El profe Janer tiene a cargo 150 niños del Instituto de Niños Ciegos y Sordos. Esta es su historia.
Nelson Emanuel Caicedo Villegas es un caleño de 9 años. Al nacer fue diagnosticado como completamente ciego. Acaba de competir en la carrera 5kHíbrida de Juancho Correlón. Aferrado al brazo musculoso de su lazarillo, su profesor de deportes del Instituto de Niños Ciegos y Sordos, Janer Tafur Pérez, subió y bajó el cerro cercano al centro comercial Chipichape en una hora y media. El profe Janer, quien tiene a cargo 150 niños del Instituto de Niños Ciegos y Sordos, a quienes les da, a diario, clases de deportes, en grupos de 5 hasta 18 integrantes, dice que en la carrera Emanuel le dio una lección de perseverancia. Antes de empezar la falda pensé en devolverme. Más por su mamá: no quería meterme en problemas con ella. Yo decía, Dios mío, ¿Me devuelvo? y le preguntaba al niño ¿Quieres agua? Te cargo a tun tun? Y él que no. Cuando los coordinadores le preguntaron si quería seguir cuesta arriba, porque otros participantes (con todas sus capacidades) se vieron en dificultades para continuar, él gritó: ¡Vamos para arriba!. El año pasado era una carrera en plano. Yo creí que esta iba a ser así y cuando menos pienso sentí que empezamos a subir y a subir. Pero nunca pensé en devolverme, cuenta el pequeño que usó gafas oscuras para suavizar el impacto de la luz en sus ojos. Me prendí de la mano de Janer. Me sentí valiente al subir la montaña. Vi a una señora que casi se ahoga, se caía mucho, dice Nelson Emanuel, que hace poco empezó a percibir formas y colores difusos. Cuando bajaba pensaba que era un tobogán, quería sentarme, tomar impulso y tirarme de allí para abajo, volando ¡En serio!, detalla, como si repitiéndolo se viera a sí mismo cumpliendo su hazaña. De varias formas lo hace.
Ema, como le llaman de cariño, dice que Janer es un buen profesor, lo quiero mucho, me ha enseñado a nadar, a correr, a jugar fútbol, igual que mi papá.