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Oriente Estéreo, una radio caleña que nació en el Distrito de Aguablanca

Oriente Estéreo es la única emisora comunitaria de Cali. Existe desde hace cuatro años y medio y su señal es transmitida desde una pequeña casa en Marroquín I.

14 de junio de 2016 Por: Valentina Valencia Bernal | Reportera de El País

Oriente Estéreo es la única emisora comunitaria de Cali. Existe desde hace cuatro años y medio y su señal es transmitida desde una pequeña casa en Marroquín I.

“Cuando conté mi historia sentí que me quitaba un peso de encima. Que mi corazón comenzaba a sanar”, dice Brigitte con voz fuerte, imponente. La misma voz que levantó hace diez años para decirle no más al maltrato que sufría por parte de su pareja y hace un año para contar a través de los micrófonos de Oriente Estéreo su historia de violencia. Oriente Estéreo es la primera y única radio comunitaria legalmente constituida de Cali. Y para Brigitte es una radio que sirve como trinchera para las más de 600.000 personas que, como ella, viven en el Distrito de Aguablanca.

Una radio que ha servido para que la gente del oriente caleño pueda expresarse. Una radio diferente hecha desde ese territorio que muchos nombran, pero pocos conocen. Ese fue el propósito con el que  a finales del 2011 comenzó a sonar Oriente Estéreo 96.0 F.M. en las comunas 6, 7, 8, 13, 14, 15, 16 y 21.

La señal de la  emisora comunitaria sale desde el corazón del Distrito de Aguablanca: la comuna 14. Allí, en el barrio Marroquín I, en una pequeña casa esquinera  hace cuatro años y medio se adecuó un cuarto con equipos  prestados  y alquilados para que la magia de la radio sucediera: ‘Oriente Estéreo, emisiones de prueba’, rezaba la cortinilla con la que los habitantes del oriente se toparon durante tres meses si, por fortuna, dejaban el dial en la 96.0 F.M.

Después de esos tres meses la magia continuaba. Eran cada vez más las personas, colectivos, organizaciones sociales y estudiantes universitarios que se interesaron en hacer parte de la emisora.

Los primeros programas que emitieron fueron sobre música romántica y rock. Todos se lograron consolidar en procesos de educación no formal de la mano con estudiantes de comunicación y social y periodismo de las universidades Santiago de Cali, Javeriana y Autónoma de Occidente.

“Oriente Estéreo es un espacio para fomentar la democracia y la cultura local. En todo esto es en lo que seguimos creyendo a pesar de las caídas”, dice Yeiffer Molina, líder de la emisora.

Las caídas no han sido pocas  desde que están  al aire. El sostenimiento de la emisora es uno de los principales inconvenientes.   ‘Chocolatadas’ y ‘champusadas’ son algunas de las actividades que  Yeiffer y los demás integrantes de Oriente Estéreo han realizado  para salir a flote con las deudas.

Sin embargo, una de las mayores caídas a las que han tenido que reponerse sucedió en julio del 2012 cuando la sede de la emisora fue blanco de un ataque sicarial porque una banda delincuencial del sector pensó que eran los integrantes de Oriente Estéreo quienes habían alertado a la Policía sobre el microtráfico en la zona. 

Durante seis largos meses como consecuencia de ese ataque se apagaron los micrófonos de Oriente Estéreo y la labor comunitaria se vio minada. Dos meses después de ese hecho se convocó a la ‘Marcha de las voces silenciadas’, que consistió en hacer un recorrido desde la sede de la emisora en Marroquín I hasta la Avenida Ciudad de Cali. Sólo 30 personas asistieron a la marcha. El miedo se había apoderado de todos. 

“Fueron tiempos difíciles. Ninguno quería volver a la emisora. Sólo después de dialogar con la gente del barrio  y comentarles qué hacíamos y por qué, logramos retornar a la sede”, recuerda Yeiffer Molina.  

El retorno se dio en los primeros meses del 2013 y no fue fácil. La emisora entró en una etapa comercial porque se necesitaban pagar deudas que la autogestión no lograba cubrir. Así duraron poco más de un año cuando decidieron no renunciar a ser una emisora por y para la comunidad. Y en ese momento es en el que precisamente están: en su resurgir.

Quisieron volver a sus inicios en donde las reuniones de la junta de programación no daban abasto en uno de los salones de la Fundación Carvajal en el Poblado I.

Tiempos también en los que la comunidad era la empoderada del micrófono y con la cual sacaron adelante series radiofónicas como Hablemos de convivencia y paz, Rockcituis, El Táparo y el Gabán y Palabras de Equidad, serie radial en donde seis mujeres como Brigitte lograron hacer catarsis de la violencia que por años habían padecido.  

“A través de esta emisora podemos ayudar a elevar la calidad de vida de las personas del Distrito, orientándolas, educándolas con proyectos de su interés”, dice Sebastián Molina, uno de los jóvenes que hizo parte del último magazín que sonó en Oriente Estéreo.

Solo música. Eso es lo que se escucha actualmente si uno pasa por la Avenida Ciudad de Cali o la Simón Bolívar y sintoniza la 96.0 F.M. Esto como consecuencia de que los voluntarios  van y vienen.  

Y ese es uno de los grandes retos que tiene la emisora, además de lograr el sostenimiento económico, tener capital humano para que los programas tengan continuidad y, desde esa pequeña casa en Marroquín I, se siga narrando esa otra Cali desde otros imaginarios que no sean los de la violencia y la pobreza.

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