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Pese a que Nohora Ágredo no encuentra los buses del MÍO suficientemente inclusivos, afirma que se siente satisfecha con el servicio del MÍO Cable. | Foto: Jair F. Coll / Especial para El País

Movilidad para personas con discapacidad en Cali, entre el avance y el estancamiento

Barreras arquitectónicas y de actitud son las que identifican las personas con dificultades de movilidad en Cali. Panorama.

12 de mayo de 2019 Por: Redacción El País

Movilizarse por las calles de Cali es una tarea cotidianamente ardua para las 38.736 personas que tienen alguna discapacidad que les impide transitar por su cuenta fuera de casa, según cifras de la última Encuesta de Empleo y Calidad de Vida.

De acuerdo con la coordinadora de la Mesa por la Discapacidad en Cali y usuaria de silla de ruedas, Johana Lara, existen dos tipos de barreras para estas personas: las arquitectónicas, que consisten en la distribución física de la ciudad, y las actitudinales, referidas a la disposición de los ciudadanos a la hora de ayudar a una persona con discapacidad cuando lo requiere.

“Hay distintos sectores que son críticos para nosotros. El peor de todos es el centro de Cali, en donde el espacio es muy reducido por la invasión del espacio público, además de que no se cuenta con la debida señalética”, reclamó Lara.

También anotó que hay casos de puentes peatonales que tampoco se quedan atrás en falencias que afectan a los discapacitados. Uno de los que más recibe críticas es el que queda sobre la Calle 5 con Carrera 62A, cerca de la Universidad Santiago, dado que inicia en una rampa difícil de escalar y termina en escaleras.

No es raro que cuando se busque en Youtube ‘puente milagroso’ se tope con un video sobre una mujer en silla de ruedas que, agotadas todas sus fuerzas en el difícil ascenso por la rampa, luego los vea en vano ante unas escaleras imposibles de bajar en su condición.

Pero Lara agregó que ha habido avances, como el paso peatonal de la Calle 5 con Carrera 6, frente a Comfenalco. “Ha ayudado bastante a los discapacitados y personas mayores que antes no podían cruzar por ahí. Yo creo que el trancón es necesario siempre y cuando se beneficie a una población que tiene una necesidad de movilizarse por esa zona”.

Lea también: 'Así es el plan para reemplazar los puentes peatonales de Cali por semáforos'.

Y agregó que, en cuanto al tema del MÍO, se ha topado con problemas actitudinales en conductores que “no dejan que uno termine de ponerse el cinturón antes de arrancar o usuarios que no nos dan prioridad en la fila. Hay que dejar algo claro: la accesibilidad implica también la actitud de las personas a la hora de apoyarnos”.

En cambio, para Andrés Higuita Salgado, activista por los derechos de la población discapacitada en Cali, esta ha ganado más visibilidad en la capital vallecaucana tras la llegada del MÍO, dado que antes era imposible movilizarse en los buses de transporte público, que no eran incluyentes.

Pero anotó: “El espacio entre el piso del bus del MÍO y el de la estación en la que se detiene pueden generar accidentes en usuarios de sillas de ruedas o muletas. Y lo mismo puede ocurrir en las rampas internas de la estación Unidad Deportiva, que cuentan con baldosas con un diseño que puede ser riesgoso en temas de accidentalidad”.

Lina Marcela Trujillo, jefe de Cultura y Gestión Social de Metrocali, destacó que de los 640 buses que actualmente ruedan por las calles de Cali, el 60 % cuenta con la plataforma para el ascenso y descenso de los usuarios en sillas de ruedas. “Con el ingreso de la nueva flota, que aumentará la cantidad de buses a 1000, el 100 % estará equipada”, añadió.

95.369
es la cantidad total de discapacitados en la capital vallecaucana.
38.736
tienen problemas para movilizarse por su cuenta en la calle.
1600
son la cantidad estimada de las petroncales del Mío con placas Braille.

El MÍO Cable en silla de ruedas

Nohora Alba Ágredo, usuaria de silla de ruedas por poliomielitis, aseguró que otro punto crítico es la zona de ladera, dada la configuración geográfica de esta, que consta de subidas empinadas e invasión del espacio público.

Como habitante del barrio Belisario Caicedo, indicó: “Cada día a una le toca lidiar con andenes altísimos justo en frente de restaurantes u hospitales”.

El País acompañó a Ágredo a un recorrido por la parte baja de la Comuna 20. Para llegar de su casa hasta las inmediaciones de la galería del barrio El Cortijo tuvo que movilizarse por donde transitan los vehículos, pues los andenes son tan altos que sus ruedas no alcanzan a superarlos.

Lo demandante para la mujer fue al llegar a la Glorieta de Siloé: no solo el espacio público estaba copado por vendedores ambulantes y restos de basura, sino que también se vio obligada a recorrer las calles justo al lado de las motos y las gualas (Jeeps).

“Es que una se ve en la tarea de pedir ayuda”, comentó la habitante del sector, que no quitaba la mirada del suelo: las ruedas de su silla podían pincharse con restos de vidrios.

Cansada, con gruesas gotas de sudor en la frente, Ágredo hizo una parada en frente de la estación Cañaveralejo del MÍO.

Poco después de reposar, la usuaria de silla de ruedas decidió montar al MÍO Cable, servicio que utilizó por primera vez. Eran las 3:00 de la tarde, el calor era inclemente; Ágredo emprendió el recorrido en la estación.

Aunque el acceso a los túneles por medio de las rampas no significó esfuerzo alguno, la usuaria se desgastaría sobremanera cuando regresara y subiese la rampa con todas sus fuerzas.

Aun así, fue fácil el acceso al cable, en el segundo piso, dada la disponibilidad de ascensores. “Estoy nerviosa, pero veo que hay mucha inclusión y buen servicio”, comentó Ágredo mientras se movilizaba dentro de la cabina.

Al llegar a la última parada, en la Estación Brisas de Mayo, la mujer observó toda la Comuna 20 desde la parte alta; si esforzaba la vista, podía llegar a notar el techo de su casa.

Exclamó: “Qué bello se ve todo desde aquí. Creo que estoy satisfecha con el MÍO Cable, es incluyente y eso que tenía miedo de montarme al principio”.

Sobre los invidentes

“El principal problema para la población invidente es la invasión del espacio público por cuenta de negocios y carros”, afirmó Primitivo Millán, discapacitado visual.

“Es por eso que meterse al centro es traumático, pues no hay por dónde moverse”. Agregó que, pese a que no hay dificultad a la hora de movilizarse por el MÍO, algunos buses no reproducen el audio que avisa cuál es la siguiente parada.

Lina Trujillo, jefe de Cultura y Gestión Social de Metrocali, dijo que el sistema masivo de transporte cuenta con alrededor de 1600 paradas pretroncales con placa braille, aparte de losetas táctiles en algunas estaciones.

También trajo a colación la integración de perros guías y asistenciales al MÍO. “Se están entrenando los perros de asistencia al interior del sistemas para contribuir a su adaptación dentro del MÍO”, indicó.

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