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¿Qué hacer cuándo el estrés se manifiesta en la piel?

El estrés no es selectivo con la edad, género, ni estatus social, se puede evidenciar en la piel de varias formas. Aquí algunas recomendaciones.

18 de septiembre de 2019 Por: María Cristina Castañeda Chacón / Especial para El País

El estrés no es selectivo con la edad, género, ni estatus social, se puede evidenciar en la piel de varias formas. Aquí algunas recomendaciones.

El ritmo de vida actual es muy agitado. Y dependiendo del ambiente en el que se mueva diariamente, usted puede sufrir de distintos niveles de estrés y de las consecuencias que este tiene en distintos órganos del cuerpo. Pero el que llega a ser más notorio y difícil de disimular es el de la piel.

Las causas del estrés son variadas: el nerviosismo, la tensión, el cansancio y el agobio, entre otras, ocasionadas por la presión escolar, laboral, o la depresión. Y si al momento de padecer estrés, la persona ya tiene una patología en la piel, esta se puede incrementar.

Algunos de los signos que indican una posible reacción de estrés son: picor, enrojecimiento, resequedad y caspa.

Según Diego Ordóñez, dermatólogo de la Asociación Colombiana de Dermatología, los casos más frecuentes de problemas en la piel por estrés son la dermatitis seborréica, rosácea, acné, uticaria, prurito y dermatitis atópica. En personas jóvenes y adolescentes es más frecuente el acné; la dermatitis seborréica y la rosacea se ve más que todo en adultos. Mientras que a los niños los afecta la dermatitis atópica, una especie de piquiña que reseca la piel.

Cada caso requiere un tratamiento físico y psicológico diferente.

Sofía, una mujer de 31 años, es una de las víctimas del estrés y cree padecer uticaria, pues nunca ha ido al médico. Sufro de enrojecimiento en el cuello y a veces en los brazos, en momentos de estrés o de alteración en mi estado de ánimo, cuando me da pena algo o rabia. Lo empecé a notar hace ocho años en la universidad. Recuerdo que después de exponer en público me broté con unas plaquitas y cada rato se me repite. Cuando uno quiere ocultar sus emociones es imposible, porque se evidencian con eso. Y creo que eso no tiene cura.

Un caso similar le ocurre a Cristina, una chica que hace deporte y múltiples actividades laborales. Ella es consciente de que debe ir a un dermatólogo, pero la pena no la deja. Por lo que ha leído en internet su caso es uticaria. Se le enrrojecen el cuello, el pecho, los brazos y la cara. Y a veces ella ni se entera. Solo lo sabe cuando alguien del entorno le pregunta qué comió o si está bien. Estos síntomas los viene presentando desde hace seis meses.

Para Teresa, quien creía que era alérgica al pescado porque le salen unas ronchitas en el cuello cuando lo consume, hace poco le dignosticaron estrés en la piel, después de haber experimentado con varios medicamentos. Incluso dejó de comer pescado y aún así persistían esas molestas ronchitas en su cuello.

Solo después de eso el dermatólogo descubrió que la causa real era una reacción estresante que la paciente desarrollaba en su subconsciente.

El médico, que la viene tratando desde hace varios años, le recetó Loratadina para controlar los nervios. Pero le advirtió que si el tratamiento no funcionaba la remitiría con un neurólogo. Teresa, sin embargo, no toma con juicio ese medicamento, pues la pone a dormir casi todo el día. Pero reconoce que, al menos, evita que se rasque, aunque el enrojecimiento no desaparece de su cuello.

El estrés tiene mucho que ver con la piel. Hay patologías ya previamente establecidas por estrés, como el acné o los líquenes. Estos se caracterizan por la aparición de pequeñas elevaciones de la piel, entre 2 y 5 milímetros de diámetro. Y cuando el paciente se rasca, empeora, afirma Claudia Marcela Rochel, dermatóloga de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud.

Y recomienda que “lo primero que debe hacer una persona con alguna sintomatología de picor o color rojo en la piel es consultar a un médico para que le indique qué hacer y posteriormente, acudir a sitios, preferiblemente especializados en piel como Cutis Droguería Dermatológica para adquirir los productos formulados por el médico tratante, quienes además cuentan con un equipo de asesoras con entrenamiento y la capacidad para resolver cualquier inquietud del paciente.

El tema resulta alarmante cuando se repasa una encuesta realizada a 16.000 profesionales por la firma especializada en recursos humanos Regus: el 38 % de los empleados colombianos sufren de estrés laboral. Son, claro, potenciales enfermos de estrés en la piel.

La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y además, el más expuesto no solo al estrés sino a otras factores como radiación solar, la contaminación, el tabaco, la temperatura, la nutrición, la falta de sueño, entre otros, de allí su importancia y la necesidad de confiar su cuidado desde temprana edad a Cutis Droguería Dermatológica

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