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La Calle 9 entre carreras 34 y 37 es uno de los corredores intervenido recientemente con taches y delineadores tubulares para demarcar un tramo nuevo de ciclorruta en la ciudad. | Foto: Oswaldo Paez / El País

CONCEJO DE CALI

Taches en las vías de Cali siguen generando polémica, ¿han servido para evitar accidentes?

Tras dos años de instalados, estos elementos de pacificación vial continúan con voces a favor y en contra. Han disminuido la mortalidad en un 27 %.

15 de noviembre de 2020 Por: Redacción de El País

Después de dos años de instalados los famosos y polémicos taches y ‘bolardos’ en la ciudad, el debate sobre la utilidad de los mismos continúa.
 
De un lado están las cifras, que muestran una reducción en accidentalidad y mortalidad en la ciudad, propósito con el que fueron instalados (salvar vidas). En otra esquina están quienes consideran que los resultados no han sido muy significativos y que no son suficientes para la inversión que se realizó; sin embargo, hay otros que piensan todo lo contrario: poca inversión y óptimos efectos.

Además, consideran que varios de estos dispositivos viales se encuentran en zonas innecesarias, y a la fecha, muchos están dañados y destruidos. En lo que sí coinciden expertos y ciudadanos es que falta mantenimiento.

De acuerdo con el secretario de Movilidad, William Vallejo, estos pacificadores viales han sido útiles para la ciudad. “Los resultados han sido bastante positivos, la mortalidad en Cali el año pasado se redujo a 305 muertos, la cifra más baja de los últimos diez años, eso implicó una reducción aproximada del 13 % en comparación con el 2018 con una diferencia de 43 muertes ocurridas en vía”, aseguró.

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Asimismo, precisó que cuando se revisaron puntualmente los lugares donde fueron implementadas las estrategias de pacificación vial, también se nota una mejoría. “A partir de abril de 2019, cuando inició la instalación de estos dispositivos y por un periodo de 8 meses, (pues se llevó a cabo hasta septiembre), se presentó una reducción en la mortalidad y siniestralidad en estos puntos. Se pasó de 370 eventos a 271, lo que significa una reducción equivalente al 27 %”, dijo Vallejo, quien aclaró que dichos datos son hasta febrero de 2020; aún no se actualiza la situación de los últimos meses.

El funcionario también comentó que la reducción en la siniestralidad es un elemento vital como parte de cualquier estrategia de seguridad vial. “En este momento estamos cumpliendo con el objetivo del plan local de seguridad vial, que era la reducir la mortalidad en el periodo 2018-2022 en un 7.65 %, hoy estamos casi al doble de la reducción, esos son datos contundentes”, acotó el titular de Movilidad.

Estos elementos, que fueron instalados en zonas críticas de alta siniestralidad, según Vallejo, tanto desde el punto de vista de tránsito como de inversión “son buenos, son proyectos de muy baja inversión que se convierten en un ahorro para el Municipio, puesto que se liberan sobrecargas al sistema de salud que generan los lesionados y muertos, garantizando la seguridad de los actores viales”.

De hecho, Ciro Jaramillo, docente e investigador de la Universidad del Valle, considera que el beneficio de la estrategia ha sido importante si se tiene en cuenta la reducción de mortalidad.

“La intervención en el espacio público, particularmente en las vías, para favorecer al usuario más vulnerable, en este caso ciclistas y peatones, considero que ha sido positiva en términos de cifras hasta el 2019. Se ha tenido una disminución no muy grande, pero sí es muy importante porque si uno compara lo que se ha invertido el descenso ha sido también sostenido”, indicó el experto en movilidad.

No obstante, hay quienes consideran que el costo fue demasiado alto para el resultado que han tenido los ‘taches’.

“Se tuvo una inversión total de cerca de $33.000 millones, el Secretario de Movilidad va a decir que costó $700 millones y es cierto. Lo que pasa es que ellos sacaron por Secretaría de Infraestructura $8900 millones; por Movilidad, $800 millones; por Metrocali dos contratos: uno por $6500 y otro por $15.400 millones, se hizo un otrosí por $195 millones e interventoría por $700 millones. Sigo con la duda de qué tan efectivos puedan ser en término de durabilidad, costos y las cifras de siniestralidad”, dijo el concejal Juan Martín Bravo.

Entre tanto, expertos consideran que hace falta realizar más estudios para saber si funciona o no este mecanismo de pacificación del tráfico.

