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Fundación Ideal, expertos en rehabilitar discapacitados, alcanzó la excelencia

Ser primeros en América Latina y sextos en el mundo cuando de rehabilitar discapacitados se trata, es mérito de la entidad caleña

27 de julio de 2013 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Ser primeros en América Latina y sextos en el mundo cuando de rehabilitar discapacitados se trata, es mérito de la entidad caleña

David tiene 8 años y hasta hace cuatro meses no sabía comer ni comunicarse por sí mismo. Hoy actúa como un pequeño Stephen Hawking (científico británico que deslumbró con sus teorías sobre el origen del cosmos) pese a sus severas limitaciones físicas y motrices. Desde su silla de ruedas, el niño ya contesta las preguntas de su profesora Leidy Andrea Lozano, digitando palabras en un teclado adaptado para su computador. El chiquillo sonríe y deja ver el primer diente que está mudando, cuando la educadora le explica que le van a tomar unas fotos para una entrevista de El País. –¿Ya te cambiaron el pañal? Él busca las letras en el teclado y con su dedo índice izquierdo escribe “sí”. -¿Tienes hambre? Teclea la N y duda sobre la O. – ¿Ya te llamó tu papá? Su mano se dirige automáticamente hacia la letra F. David quiere nombrar a su papá, Franklin. Y está en el proceso de aprender a deletrear ese nombre tecla por tecla hasta que, como en un hallazgo de Hawking sobre el universo, aparezca en la pantalla del portátil. Una complicación en el parto le causó una insuficiencia motora de origen cerebral, Imoc, dicen los especialistas. Una forma de parálisis cerebral que le impide hablar, caminar, correr, saltar como un niño de su edad. Pero David en solo cuatro meses de terapia, también ha evolucionado en la parte motora: ya come con una cuchara adaptada. Escribe y colorea con crayolas. Logros que hacen prever que en noviembre este pequeño Stephen Hawking pasará al programa de inclusión escolar a la escuela regular. Este milagro es posible gracias a la experticia de la Fundación Ideal para la Rehabilitación Integral Julio H. Calonje, entidad que lleva 48 años trabajando, educando, investigando, para que personas con discapacidad de diversos orígenes y severidad, puedan insertarse al mundo escolar, laboral y social y llevar una vida digna y normal. Lo ha hecho tan bien que la Asociación Americana de Neurodesarrollo, NTDA (por sus siglas en inglés), le acaba de conferir la certificación como el primer Centro de Excelencia en América Latina y el Caribe, para la formación, la investigación e intervención terapéutica para personas con alteraciones neurológicas. Este reconocimiento es fruto del trabajo de su equipo multidisciplinario que atiende al mes 4000 pacientes con discapacidades físicas por parálisis cerebral, accidentes cerebrovasculares, trauma en el sistema raquidomedular (columna vertebral), en fin... O las discapacidades de comportamiento tipo autismo, déficit de atención que alteran los ciclos básicos del aprendizaje cognitivo: atención, concentración, memoria, comunicación. La certificación Centro de Excelencia es como el grado después de haber agotado un proceso cumpliendo estándares internacionales en diversos aspectos, explica su director ejecutivo, Rodolfo Millán Muñoz. Teresita Largo llega con su hijo Francineth Largo, un hombre de 37 años que se ayuda con bastón y una férula en la pierna izquierda para caminar. El paciente saluda con voz clara y firme al terapeuta. Algo que no debería llamar la atención sino fuera porque su madre cuenta que él recibió cinco balazos en la cabeza que lo dejaron ocho días en coma, un mes hospitalizado y ocho meses en terapia domiciliaria. Él perdió la capacidad de hablar (le reconstruyeron los maxilares con platino) y el lado izquierdo inmovilizado. “Pero desde noviembre que llegó aquí, gracias al Padre Celestial y las terapias con el doctor Fernando (Jordán, fisioterapeuta) y la doctora Yasmine (Jiménez, terapeuta ocupacional), ya se le entiende lo que habla, camina y mueve