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Los 90 metros de la discordia en Ciudad Jardín

Académicos dicen que obra afectará corredor ambiental. Según Alcaldía, su construcción es clave.

14 de febrero de 2016 Por: José Luis Carrillo Sarria | Reportero El País

Académicos dicen que obra afectará corredor ambiental. Según Alcaldía, su construcción es clave.

[[nid:507677;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/02/thumbnail-zanjon-del-burro.jpg;full;{La unión de 90 metros entre las calles 13 y 12 permitiría otra opción de movilidad hacia la Carrera 122 donde está la zona de colegios y universidades. Sin embargo, el anuncio ha generado rechazo entre los habitantes de la Comuna 22.}]]

Ochenta y tres pasos. Esa es  la distancia que separa a las calles 12 y 13. Dos vías  que, de estar conectadas, podrían convertirse en la tercera opción de movilidad de la Comuna 22, al sur de Cali.  Las otras dos arterias son la Avenida Cañasgordas y la Vía Panamericana, pero su diagnóstico ya  es conocido: no dan abasto para el tránsito diario de las cerca de  45.000 personas que por ellas se movilizan,  entre residentes y población flotante.  

La conexión de esas dos calles  resulta, entonces,   una de las alternativas que la Administración Municipal planteó para mejorar la movilidad. Sin embargo, la situación es compleja. Según biólogos, por ese  breve corredor cruzan aves, guatines, perros de monte y otras especies cuyo hábitat está comprendido entre el Zanjón del Burro y el Lago de la Babilla, espacios verdes que se conectan justo por donde pasaría la vía. 

Juan Carlos Orobio, secretario de Infraestructura de Cali, explica, sin embargo, que esta conexión  representa una alternativa real de movilidad  para quienes estudian o trabajan en la Comuna 22 y  para sus habitantes. “Permitiría llegar hasta la zona de los colegios (Carrera 122, donde está la U. de San Buenaventura),  sin utilizar la Avenida San Joaquín. Además, habilitaría varias alternativas viales”.

Para Orobio es  una obra clave  para desarrollar lo que sería la prolongación de la Avenida Circunvalar que es  una de las opciones definitivas, a mediano plazo, para conjurar el lío de movilidad del Sur. “Para priorizar la conexión de la  Circunvalar con la Comuna 22 hay que conectar estas dos  vías”.

La obra, explica, sería una vía de doble sentido (un carril de ida y otro de vuelta) que no implicaría la ampliación de las calles 13 y 12. Y aclara que “no pensamos destruir el Zanjón del Burro o el Lago de la Babilla. Las obras van a mitigar el impacto ambiental. Se tendrán que atender los permisos y recomendaciones del Dagma”.

Dice, además, que  estas obras no son improvisadas y están en el plan vial de las urbanizaciones del sector.  “Estamos pidiendo alejar la vía  de la zona de protección del zanjón para disminuir el impacto”, concluyó.

En resumen, sería una obra rápida de hacer y económica. Se estima que costaría $250 millones dando soluciones a corto plazo al problema de movilidad. Cabe recordar que la iniciativa de hacer una vía cercana al Zanjón del Burro no es nueva, hace diez  años se intentó construir una vía que cruzaba el humedal pero fue suspendida ante la presión de la comunidad.      

Llanson Guañarita, vicepresidente de la Asociación de Transportadores de Servicio Especial, Asotraens, y quien  se moviliza  por esta  zona   hace 12 años  transportando estudiantes,  considera   que la obra es una alternativa para los problemas de movilidad de la Comuna 22.  “Va a comunicar con todas las vías que están detrás de la zona de colegios y universidades, descongestionaría  las avenidas  Cañasgordas y San Joaquín, esta última está colapsada porque son solo dos carriles”.  

En cuanto a los cuestionamientos ambientales, el transportador argumenta que los habitantes de los conjuntos residenciales de la zona a intervenir actualmente tienen una vía con poco flujo de vehículos: “Abrir ese corredor les daría mucho más tráfico y les quitaría privacidad impactando, tal vez, en la seguridad. En  ese sector  hay mucha zona verde, pero en estos casos  debe prevalecer  el bien común por el particular y a veces toca. Cali  está quedada en el desarrollo vial”.

Por su parte Gabriel Gallego, miembro de  la Junta de Acción Comunal de El Retiro (en Pance), sostiene que  la Comuna 22 necesita soluciones viales, pero hay que buscar alternativas que concilien con el medio ambiente.  “Hay que sentarnos con la Administración para analizar las propuestas y buscar la solución al problema vial y a la conservación del ecosistema”.

[[nid:507668;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/02/fauna-zanjon-burro.jpg;full;{La Administración Municipal informó que una de las alternativas viales para descongestionar el Sur es construir una vía de 90 metros que una las calles 12 y 13, en Ciudad Jardín, pero varios vecinos y biólogos sostienen que se impactaría un corredor verde entre El Zanjón del Burro y el Lago de la Babilla.Fotos: Hroy Chávez | El País y Cortesía Comuna 22}]]

¿Qué dicen los biólogos?

