La historia de Zamir Montero, el docente reconocido entre los 50 mejores del mundo por Global Teacher Prize

El docente colombiano Zamir Montero fue seleccionado entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize 2025, uno de los reconocimientos más importantes a la labor educativa en el mundo, que entrega la Fundación Varkey.

El jurado destacó su trabajo por demostrar “el inmenso poder de la educación para romper el ciclo de la pobreza y mejorar la vida de los jóvenes”, a través de proyectos tecnológicos desarrollados junto a sus estudiantes en contextos de alta vulnerabilidad.

Montero, quien actualmente es docente en un colegio público de Fundación, Magdalena, ha centrado su estrategia pedagógica en el uso de la tecnología como herramienta para atender problemáticas sociales, fortalecer procesos de inclusión y rescatar las raíces culturales de comunidades del Caribe colombiano.

El reconocimiento internacional llega en medio de una trayectoria marcada por retos personales y profesionales. Luego de terminar el colegio, Montero no pudo acceder a la universidad por falta de recursos económicos. Su aspiración inicial era estudiar medicina y dedicarse a la neurología, inspirado en el futbolista brasileño Sócrates.

“Ese gusto me lo alimentaban las historias que me contaba mi papá. Para mí era la combinación perfecta que quería para mi futuro: ser médico y futbolista”, recuerda durante una llamada telefónica citada por El Espectador.

Sin embargo, a los 16 años ingresó a la Escuela Normal Superior San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, donde descubrió su vocación por la docencia.

La primera experiencia que tuvo como maestro fue en un pequeño colegio de un barrio popular, donde muchos estudiantes asistían sin útiles escolares. Allí comenzó a enfrentar de manera directa las brechas sociales que luego marcarían su trabajo educativo. Posteriormente, en 2009, llegó como docente al corregimiento de Caraballo, en Pivijay (Magdalena), una zona con altos índices de pobreza, deserción escolar y escaso acceso a servicios básicos.

Ante la falta de conectividad, Montero desarrolló uno de sus primeros aplicativos educativos offline, una herramienta multimedia para enseñar multiplicar a niños y niñas sin acceso a internet. Ese proyecto se convirtió en el punto de partida de una línea de trabajo enfocada en innovación educativa, inclusión social y participación comunitaria, que más tarde consolidaría con formación doctoral en ciencias de la educación.

Desde 2017, ya en Fundación, Montero ha continuado desarrollando iniciativas tecnológicas en un entorno marcado por el desplazamiento forzado, la pobreza extrema y el limitado acceso a recursos digitales.

Uno de sus proyectos más destacados es una aplicación diseñada para apoyar la toma de decisiones durante inundaciones, frecuente emergencia en la región. El prototipo, implementado en 2024, ha servido para capacitar a más de mil personas en rutas de evacuación y ha sido utilizado por el cuerpo de bomberos del municipio.

Ese desarrollo surgió de conversaciones con estudiantes afectados por las inundaciones de 2020, lo que refleja la metodología que Montero ha aplicado de forma constante: identificar problemas reales del entorno y convertirlos en soluciones tecnológicas construidas desde el aula.

Bajo ese enfoque nació también el proyecto Design Thinking para un mundo más inclusivo, una plataforma web que reúne más de 20 aplicaciones gratuitas. Entre ellas se encuentran herramientas para niños y niñas con síndrome de Down y AUDIT, una aplicación de apoyo a la comunicación de estudiantes con discapacidad auditiva.