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Los donantes de prótesis que cambian el 'caminado' de los que más lo necesitan

El Fondo Kminemos de Cali ha donado 140 prótesis a personas que no tenían cómo acceder a una y que en cambio debían fabricarse ‘piernas’ hechizas que ahora se exhiben en un museo de Antioquia.

26 de febrero de 2015 Por: Santiago Cruz Hoyos | Reportero de El País

El Fondo Kminemos de Cali ha donado 140 prótesis a personas que no tenían cómo acceder a una y que en cambio debían fabricarse ‘piernas’ hechizas que ahora se exhiben en un museo de Antioquia.

Todo pasó tan de repente, tan inesperado. Luis Alberto Chávez se encontraba limpiando un cafetal con su machete. Hacía sol, recuerda, parecía un día como cualquier otro. Nada advertía que un simple tropezón podría desencadenar una tragedia personal. Luis Alberto efectivamente se tropezó y se hirió su pierna izquierda con el machete. Cuando llegó al hospital lo diagnosticaron con gangrena gaseosa. La amputación que le hicieron enseguida inició más arriba de la rodilla. Todo así, tan de repente, tan inesperado. Luis Alberto no tenía ni el dinero ni la seguridad social para acceder a una prótesis. Entonces armó la suya como pudo. Al fin y al cabo, cuando tienes 18 años y vives en el campo, hay que seguir trabajando a como dé lugar para sobrevivir. La prótesis que armó con palos, cabuyas, plástico, cuanto material encontró en el camino, llegó a pesar 13 kilos. Al caminar, Luis Alberto arrastraba un peso similar al de un gato hidráulico. Un par de cuadras lo hacían lucir tan sudoroso como si acabara de terminar su jornada en el cafetal. Ahora, en cambio, si lo quisiera, podría caminar al ritmo de un marchista. Su vieja y pesada prótesis se encuentra en un museo ubicado en el municipio de La Estrella, en Antioquia, junto a otras 800 ‘piernas’ hechizas. La condición para recibir una nueva y totalmente gratis era donar la que él hizo. Luis Alberto no lo pensó dos veces.IIMaría Eugenia González está sentada a la mesa con un vestido impecablemente blanco. En la mesa está su bolso, la llaves de su carro, un vaso con agua. María Eugenia cuenta que desde hace días está buscando a una mujer en este barrio, San Fernando, a quien vio en la calle sin una pierna. “Es una posible beneficiaria”, dice con la alegría de alguien quien ha encontrado lo que buscaba desde hace mucho. María Eugenia es economista, pero su tiempo libre se lo dedica al Fondo Kminemos. El Fondo nació en 2012 y lo integran empresarios y profesionales de Cali. Básicamente se dedican a dos tareas: buscar personas en la ciudad y en el Valle que hayan sido amputados y que no tengan los recursos para acceder a una prótesis; la segunda tarea es buscar los recursos para que esas personas puedan tener una de manera gratuita. “Hasta el momento son 140 los beneficiados”, dice María Eugenia con la misma alegría con la que habló de la señora que busca. Todo funciona de la siguiente manera: los voluntarios de Kminemos ubican a posibles beneficiarios. Algunos, como María Eugenia, lo hacen simplemente saliendo a la calle a observar. También llegan personas amputadas gracias al voz a voz. Así lo hizo Luis Alberto. Una vez se aseguran que el beneficiario es apto para recibir la prótesis – en ocasiones hay condiciones médicas que lo impiden – el Fondo Kminemos aporta $900.000 y la Fundación Mahavir Kmina, de Medellín, los otros $900.0000. La prótesis que donan cuesta exactamente $1.800.000 y es llamada Pie de Jaipur, un honor a la ciudad india donde fue inventada en 1969 por el doctor Pramod Karan Sethi y el artesano Ram Chander. Ambos trabajaban con personas con problemas ortopédicos y enfermos de lepra. Como detectaron que las prótesis que existían en el mercado eran de mala calidad, decidieron inventar el Pie de Jaipur. Se fabrica en caucho y tiene la forma de un pie - conserva la misma flexibilidad de hecho - lo que permite caminar moderadamente rápido y hasta sentarse en cuclillas. Justo en el mismo año en que se logró el invento, Devendra Raj Mehta, un gobernador indio, padeció un accidente que le malogró una de sus piernas. Se la partió en 43 partes. Esa experiencia le permitió conocer a miles de amputados indios que padecían problemas de autoestima no solo por sentirse incompletos sino también porque se convertían en una carga para su familia. Al no poder trabajar ni vestirse por sí mismos o salir a hacer una diligencia, obligaban a otro miembro de la familia a hacerse cargo. Cuando alguien pierde una pierna y de remate no tiene el medio para acceder a una prótesis, en realidad son dos las personas incapacitadas. Devendra, el gobernador accidentado, decidió entonces fundar un hospital, el BMVSS de Jaipur, para producir y distribuir sin costo prótesis entre los indios de escasos recursos. Al año, aún lo hace, donan en promedio 20 mil ‘piernas’. La historia la está narrando el ingeniero industrial Francisco Moncaleano, miembro de Kminemos y uno de los impulsores de la Fundación Mahavir Kmina de Medellín. La Fundación nació en 2007 gracias a unos industriales para los que trabajaba Moncaleano, (prefieren que no se publique sus apellidos) que una vez conocieron lo que hacía el Hospital BMVSS de la India viajaron hasta allá para exponer el caso de Colombia. En el país existen 2´600.000 limitados físicos y 760.000 tienen problemas para movilizarse. El 30 % de los amputados se deben a los accidentes de tránsito; el 17%, a la diabetes. Le siguen los accidentes de trabajo, las minas antipersona, las heridas de bala, las picaduras de serpiente. La mayoría de los amputados tienen entre 20 y 60 años, es decir que aún están en una edad productiva.En la India escucharon todo ello y decidieron entrenar gente de Medellín en la fabricación de la prótesis Jaipur con la condición de que las mismas deberían entregarse sin costo. Así nació la Fundación Mahavir Kmina y enseguida Samir Camilo Daccach, un empresario caleño, les propuso trabajar juntos con un argumento irrebatible: después de Antioquia, el Valle es el departamento con más amputados en Colombia. Fue cuando surgió Kminemos, el Fondo que le permitió a Luis Alberto librarse de un peso de 13 kilos. IIILuis Alberto dice que el proceso para tener la nueva prótesis fue bastante rápido. Además de donar su ‘pierna’ hechiza, cumplió la otra condición que se exige: costear su viaje a Medellín. Es allá donde se ponen las prótesis. Allá también se aprende a bajar gradas, subir rampas. El proceso de adaptación es tan veloz que han salido niños amputados con intenciones claras de jugar un partido de fútbol. Luis Alberto solo estuvo tres días en esa ciudad.Lo que pasará con su vieja prótesis lo desconoce. Tal vez sea una de las elegidas para una gira itinerante que realizará el museo de las ‘ piernas’ hechizas por toda Colombia. Exhibir las prótesis fabricadas con palos, tablas, trozos de hierro, bolsas plásticas, unos cordones, es otra manera de contar la historia. Otra manera de advertir la lucha de miles de amputados por volver a caminar. Luis Alberto ganó a las claras esa lucha. Ahora, dice, vive en Cali y estudia tecnología en informática. Cuando va apurado a una clase camina, efectivamente, con el paso acelerado de un marchista.

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