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“Sanción aplicada al alcalde Petro es desproporcionada”: Antonio Navarro

Antonio Navarro, uno de los principales escuderos del destituido alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, admite que en la implementación del servicio de aseo de la capital hubo problemas, pero no tantos como para sacar del cargo al Mandatario.

11 de diciembre de 2013 Por: Diana Isabella Sánchez | Reportera de El País

Antonio Navarro, uno de los principales escuderos del destituido alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, admite que en la implementación del servicio de aseo de la capital hubo problemas, pero no tantos como para sacar del cargo al Mandatario.

Hoy, reposadamente, ¿qué piensa la destitución del alcalde Gustavo Petro?La decisión de que en Bogotá el servicio de aseo retornara parcialmente al Estado, es constitucionalmente correcta y clara. El Procurador aduce que hubo una serie de dificultades en la transición que se presentó en diciembre del año pasado y que llevó a que hoy la mitad del aseo de Bogotá esté en manos del Distrito y, efectivamente, hubo problemas, pero eso se resolvió. Esa falta no es para una destitución y una inhabilidad de 15 años, que es una virtual muerte política, uno siente que es desproporcionada y creo que eso lo está pensando una gran cantidad de gente, tanto personas que votaron por Petro como otras que no son amigas de él.A raíz de la destitución al Alcalde, se abrió una polémica sobre las funciones de la Procuraduría para aplicar sanciones a funcionarios elegidos popularmente. ¿Qué piensa de eso?Creo que el Procurador actúa en el marco de sus funciones legales y constitucionales, pero hay que revisar esas funciones. Constitucionalmente se permite que destituya a funcionarios públicos, pero yo diría que tendríamos que introducir una segunda instancia. Si va a destituir a personas elegidas por voto popular, debería haber una segunda instancia que revise si las decisiones de primera fueron adecuadas. El Código Disciplinario permite que los elementos para que puedan sancionar a alguien con la destitución sean múltiples. Eso se diseñó buscando tener elementos fuertes contra la corrupción, pero en la redacción del código se introdujeron elementos de diversa naturaleza, como decisiones administrativas y otras que no deberían ser objeto de una sanción tan severa como una destitución o una inhabilidad. Más allá de la persona del Procurador, creo que son las funciones que tiene asignadas las que tienen que ser revisadas.¿No cree que Petro ha cometido muchos errores en su administración?Es evidente que en el tema de basuras hubo una transición con dificultades entre el servicio prestado totalmente por particulares y el prestado parcialmente por el Estado, pero la pregunta es si fueron tan graves como para constituir causal de inhabilitación y destitución por 15 años. Ahí está la discusión.¿A qué atribuye la inestabilidad de funcionarios en la Alcaldía de Petro, teniendo en cuenta que usted fue uno de los que le renunció?El trabajo se hace en caliente. Usted piensa que una persona es muy buena en determinada responsabilidad y, cuando empieza a trabajar, se da cuenta de que no, entonces la reemplaza. Aprender toma tiempo y sobre todo algo tan grande como la Alcaldía de Bogotá. Uno prefiere un equipo estable, pero tener un funcionario que no da la talla no se puede. ¿No cree que fue irresponsable por parte del alcalde Petro convocar a una marcha que, aunque fue pacífica, pudo haberse salido de control?Yo no creo que se hubiera salido de las manos. Estuve con ellos en la plaza y Petro me puso a mí como ejemplo porque en 1990, cuando mataron a Carlos Pizarro, yo me puse a la cabeza de su entierro diciendo: “Somos gente de paz y lo vamos a hacer en paz”. No creo que la gente estuviera pensando en desorden, sino en una protesta pacífica para señalar una inconformidad. Sobre el contenido del discurso, es el de alguien que casi acaba de perder su vida pública, así que hay que tener cierta comprensión.Muchos se preguntan por qué usted, que fue gobernador de Nariño, culminó su mandato con reconocimiento público y lecturas positivas para la izquierda, mientras que con Petro no ha sucedido lo mismo…Cada situación, mandatario y ser humano es distinto. Yo diría que Petro pisó más callos de lo que lo ha hecho cualquier mandatario en Bogotá. Se metió con los taurinos, a darle tratamiento de salud a los drogadictos. Es un hombre de un lenguaje muy confrontacional lo que, en mi opinión, está de más, no es necesario pelear