Marcela Naverrete, doctora en ciencias ambientales y urbanismo y   coordinadora del Observatorio de Conflictos Ambientales Urbanos de Univalle, acude a las cifras de un plan de manejo del Zanjón del Burro, realizado por el Dagma en 2007: lo que se lee en ese documento es que en las 7,2 hectáreas de esa zona  hay más de 30 especies de flora, 21 de aves, 5 familias de anfibios y reptiles y 7 de mamíferos (roedores, murciélagos, ardillas, guatines, etc).

La bióloga, quien recorrió la zona con El País,  argumenta  que la obra sí impactaría el ecosistema. Tanto del Lago de la Babilla como el del Zanjón del Burro (que  es un humedal). “Lo primero que hay que decir es que en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, (ver recuadro) se establece que donde se ejecutaría la obra es una zona de conservación y eso impediría cualquier acción”.

Asegura que la zona donde se construiría  la vía  es un corredor biológico que comunica al Valle con los Farallones de Cali. “Es un complejo ecosistema que no conoce de límites administrativos.  Del Zanjón del Burro al Lago de la Babilla pasa el agua subterráneamente”. 

Navarrete sostiene  que de  pavimentarse esos 90 metros se alteraría el ciclo del ecosistema y la regulación de las aguas. “Si se hace  la vía se fragmenta el ecosistema. Los ingenieros civiles dirán que  ya está roto, pues hay un sendero por donde pasa gente (ver foto), pero eso es diferente a traer maquinaria, excavar,  remover  cobertura vegetal, cambiar la estructura del suelo y meterle concreto”. 

Eso impediría  el paso de fauna. También puede que desaparezcan especies.  “Será una vía de alta congestión donde se generarían gases y alteraría la dinámica del ecosistema. No podemos ser ligeros y decir que son solo 90 metros que se van a intervenir, detrás de eso hay toda una red  ambiental”. 

Para la experta, hay que reconocer el espíritu ambiental de la Comuna 22. “Son conscientes del patrimonio que tienen. Cuando se construyeron las primeras unidades residenciales en la zona hubo un primer impacto, como convertirse en islas de calor (las unidades), pero esas condiciones cesan. Pero cuando es una vía la afectación es permanente y sobresaturaría la atmósfera con gases  y también habría ruido”.  

En relación con los animales, dice  que de construirse la vía unas especies quedarían en el  Lago de la Babilla y otras en el lado del Zanjón del Burro. Por lo que recuerda  que  en Caldas y Casanare  se experimentó con  túneles para que las especies pasen de un sector a otro. “Funcionó con algunas especies. Pero no todas lo logran”, explica.

Leonardo Herrera, doctor en ciencias biológicas e investigador de humedales de la Universidad Icesi,  señala  que con la urbanización de la zona (conjuntos residenciales)  ya hay un impacto en el Zanjón del Burro y el Lago de la Babilla, pero de alguna manera se han amortiguado: “desde hace cinco años la guacharaca (ave de los Farallones) y el  guatín (roedor grande) se han  incrementado en la zona. Y estas son especies que se verían afectadas de realizarse la obra”. 

 Herrera dice que evidentemente la obra impactaría el Lago de la Babilla, “por ejemplo, se podría ver afectada   la  regulación de agua  en el lago”.

Mario Fernando Hurtado, vecino de la Comuna 22, desmiente que la oposición a la obra obedezca a un capricho de los habitantes para evitar que se afecte su calidad de vida por el  tráfico. Lo que les preocupa, insiste, es el impacto ambiental que causaría. “Esta no es la solución a la movilidad del sector. El problema no radica en calles internas sino en los  embotallamientos de la Carrera 100 con calles 13 y 16”, dice. 

Añade que allí es donde se debe prestar la atención y no en esta zona que es clave ambientalmente. “Sería un daño a la naturaleza  muy grave si se hace esa vía”.

Lo que dice El Dagma 

El Dagma  notificó que  el primer paso en la evaluación de cualquier proyecto es la verificación de su compatibilidad con el POT.

Según el POT  vigente el área de intervención propuesta es un corredor ambiental, parte de la estructura ecológica principal de la ciudad. Luego no procede adelantar estudios.  

Tras un trabajo conjunto,  entre la Secretaría de Infraestructura y El Dagma, se  limitó la solicitud al tramo  que conecta la Calle 13 (prolongación de la Avenida Pasoancho) a la altura del condominio Jockey Club VII y la Calle 12, frente al condominio La Escalera atravesando la zona verde existente.

En respuesta el Dagma  informó que es viable evaluar el proyecto en el momento en que el Concejo Municipal de Cali apruebe una modificación al uso del suelo.

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