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Han pasado 20 años desde aquel fatídidco episodio que cubrió de sangre y terror a Mitú, capital de Vaupés. La guerra se ha ido, pero los habitantes siguen esperando que los culpables pidan perdón. | Foto: Archivo de El País

FARC

Así fue la toma de Mitú que consternó a Colombia y dejó heridas imborrables

El general Luis H. Mendieta rememora los primeros momentos del asalto guerrillero.

1 de noviembre de 2018 Por: Juan Pablo Gómez, Colprensa

Dos horas y media antes del primer disparo, el entonces coronel Luis Herlindo Mendieta revisó uno a uno los rincones de la Estación de Policía de Mitú que estaba a su cargo. Eran las primeras horas del 1 de noviembre de 1998 y el oficial repasaba en su mente los informes de Inteligencia que reseñaban que la capital del Vaupés sería uno de los blancos de la guerrilla de las Farc luego de la toma a la base Antinarcóticos de Miraflores, Guaviare.

La víspera, el sábado 31 de octubre, integrantes de la institución les celebraron a los pequeños su día con dulces, regalos y recreación. De la alegría se pasó al terror. A las 4:30 a.m. por lo menos 2000 hombres al mando del ‘Mono Jojoy’ y ‘Romaña’ sitiaron la población y atacaron sin descanso la infraestructura.

Mendieta es boyacense. Asumió como comandante en Mitú el 17 de septiembre de ese año. Llegó trasladado del Magdalena, en donde fungía como subcomandante. La situación en el país era compleja por los constantes hostigamientos de la guerrilla, que en ese año fue responsable de 44 ataques a poblaciones, estaciones de Policía y bases militares.

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“El traslado fue intempestivo y se tramitó en un día. Al llegar me reuní con el Gobernador de entonces y con el comandante al que le recibí y me dijeron que la situación era crítica porque las Farc estaban en inmediaciones de Mitú”, recordó Mendieta.

Tras asumir la responsabilidad, los informes que remitió al área de Inteligencia daban cuenta de un secreto a voces: el asalto guerrillero. En varias oportunidades solicitó refuerzo de personal, armamento y equipos de comunicaciones, no solo para ellos sino para interceptar los movimientos de los subversivos y tener información certera del cómo y cuándo se daría la toma.

En la última semana de octubre esos requerimientos se hicieron dos veces a través de documentación de carácter reservado y confidencial que también llegó al Comando de la Séptima Brigada del Ejército, que tenía jurisdicción en la zona.

“El bombardeo se inició con armas no convencionales, como los llamados cilindros bomba, cargados de explosivos plásticos. Usaron también tatucos y lanzaron granadas. Cuando escucho los disparos, atravesé un pequeño pasillo y llegué al patio central del Comando de la Policía y ahí ya estaban los hombres saliendo de sus sitios, tomando su armamento y tomando las posiciones, como estaba previsto en el plan de defensa”, relata Mendieta.

Cinco horas después del ataque incesante de las Farc, la Estación de Policía estaba en llamas, pero los uniformados seguían defendiendo su posición a pesar de que los superaban en número y armamento.

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Eran 76 uniformados los que buscaban repeler el ataque. Es decir, que por cada miembro de la Fuerza Pública había 26 guerrilleros. Según información de inteligencia de la época, ‘Jojoy’ ordenó el alistamiento de siete frentes y tres compañías móviles de esa organización. De cada una de ellas sacó 200 combatientes para ejecutar la que denominó Operación Marquetalia.

Los daños en la instalación obligaron a los uniformados a replantear su posición y lograron pasar a la casa contigua donde funcionaba la Fiscalía. Allí estaba el capitán Julián Ernesto Guevara defendiendo esa posición.

No pasó mucho tiempo cuando la sede del ente acusador empezó a arder. El infierno se había apoderado de Mitú y los refuerzos aún no llegaban ni por tierra ni por aire. La tristemente célebre Operación Marquetalia estaba cumpliendo su cometido, tal como la planeó el ‘Mono Jojoy’.

Poco antes de las 5:00 p.m., el coronel Mendieta logró comunicación con la tripulación del avión fantasma y le dijo que bombardeara y ametrallara la zona, “porque ya la guerrilla estaba encima”. Pero solo cumplió con la segunda orden, debido a que una bomba hubiera significado una muerte segura para Mendieta y sus hombres.

“Después del ametrallamiento, escuchamos a los guerrilleros de las Farc que nos decían que saliéramos con las manos en alto. Nos obligaron a ponernos contra la pared de la Caja Agraria y en ese momento pensamos que nos iban a fusilar. Le pedí a Dios que me dejara vivir un día más”, relata Mendieta.

Mendieta fue rescatado de su secuestro en la Operación Camaleón, ejecutada por el Ejército en 2010. Dice que volvió a nacer luego de defender con honores el uniforme y la población.

Que pidan perdón

Ayer se realizó un acto conmemorativo en Mitú a propósito de las dos décadas de la toma que marcó un antes y un después para los habitantes de esta localidad.

Aunque la población ha cambiado en materia de infraestructura, aún conserva las cicatrices por ese asalto guerrillero y sus pobladores esperan que los responsables pidan perdón por el sangriento hecho que dejó 56 muertos entre civiles y miembros de la Fuerza Pública.

La actual secretaria de Gobierno de la capital de Vaupés, Gina Lorena Romero, dice que lo que no se veía hace 20 años en materia de presencia estatal, hoy sí lo ofrecen a los ciudadanos.

“La gente está solicitando que (las Farc) vengan a solicitar perdón. Ese es el primer paso que debe darse en este sentido de reconciliación”, contó la funcionaria.

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