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Tomás González nació en 1950, en Medellín, su primera novela ‘Primero estaba el mar’ se publicó en 1983, luego vendrían otras nueve novelas, la última de la cuales es ‘El fin del Océano Pacífico’ (2020). | Foto: Foto: Colprensa

LITERATURA COLOMBIANA

Ficción que nutre la vida, reseña de 'Asombro' el más reciente libro de Tomás González

En ‘Asombro’, su más reciente libro, Tomás González reflexiona sobre el significado de su obra y aporta ideas lúcidas acerca de su proceso creativo.

16 de febrero de 2022 Por: &nbsp;Por Pablo Concha, especial para Gaceta <br>

Algunos escritores, luego de un período de actividad considerable que suele incluir publicaciones importantes y algún premio, y cuando ha habido un reconocimiento de la obra por parte del público, colegas y críticos, suelen tomar la decisión de escribir su oficio. Existen muchos ejemplos: Philip Roth, James Salter, Stephen King, Lorrie Moore, Lydia Davis, George Saunders, etc. No es algo obligatorio, es más una cuestión de reflexión y lucidez sobre la vida transformada en obra y el significado de la literatura para entenderse a uno mismo en relación con lo que se crea.

“Solo los mejores logran ese tipo de libros. No es para todos. No es una memoria, es una forma de conocimiento que se nos presta por un rato. Son pocos los escritores que logran entender lo que hacen, a pesar de ellos mismos, y eso se parece a la filosofía o a la meditación: prestar atención plena a lo que se hace con el corazón y la cabeza”, dice Juan David Correa, editor de Planeta Colombia.

En nuestra lengua, y en particular en la literatura colombiana, son pocos los escritores que han alcanzado el nivel de reconocimiento necesario para escribir sobre su oficio. Tomás González (Medellín, 1950), autor de ‘Primero estaba el mar’ (1983), ‘El rey del Honka-Monka’ (1993), ‘La luz difícil’ (2011) y ‘El fin del Océano Pacífico’ (2021), entre otros, ha logrado ya un nivel de importancia más que justificado para poder escribir con propiedad sobre su obra y lo que significa vivir de la literatura.

“Me parece importante porque es una obra pacientemente construida y decantada. González no parece un escritor de prisas ni tendencias; narra visceralmente y se detiene en las reflexiones, no demagógicas ni condescendientes, sobre la autoridad, las relaciones amorosas, la muerte, el poder. Construye paisajes que son personajes; los entornos cobran protagonismo y tienen tanta fuerza como aquellos que los habitan o los transitan. Es un autor cuya obra no subestima al lector: le entrega lo suficiente, sin argucias narrativas ni adornos innecesarios. Su lenguaje, poético y limpio, logra contar sin efectismos lo que todos sentimos que hemos vivido alguna vez”, afirma Juan Camilo Rincón, escritor y periodista cultural.

En ‘Asombro’, los lectores van a encontrar una serie de textos de no ficción en los cuales Tomás González disecciona sus libros, su existencia, sus motivaciones e ideas sobre temas que van desde el transcurrir del tiempo, la importancia de las tramas en las novelas hasta la abolición de todos los premios literarios.

