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En la final de la NBA del 2019, James Hetfield y Kirk Hammett de Metallica, interpretaron el himno de los Estados Unidos, algo solicitado solo a artistas icónicos. | Foto: Foto: Noah Graham / Afp

MUSICA

Sonará más la polémica que la música, opinión de un músico sobre el álbum tributo a Metallica

Con motivo del anuncio de un álbum tributo al ‘Black Album’ de Metallica, donde participan diversidad de artistas pop actuales como Miley Cyrus o Juanes, y de otros géneros como J Balvin o Mon Laferte, se ha encendido una polémica sobre la necesidad de versionar temas clásicos del rock en estilos comerciales. Compartimos la opinión de un músico y compositor que ha seguido de cerca la evolución de Metallica.

4 de julio de 2021 Por:  Andrés Torres Altamirano, especial para Gaceta

Cuando escuché el cover que hizo Juanes de ‘Enter sandman’ pensé que una inteligencia artificial había sido la encargada de crear esa amalgama de estilos. Algo así como: “Oye Siri, hazme una fusión de ‘Enter sandman’ con ‘La camisa negra’”. Y con ese comentario empezaré a dar una crítica de la producción que hicieron más de 50 agrupaciones de pop, música urbana, y otros géneros, en el tributo a los 30 años del álbum más legendario de la historia de Metallica: el conocido como ‘Álbum Negro’, que en verdad fue el trabajo homónimo de la banda publicado en 1991.

Este álbum fue legendario porque la producción se refinó en todo sentido, cada detalle desde las excelentes composiciones, la técnica de tomas de los instrumentos, mezcla, master, diseño de carátula, videos y marketing en general, dando como resultado un sonido oscuro auténtico y cañonudo, como decimos los guitarristas, y que puso en el oído de la gente una marca. Sí, una marca imborrable como la cicatriz de las vacunas que nos aplicaron de chiquitos, un sonido que hasta el sol de hoy las nuevas bandas de metal han tenido que copiar de Metallica. Y esto lo lograron, después de cuatro álbumes de estudio clásicos del metal aunque con sonido deficiente, gracias a la asesoría que les dio el productor canadiense Bob Rock. Por cierto, una vez le pregunté a un amigo que por qué no teníamos esa canción de Metallica que sonaba en la intro del programa “TVO Rockeando” de Proyectamos TV y Coestrellas, que se transmitió en 1991. Él me dijo que esa canción no era de Metallica sino de Mötley Crüe, que se llamaba Dr. Feelgood del álbum del mismo nombre. Por esta razón, en 2005, me quedé boquiabierto por un documental de Metallica donde me enteré que Bob Rock fue el mismo productor de ambos álbumes. El oído no engaña, por eso los invito a escuchar esa introducción de Dr. Feelgood y comprenderán lo que digo.

He sido fan de Metallica desde que era niño. A mis 12 años ya escuchaba el ‘Master of Puppets’ (1986) y el ‘And justice for all’ (1988) en vinilos que no paraban de rodar en el tocadiscos de mis padres, al igual que yo cabeceando. Con el tiempo viendo sus “performance” llenos de energía comprendí que esa banda era tan arrolladora como cualquier producto estadounidense, como Coca-Cola, su U.S. Army y su economía de Wall Street, o cualquier cosa que pueda oler a potencia gringa. Ver a James Hetfield es ver al típico yankee alto, blanco, rubio, imponente y, diciéndolo como una sospecha, también republicano. Imagen que se refleja en todos los sentidos de la propia banda como lo son el logotipo, el sonido y el nombre del cual pienso comercialmente es muy certero, pues para muchas personas de habla hispana casi que ese nombre corresponde a un género musical, cómo cuando la gente te dice: “tú escuchas esa música metálica”. Así qué las personas que estén detrás del marketing de Metallica han venido jugando certeramente con estos elementos, imponiendo a la banda para que sea reconocida no sólo dentro de los fans metaleros y rockeros, sino para cualquier persona que escuche el nombre o vea su logotipo en cualquier parte.