ni confrontar a todo el mundo. Pero no voy a darle palo a Petro porque ya tiene suficiente con lo que le ha pasado. En caso de que se confirmara un fallo en segunda instancia, ¿la Alianza Verde, donde ahora están los Progresistas, volverían a presentar un candidato a la Alcaldía de Bogotá?Claro, estoy seguro de que habrá un candidato. Es muy temprano para decir quién. Pero yo sí podría decir un nombre, por ejemplo, Carlos Vicente de Roux, me parecería un candidato con mucho conocimiento, que ha sido concejal durante dos periodos y que es serio, consistente.Cambiando de tema, usted se inscribió como candidato al Senado, dejando de lado una aspiración presidencial, ¿cree que no hay opción para una tercería en el país?Creo que sí hay una opción, pero la tercería está desordenada y, por otro lado, entendí que la Alianza Verde necesitaba un refuerzo, sobre todo en su lista al Senado, entonces decidí que entre una opción presidencial desordenada y una posibilidad de reforzar una lista para mantener una vigencia y un proyecto político, pues era mejor la segunda opción.¿Usted encabeza la lista al Senado por la Alianza Verde para hacerle un contrapeso a Álvaro Uribe?Contrapeso no. Es más, creo que la presencia de Álvaro Uribe le da importancia al Senado. Este es un proyecto político que queremos que se consolide, que sea moderado y, al mismo tiempo, un proyecto de cambio. Había que fortalecerlo, así que lo hice por razones de esa naturaleza.¿Cómo le fue en su visita a Íngrid Betancourth, fue muy difícil convencerla para que aceptara inscribirse como precandidata presidencial?Ella no ha tomado una decisión, esperemos a ver cómo evolucionan sus reflexiones, pero la ví interesada en la política, sobre todo cuando le digo “venga y se reconcilia con los colombianos, que le están pasando factura, que a mí me parece muy severa”.¿Renunciar a su candidatura presidencial fue requisito para que ella acepte?No, ni siquiera lo hablamos. Cuando hablamos con Íngrid yo no había renunciado a la candidatura presidencial, lo que pasa es que era más útil presentar la candidatura al Senado.¿Por qué los sectores de izquierda no logran ponerse de acuerdo?Eso mismo me pregunto yo. Hay una oportunidad que ni que la hubiéramos pedido: el bloque que gobernó al país en los últimos 12 años está irremediablemente dividido entre Santos y Uribe; un Presidente que no es carismático, al que la gente no quiere reelegir y un modelo de desarrollo con problemas, ¿qué más podemos pedir? Y sin embargo, no somos capaces de ponernos de acuerdo. Para un consenso en la izquierda se necesita un milagro. Por eso me salí de ese desorden y no voy a hablar de temas presidenciales, me voy a limitar al tema del Congreso.¿Qué responde a los sectores verdes, que siguen en desacuerdo con que los Progresistas ingresaran a la Alianza?Eso fue una decisión tomada en un congreso de los verdes, donde nosotros no participamos, y fue, prácticamente, por unanimidad. Puede haber personas que piensen distinto, pero al final se trata de la voluntad de las mayorías que, en este caso, fueron amplias. Este país necesita la unidad que estamos pregonando y, si no la practicamos, ¿cómo vamos tendremos una opción real de cambiar a Colombia? lo fundamental es el cambio que el país necesita, no más de lo mismo, no más politiquería, no más clientelismo, no más corrupción, necesitamos un cambio y tenemos que ser agentes que lo facilite. ¿Cómo ve el proceso de paz?Cuando leí los resultados del segundo punto dije, quieren meterse a la política. Lo único que hay son unas circunscripciones especiales para Cámara, que no se saben cuántas son, pero serán limitadas, y no son ni siquiera exclusivas para las Farc. Cuando una guerrilla empieza a aceptar esas cosas, es porque está convencida de que hay que dejar las armas.¿Se ha manejado bien el proceso?En la mesa sí, donde creo que tenemos problemas es en la calle. Es la primera vez que hay un proceso de paz que no tiene unanimidad, aquí hay una fuerza de oposición bastante importante, encabezada por Uribe y, segundo, porque sigue habiendo hechos de violencia, como el de Inzá. ¿Cómo es que la guerrilla le prende una vela a Dios y otra al diablo? pone semejante bomba y mata a agentes y civiles. Se está olvidando de que el proceso de paz necesita apoyo público. La gente no quiere que las Farc gobierne, no quiere que participen en política y creo que se lo han ganado con su insensatez, así que tendrán el reto enorme de cambiar esa percepción que tiene la mayoría de los colombianos.

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