“La Secretaría de Movilidad debería haber sacado un informe que dijera ‘estos son los resultados de la estrategia’, pero no los tenemos. No hay una evaluación que diga que la estrategia funciona o no. Si se ve en términos de las cifras de mortalidad y morbilidad de ciclistas, peatones, de los actores de la vía, uno ve que no han disminuido, todavía tenemos cifras bastante graves en la ciudad, pero no se podría decir que es porque no han funcionado los pacificadores, eso solo se podrá decir cuando se evalúe lo que se ha implementado”, aclaró Janeth Mosquera, del Observatorio del Ciclista y el Peatón de Cali.

De igual forma, la también docente de Univalle comentó que “se debe informar porqué se pusieron los taches y delineadores tubulares, y cómo han servido mostrando resultados de evaluación, ese es suficiente argumento para convencer a la ciudad de mantenerlos. Si la gente ve que hay deterioro, que nadie está cumpliendo, y si no se sabe si sirvió o no, no los va a valorar”.

En este sentido, los expertos concuerdan en que faltó socialización de la utilidad de estos elementos.

Opiniones divididas

Para el concejal Fernando Tamayo, la estrategia no ha sido tan efectiva. “Si lo hubiera sido se habría cumplido con la meta de instalar 200 kilómetros de taches”, afirmó.

Por otro lado, mencionó: “Si se hace un estudio y un control político a lo que se hizo creo que hay un detrimento patrimonial, porque muchos de esos taches se colocaron en vías despavimentadas, lo cual es infame, pues cuando se vayan a arreglar se tienen que levantar; pareciera que había un interés de gastarse una plata que había en contratación, más no cumplir un objetivo específico que era generar zonas de pacificación. En muchos sectores lo que hicieron fue complejizar la movilidad.

En lo anterior coincide José Manuel Ortega, presidente de la Junta de Acción Comunal de Salomia, quien dijo: “Los famosos bolardos lo que hicieron fue afear la ciudad, ponerle más inconvenientes y enriquecer a unos contratistas, esos elementos están destruidos y lo que están haciendo es ocasionar accidentes”.

Y agregó que en la Calle 47 entre carreras 1, la más transitada de Salomia, “fueron tan indelicados que en vez de pavimentar las calles, sobre los huecos instalaron esos bolardos, eso ha ocasionado accidentes, todos esos elementos ya están destruidos, las tractomulas que pasan los han dañado. Eso no trae ningún beneficio”, reiteró.

Por su parte, Claudia Alvarado, habitante de Santa Teresita, comentó que “hay partes donde son innecesarios y eso es plata perdida, pero los que están ubicados en la curva antes de subir al Zoológico han ayudado a reducir notablemente la accidentalidad, las personas cogían esa vía a toda y se estrellaban, ahí sí han servido”.

¿Se instalarán más bolardos?

Hasta el momento, desde la Administración no se piensa implementar más taches ni bolardos.

“Lo que estamos haciendo es una evaluación de nuevos puntos de siniestralidad, porque cuando se generan cambios en la movilidad de la zona eso cambia las dinámicas y posiblemente se empiezan a presentar situaciones en otros puntos”, señaló el secretario de Movilidad de Cali, William Vallejo.

Asimismo, añadió: “este año, dada la emergencia sanitaria, no estamos en condiciones normales que nos permitan hacer un diagnóstico aterrizado, entonces lo que estamos tratando de hacer es un trabajo con los datos que tenemos; la pandemia trajo una reducción de la mortalidad durante los primeros meses, pero desde agosto ha crecido bastante la siniestralidad, todavía no hemos llegado a niveles de tránsito en comparación al 2019, eso ha implicado un incremento en el exceso de velocidad que se nos ha traducido en el incremento en la severidad de los siniestros más letales”.

“Estamos analizando para ver qué podemos implementar en el último trimestre”, finalizó Vallejo.

¿Para qué sirven?

Con los pacificadores viales, lo que se busca, en el caso de los peatones, que la distancia es que tienen que cruzar con relación a los vehículos, sea lo menor posible, es decir, en la mayoría de las intervenciones lo que se hace entre comillas es cerrar un poco las vías relacionadas con el tráfico vehicular para permitir que las personas puedan pasar de un lado a otro seguro, recorriendo una distancia mucho más pequeña en términos de un probable o posible impacto con vehículos”, explicó Ciro Jaramillo, experto en movilidad.

También, desestimula la velocidad. “El nivel de riesgo del peatón hace que se reduzca porque en una colisión, la velocidad es un detonante, a mayor velocidad mayor posibilidad de muerte o daños severos”.

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