Puesto que cuando se trata de marketing obligatoriamente se está hablando de vender, o de venderse, y en esta última palabra “venderse”, según mi análisis, es algo que la banda ha venido haciendo sin escrúpulos desde hace 25 años.

Para nadie es un secreto que todas estas bandas emergentes del Hard Rock, y del Heavy Metal, de los noventas quedaron invisibles ante el fenómeno arrollador del rock alternativo llamado Grunge, pero particularmente por la banda Nirvana y su exitoso álbum ‘Nevermind’. Es allí cuando las demás bandas se sienten obligadas a cambiar su estilo, Metallica entonces hizo lo suyo adaptándose a una música más alternativa y fue cuando sacaron el álbum ‘Load’ (1996), que no gustó mucho entre los fans puritanos por el cambio tan radical, en el sentido de suavizar su estilo e imagen. Y como el que no quiere caldo se le dan dos tasas, un año más tarde publicaron el álbum ‘Reload’, otra porción más de música alternativa mezclada con algo Heavy Metal. Pero bueno, hasta allí no había comprendido las consecuencias del marketing y hasta donde llegaría en el nuevo milenio, porque justo cuando estaban en su apogeo bandas de rock alternativo y harcore rap como Limp Bizkit, Korn y System of a Down, Metallica se suma a esta tendencia con álbum ‘St. Anger’ (2003) que definitivamente desdibuja su esencia original, intentando adaptarse a ese estilo y sonido. Fue el acabose para muchos, pero no para todos, puesto que sus mejores álbumes siguen estando allí, disponibles para todos. Con nostalgia lo digo, ellos pudieron haber evolucionado con más sutileza hacia otro estilo, como el que muestran en la canción ‘No leaf clover’, que a mi parecer es una canción digna de evolución a la altura de Metallica: sinfónica, madura y llena de ese poder que venían haciendo en el ‘Álbum negro’. Pero no, ellos tenían que vender y venderse a su público estadounidense. Parece que es el único mercado que les interesa porque las opiniones en Europa y Latinoamérica eran de condena hacia la banda. Pero todo esto sólo se ha logrado con una inversión de publicidad sostenida todos estos años, haciendo que la banda sea recordada ya no por sus legendarias canciones sino por su visualización repetida en los medios y plataformas. Y naturalmente aquí estamos hablando de una muy grande inversión de dinero, que a su vez debe ceder al gusto imperante para ser rentables.

Así que después de lo hecho con Lady Gaga en los Premios Grammy de 2017, cualquier cosa se podría esperar de Metallica, de la marca Metallica. Cabe recordar ‘Damage Inc.’ un tema brutal del ‘Master of puppets’. Entonces, una colaboración y tributo de bandas que no tiene nada que ver con el Heavy Metal, no es más que otro intento por sobrevivir en el mercado, haciendo alianzas estratégicas comerciales con resultados y opiniones negativas y positivas (que en términos de posicionamiento resultan igual de beneficiosas) tanto para los intérpretes invitados como para Metallica. Pero a mí no me interesa escuchar a J Balvin haciendo un cover de Metallica, porque la verdad sonará más fuerte la polémica que la música, ni tampoco me interesa saber cuánto dinero vaya a recaudar Metallica por un aumento de reproducciones venidas de reggaetoneros en las diferentes plataformas. Sin embargo, pienso que a futuro Metallica será recordada por sus grandes álbumes y como uno de los referentes indiscutibles del Heavy metal en el mundo, recordada por miles de fans que jamás la verán en vivo como nosotros nunca vimos a los Beatles, pese a ello aún seguimos escuchando sus canciones originales, ignorando los covers buenos, malos y nefastos que en su momento hicieron y seguirán haciendo. Creo que la pesadilla siguiente para los puristas de la música no es que sus himnos sean fusionados con reggaetón, a la vuelta de unos años tendremos una pandemia de músicas comerciales venidas de Asia y de las que nadie podrá salvarse. Fíjense qué están escuchando sus hijos, o sus nietos, ahora mismo.

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