eso hubiera sucedido. Me parecía imposible que eso hubiera ocurrido. No me sentía culpable, pero me repetía que si esa pelota no entraba las cosas no se hubieran dado así.

¿Cómo era el ambiente en la ciudad al otro día?
No, muy mal. No me cabía en la cabeza que 22 personas hubieran fallecido por un partido de fútbol. Eso creo que fue producto de que en esa época no había tanta seguridad en esa clase de espectáculos. Visitamos algunos heridos pero la cosa no terminaba allí, solo el tiempo ayuda a curar esas cosas, porque nadie está preparado para recibir la muerte de esa manera.

¿Recuerda el gol?
Yo no sé por qué, pero tenía la fortuna de marcarle siempre al América. Cuando había clásico, ahí siempre estaba mi gol. Esa noche vino un centro desde la punta izquierda, yo estaba parqueado con mi marca cerca del primer palo y la única manera de definir era de taco. Empaté en esa situación extrema.

¿Qué lección de vida le quedó tras eso?
Creo que cuando uno es alguien público vive ese tipo de situaciones de querer ganar los clásicos, pero a veces la gente dramatiza mucho y se pone muy mal cuando su equipo pierde. No hay que perder el norte, hay cosas en la vida más bellas, como la vida misma. No se deben exceder.

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