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Lógicas

Tiene lógica que los candidatos presidenciales que pasaron a la segunda vuelta hayan sido quienes encarnaban la oposición a un gobierno reelegido que terminaba su mandato con baja popularidad.

1 de junio de 2018 Por: Por Isabel Peláez R. / Reportera de El País

Tiene lógica que los candidatos presidenciales que pasaron a la segunda vuelta hayan sido quienes encarnaban la oposición a un gobierno reelegido que terminaba su mandato con baja popularidad. Uno de ellos, Iván Duque, representando la oposición implacable a la política principal del gobierno: el proceso de paz con las Farc y su accidentada ejecución. El otro, Gustavo Petro, con una bandera aún más amplia de rechazo al establecimiento político y económico, que incluía por supuesto al gobierno.

Tiene lógica que los candidatos vapuleados en las elecciones hayan sido quienes encarnaban esas políticas. Altos exfuncionarios del gobierno Santos: Humberto de La Calle, jefe del grupo negociador de los acuerdo de paz en La Habana, Clara López, ministra de Trabajo; Germán Vargas, ministro del Interior, de Vivienda y vicepresidente de la República, y Juan Carlos Pinzón, ministro de Defensa. No les pudo haber ido peor.

Tiene lógica que si el tema principal de la actualidad política era la lucha contra la corrupción generalizada, la Coalición Colombia, formada por los campeones visibles y creíbles de esa idea, Antanas Mockus, Claudia López y Jorge Robledo, liderados por Sergio Fajardo, hubiera alcanzado una importante votación que la puso a 1,3% de pasar a la segunda vuelta. El que hubiera tenido esa presencia fue la noticia más destacada del día electoral y el que no hubiera pasado a la segunda vuelta, la mayor frustración ciudadana, pues significó echar por la borda un esfuerzo éticamente pertinente, inaplazable, pulcro, de sanear la administración pública.

Tiene lógica que Iván Duque, el ganador de la primera vuelta, con 39% de la votación, 14 puntos por encima de Gustavo Petro, sea el próximo Presidente de la República. No existe para Gustavo Petro la posibilidad de remontar esa diferencia que es de 2.700.000 votos, porque su margen para atraer más votos es estrecho. Quienes simpatizan con él ya votaron por él. Ni Antanas Mockus quien es el gran elector de la Alianza Verde, Ni Jorge robledo quien es el gran elector del Polo, lo apoyarían.
Ambos partidos sacaron 2 millones de votos en las parlamentarias y Fajardo sacó 4,5 millones en la primera vuelta, la diferencia son votos libres como el viento. Los votos de Humberto de la Calle son irrelevantes en esas cuentas.

Las reuniones que hace Iván Duque con dirigentes políticos no son para buscar votos para la segunda vuelta, sino para garantizar el apoyo de los partidos en el Congreso donde tiene que formar una mayoría y donde sí está el poder de la clase política. Cambio Radical, el Partido Liberal y el Partido de la U sacaron 6,9 millones de votos en las parlamentarias, con 44 senadores, mientras sus candidatos sacaron 1,8 millones de votos. Su poder de negociación está en el Congreso y es donde el Presidente los necesita.

Si la decisión final es el establecimiento contra el antiestablecimiento, es pelea de tigre con burro amarrado. Abstenerse que es lo usual en la segunda vuelta, no cambiará la proporción de los resultados. Tocará tragarse unos cuantos grandes sapos, confiar en que lo que dijo Iván Duque sobre su autonomía para gobernar sea cierto. Por su temperamento y su preparación, es el menos peligroso. Petro en el Congreso será el más importante factor de control político. La lógica: votar. El resultado cantado: Duque, Presidente; Petro, jefe de la oposición. Dios nos tenga de su mano.

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