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La joven promesa de Puerto Tejada que estudia derecho en la Javeriana

Felipe Valencia Serrano fue becado por la Universidad Javeriana tras ocupar uno de los primeros puestos en el Icfes a nivel nacional y tener un promedio sobre 4 en el bachillerato. Perfil.

11 de febrero de 2013 Por:

Felipe Valencia Serrano fue becado por la Universidad Javeriana tras ocupar uno de los primeros puestos en el Icfes a nivel nacional y tener un promedio sobre 4 en el bachillerato. Perfil.

Su menudo cuerpo de 59 kilos pareciera quedarse chico para albergar un vozarrón que toma más fuerza ante la contundencia de cada palabra pronunciada.Tanto porque son pausadas, pensadas, precisas, como porque son de una contundencia que no parecen corresponder al chico que el pasado 30 de enero cumplió 17 años de edad.“Es aventurarse al mundo de lo desconocido, en busca de respuestas a dudas que se generan en lo más profundo de la persona”, razona, por ejemplo, cuando se le inquiere sobre el sentido de estudiar.Solo que es el mismo tono que utiliza para contar que es hincha del Deportivo Cali, que no es buen bailarín y que ya extraña los fríjoles con los que muchas veces lo esperaba su mamá al regreso del colegio. Así es Felipe Valencia Serrano, un hijo del municipio de Puerto Tejada, Cauca, que hace dos semanas inició su carrera de derecho en la Universidad Javeriana, en Cali, tras hacerse merecedor a la beca Magis. Claro está que los reconocimientos académicos no le son ajenos. Tras una indisciplinada primaria entró al Colegio Cooperativo Natanael Díaz, donde su hermana Marcela ya gozaba de una bien ganada reputación académica. “Tocó corregir la hoja de vida”, se dijo en ese momento y a fe que lo cumplió porque durante todo el bachillerato ocupó el primer lugar, manteniendo un promedio superior a 4,0.El chico de 1,76 metros de estatura no tarda en aclarar que el mérito no es todo suyo y su hermana, sicóloga de la Universidad Javeriana, lo reafirma: “Mi papá siempre nos inculcó la importancia de estudiar para desarrollarnos como personas y nos hizo ver que el conocimiento es mucho más importante que lo material, porque permanece en uno”.Una tarea bien hecha la de don Rubén, ya que, su hijo, contrario a sus congéneres no da razón de Crepúsculos o Harry Potters, pero sí de la historia colombiana que cuentan las narraciones de García Márquez y los ensayos de William Ospina.Tampoco olvida que Rafael Ovidio Bangüero, su profesor de filosofía en noveno grado, lo enamoró de Montesquieu, con su ‘Espíritu de las leyes’, y lo convenció de que el derecho es la mejor arma contra la anarquía y el desorden.Hasta allí llegó el sueño materno de tener un ingeniero o un médico en la casa, porque desde entonces el mundo legislativo absorbió a Felipe, a quien su hermana vislumbra desde ya como un destacado congresista de la República.Él, por lo pronto, disfruta madrugando a las 5:00 de la mañana para tomar el bus de transporte intermunicipal que en media hora lo traslada a una cotidianidad completamente distinta a la que vivió hasta el año pasado.“La vida de la ciudad difiere mucho de la de los pueblos, pero me ha gustado su oferta cultural y la diversidad de personas que uno puede conocer”, reflexiona antes de confesar que en Puerto Tejada no hay salas de cine, por lo que planea ponerse al día con el séptimo arte en una Cali que le era casi desconocida.Derecho civil, Introducción al derecho, Teología, Historia del derecho e Ideas políticas son algunas de las materias que está viendo y, otra vez, la política, es la que más le ha gustado a este primíparo que desde ya sueña con hacer una especialización en derecho civil.Pero quien en diciembre pasado leyó por puro placer La Iliada, de Homero, es contundente al afirmar que no solo se aprende en los libros. Él, quién lo diría, asegura que las telenovelas le han enseñado mucho.“Con ellas he aprendido a enfrentar las cosas prácticas de la vida, por ejemplo, que la convivencia debe ser un propósito de todas las personas”, sostiene quien, en su propósito de seguir becado, decidió ‘apagar’ los amores y desamores de Rafael Orozco que seguía cada noche a ritmo de vallenato.Porque romántico sí es. De hecho se ha enamorado varias veces, pero no ha concretado ningún noviazgo “porque entonces mataría la ilusión que genera el sentimiento”. También lo devela el gusto por los boleros -otra influencia paternal-, especialmente los de Leo Marini y Rolando Laserie.Pero definitivamente el amor de su vida es aquella a la que logró sorprender con su discurso de graduación, pese a haber compartido con él muchas tardes de deliciosa conversación: “Habló de que los gobernantes no miran a los pueblos, a la gente humilde y de la necesidad de superar las abismales diferencias sociales”.Tal vez solo entonces Iliana, su orgullosa mamá, entendió que Felipe cambió los inventos caseros por el discurso y que su aporte a la causa universitaria es encomendárselo a Dios “para que sepa decirle no a las tentaciones que enfrentará durante las casi doce horas que transcurrirán cada día antes de que regrese a su hogar”.De seguro así será porque el futuro abogado suena muy convincente cuando, sin asomo de arrogancia en sus lentes, sostiene que sabe quién es y para dónde va y que no teme ser discriminado por vivir en un barrio de estrato 3 o tener la piel canela.Así es Felipe, el voleibolista, el que ayer estaba dispuesto a tramitar un crédito ante el Icetex para poder estudiar la carrera de sus sueños y hoy no tiene problema en contar el secreto que lo llevó a sacar uno de los mejores puntajes del Icfes en el país: “Poner cuidado en clase y leer muy bien las preguntas antes de responder”.

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