“La idea inicial de este libro, que se llamaba genéricamente ‘Ensayos’, fue de Carolina López, hoy editora de Random House. Cuando ella se fue de Planeta, donde trabajaba proyectos de manera freelance, comencé a trabajar con Tomás. Hicimos primero la novela El fin del Océano Pacífico y después Tomás, de manera muy franca, me dijo si creía que valía la pena publicar un libro así, híbrido, con muchos textos diversos. Le pedí que me enviara lo que tenía y descubrí que había ciertos hilos invisibles que conectan su literatura: el primero de ellos, algunos textos breves que trataban de responder preguntas sobre asuntos centrarles como el tiempo, los premios, o la muerte; el segundo, un conjunto de textos más autobiográficos, que llamaríamos ‘Vida’, en los cuales menciona a su esposa Dora, fallecida hace unos años, y a uno de sus grandes amigos, quien murió también, que era Gustavo Bustamante, dueño del Goce Pagano, una suerte de lugar clave en el inicio de Tomás como escritor pues fue allí, pagado por los amigos y por Gustavo, donde apareció ‘Primero estaba el mar’, en la editorial Los papeles del Goce. Luego había un conjunto extenso de entrevistas que él había contestado a lo largo de los años. Una de ellas, la más completa y mejor hecha, era la realizada por el poeta John Galán Casanova, para la revista El Malpensante, en la que tomó la decisión de agrupar las respuestas como una poética sobre cada uno de sus libros. Con esa idea de John comencé a trabajar en extraer de otras entrevistas respuestas para libros que no habían sido cubiertos en aquel brillante trabajo, y entonces se hizo esa especie de poética de todos sus libros publicados hasta hoy”, señala Correa.

‘Asombro’ está divido en tres secciones, como menciona Correa: ‘Ideas’, donde el lector va a encontrar una serie de textos que fueron publicados anteriormente en varios medios con la adición de algunos nuevos como ‘Horror, esplendor’, ‘La joda con las tramas’ y ‘El problema del mal’. La segunda parte del libro, titulada ‘Vida’, es la menos extensa y contiene el inédito ‘Fuego en la piel’. Se cierra con ‘Libros’, donde el autor reflexiona y aporta información detallada en ocasiones, curiosa en otras y siempre interesante sobre cada una de sus obras. Cuenta, por ejemplo, que nunca ha tenido un diario: “Nunca he llevado diarios. Creo que aquello que se queda en la memoria es lo que merecía quedarse”. O: “Al escribir trato de quitarme el miedo de meter la pata, de equivocarme, de escribir barrabasadas”.

No se puede negar que Tomás González es una figura importante en el panorama de la literatura colombiana y que su influencia en los nuevos narradores crece con cada libro que publica. “Para mí es uno de los grandes, uno de los mejores, uno de los nombres que perdurará, sin duda, mucho tiempo. Lo suyo es música que trasciende el tiempo. Una mirada que es capaz de ver lejos. Un silencio que nos acompañará siempre que pensemos en sus historias, en su lenguaje, en su manera de estar y de ser que se parece a la de sus personajes: seres como nosotros, en constante pugna entre la luz y la oscuridad. Tomás es una especie de Tanizaki: es el elogio de la sombra, el poeta de un único libro que crece como los manglares orgánicamente; el escritor que ya escribió grandes novelas que merecen ser leídas a lo largo del tiempo. No hay muchos escritores así en la geografía del mundo, él, estoy convencido, es uno de ellos o de ellas”, afirma Correa.

La escritora Catalina Navas, autora de ‘Camino de hielo’ (2019) y ‘Correr la tierra’ (2020), dice que: “La literatura de Tomás González es de ritmos lentos, incluso cuando la trama se precipita o cuando la muerte acecha a los personajes, hay en sus obras un ritmo sosegado que envuelve al lector y lo conmueve, no desde la acción sino desde la contemplación. Leer a Tomás González es visitar un jardín doméstico, sereno y podado con cuidado”.

Si estos testimonios no son suficientes para animarlos a leer ‘Asombro’ o la obra de Tomás González (compuesta ya por más de diez títulos entre novelas, cuentos y poesía), lo dejo con esta reflexión: ‘Asombro’ “es el libro que amamos los lectores a quienes nos interesa entender cómo piensa un escritor, de qué están hechas sus novelas, cuáles son sus elecciones poéticas o vitales. Es un libro para abrir en cualquier página, para ojear y leer apartes: es un libro prodigioso porque está lleno de ideas, de bellas frases, de dudas, de silencios y de omisiones. Es un libro que podría llamarse poética o camino; río, tiempo, vida, secreto, sombra, luz. Es un libro que es mucho más que un libro”, concluye Correa.

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