su mano”, dice la madre agradecida en una de las salas de terapia física de la Fundación Ideal, en Villacolombia. El hombre pasa luego al Centro de Vida Independiente. Es una especie de apartaestudio, para entrenamiento en tiempo real. En la cama practica cómo acostarse y cómo levantarse. Pasa al comedor y ensaya tomar la cuchara con su mano izquierda impedida, a abrir la llave de la cocineta e intentar lavar un plato o ir al escritorio, encender el portátil y revisar el correo... Todas las actividades de la vida diaria las reaprende allí Francineth y cualquier paciente que haya perdido la capacidad de realizarlas o haya nacido sin ella. “Esta sala la puede utilizar cualquier terapeuta, el físico, el ocupacional, o ambos articulando las rutinas, porque como el ser humano es integral, el tratamiento también es integral”, dice Leonor Elena Sierra, fonoaudióloga con entrenamiento en neurodesarrollo y actual coordinadora técnica de la institución. En otro salón, la terapeuta ocupacional Daisy Valdés. Trata de mantener concentrado a un pequeño de 5 años que sufre una epilepsia no especificada. El pequeño tiende a llevar a la contraria, a decir no a todo, a perder la concentración fácil. La profesional intenta que él siga sus instrucciones: enhebrar varios objetos de colores primarios con hilos gruesos de otros colores sin perder la concentración. Para evitar las convulsiones toma medicamento, pero tiene alteraciones en su motricidad. “Él asiste al curso de prejardín del Centro Educativo Ideal. Y en la terapia, nuestro trabajo es buscar que aprenda hábitos y normas de conducta y mejore su desempeño motriz”, explica la terapeuta. Todos hallan una opción de recuperar sus capacidades y de reintegrarse a la vida social, laboral o escolar. Como lo harán David, el pequeño Stephen Hawking y otros 13 alumnos de transición 2 Centro Educativo Ideal, gracias al método de lectura significativa que aplica la profesora Leidy Andrea. “Consiste en aprender con palabras que tienen un gran valor o significado emocional para los niños y se conjuga con experiencia sensorial; así se logra que el aprendizaje se guarde más tiempo en el cerebro”, sostiene esta licenciada en educación. Quizás por ello David insiste en escribir Franklin. Un nombre de grata significación para él. Avances que cada docente va registrando con videocámara para mostrarlos a los padres, a las entidades de remisión o para retroalimentación de las juntas médicas. Y es que el programa de inclusión es la nuez del asunto para la Fundación Ideal. “No basta con rehabilitar, hay que reinsertar a la persona a la vida de la familia, de la escuela, de la comunidad, de la sociedad”, dice Rosa María España, jefe de la Unidad Educativa, que capacita en competencias laborales, comunicativas, trabajo en equipo, manejo de conflicto y hasta refuerzo académico para que mantengan lo aprendido en la escuela regular. Y hasta en manejo del dinero y del tiempo y recursos comunitarios o cómo acceder a los servicios públicos: salud, educación, transporte, cómo usar el MÍO y hasta cómo vincularse a la iglesia o a las actividades cívicas o deportivas del barrio. Treinta niños asisten hoy a instituciones educativas regulares de Cali y poblaciones aledañas. A donde van a brindar la asesoría y hacer el seguimiento a los docentes para que aprendan a manejar las situaciones atípicas que se le presentan con el alumno. Y en convenio con Best Buddies, ha logrado insertar diez jóvenes al mercado laboral: algunos se desempeñan como meseros o servicios generales en Hamburguesas del Corral. Otros organizan materiales en Homecenter. También van a las comunidades a sensibilizar a la población y abrirles espacios para que estas personas no se queden encerrados en la casa, sino que puedan llevar una vida lo más normal posible”, dice Rosa María. “Porque para la Fundación Ideal, sino hay inclusión del paciente, no hay verdadera rehabilitación”, apunta Rodolfo Millán Muñoz, director ejecutivo de la institución.

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