El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Entre llanto y música, Cali dio el último adiós al maestro Jairo Varela

Ni el sofocante calor ni el cansancio evitaron que un río humano despidiera a Jairo Varela. Esta es la crónica de un adiós desaforado y supersticioso, amoroso y triste, como no se había visto en nuestro ‘Cali Ají’.

13 de agosto de 2012 Por: Isabel Peláez y Verónica Gómez | Reporteras de El País

Ni el sofocante calor ni el cansancio evitaron que un río humano despidiera a Jairo Varela. Esta es la crónica de un adiós desaforado y supersticioso, amoroso y triste, como no se había visto en nuestro ‘Cali Ají’.

Las casi dos horas de espera no importaron con tal de tener la mejor ubicación. Sillas improvisadas, muros, tumbas y hasta árboles sirvieron de palco a las más de 500 personas que asistieron puntuales al último concierto de Jairo Varela en su partida a la eternidad. Tampoco importaron los 32 grados centígrados de temperatura ni la distancia que tuvieran que recorrer hasta el Cementerio Metropolitano del Sur, aún sin un medio propio de transporte, con tal de cumplirle al artista que mejor le cantó a Cali y al Valle del Cauca.Como en un concierto de la época dorada de Niche en los años 80, los vendedores ofrecían discos de acetato, pancartas y hasta fotografías del grupo. Muchos asistentes, como se acostumbra con un ídolo del pueblo, aprovecharon la espera para probar su suerte en el chance con el número de la tumba de Varela, el 25, combinándolo con el número del lote y del año actual.Con la misma ansiedad con que se espera a un artista en tarima, así lo esperaban sus seguidores, que iban siguiendo la transmisión de la caravana fúnebre a través de celulares y radios. Incluso, algunos avisaron cuando la carroza se varó, debido a una falla mecánica, al frente de la Loma de la Cruz. “Ya vamos llegando, me voy acercando, no puedo evitar que los ojos se me agüen”, cantaban niños, adultos y ancianos, para apaciguar la tensión de la espera. Entre tanto, Jairo Varela hacía una larga travesía por la ciudad, desde el CAM, pasando por la Calle 5, bajando por la Avenida Roosvelt para tomar el sur de la ciudad y llegar hasta el Cementerio. Lo acompañó una multitudinaria caravana, que incluso fue comparada por algunos con la que Cali se despidió de su reina más querida, Jovita Feijóo.Ondeando banderas de Colombia y del Valle, con la música de Niche a todo volumen en los carros y en las casas, unas 6.000 personas quisieron despedirse del maestro, con la misma euforia del inicio de la Feria de Cali. Los puentes sirvieron de palco y estuvieron llenos a reventar. “Si por la Quinta vas pasando es mi Cali bella que vas atravesando”, se tarareaba desde las alturas. Dos horas y 40 minutos tardó la carroza en llegar al Cementerio. Durante ese tiempo, amigos del Maestro como Roberto Lugo desfilaron en la calle de honor formada espontáneamente por los seguidores del artista.“Hubiera traído la cámara”, se quejó una fanática al ver pasar al cantante puertorriqueño. También llegó el cantante Checo Acosta, escoltado por policías, el compositor Nino Caicedo y aquel con quien Varela tuviera tantos disgustos en vida, Alexis Lozano, fundador y director de Guayacán Orquesta. A su llegada, la gente le gritó: “Te queremos Alexis, te amamos, y te lo decimos en vida”, expresando la certeza que surge cada que muere un artista, que los homenajes hay que hacérselos en vida y no después de muerto. A las 5:40 p.m. se acabó la espera. El maestro llegó. Muchos estallaron en gritos: “¡Viva Varela!”, otros tocaban la carroza y se persignaban. La euforia de los asistentes impidió por momentos que los familiares pudieran estar cerca del ataúd. En medio del río de gente se inició a las 6:00 p.m. la misa en la capilla del cementerio, que no daba abasto.Sus cinco hijos sentados en primera fila portaban claveles y rosas, así como pequeños pendones que decían: “Gracias papá”, con el nombre de cada uno.Una vez finalizada la misa, a las 6:30 p.m., los ocho metros que separan la capilla de la tumba se hicieron largos, muy largos, porque la multitud impidió el avance. En masa los fanáticos se prendían al ataúd para ‘contagiarse’ de la energía de su ídolo y al final todos gritaron en coro, como al final de un concierto: “Se lució, Jairo se lució”. Sus hijos musicalesAntes de llegar a su última morada, en horas de la mañana Jairo Varela recibió un último homenaje en el Hemiciclo del Concejo y una misa, que fue oficiada por el padre José González, visiblemente conmovido por la movilización de la gente en torno al artista. “Su arte tocó nuestras vidas. Ahora está armando con los ángeles su orquesta”, dijo. En el Concejo fueron leídos varios Decretos de Duelo por parte del Congreso, de la Alcaldía de Cali y de la Gobernación del Valle. El gobernador Ubeimar Delgado recordó que lo conoció a los 28 años en el barrio Santa Elena, donde nació el Grupo Niche. El alcalde Rodrigo Guerrero, por su parte, ratificó que la Plaza de la Caleñidad llevará el nombre de Jairo Varela Martínez y convocó desde ya a los escultores de la ciudad para hacerle una estatua. Aseguró también que más de 50 orquestas cantarán al inicio de la próxima Feria de Cali, al unísono, ‘Cali Pachanguero’. Los representantes de las colonias del Pacífico también expresaron su sentir: “Hoy lloramos, cantamos y bailamos, como son nuestras costumbres, a ese hombre que nos hizo visibles en esta ciudad, que nos ha acogido por siempre y para siempre. Hoy el Pacífico está llorando, Jairo es, Jairo es”. Un espontáneo dijo: “Se nos fue el más grande de Colombia”, y otro: “Un poeta”, y uno más: “Se nos fue el compositor”. Fernando Martínez ‘El alemán’ interpretó en su trombón ‘Cali Pachanguero’ ante el féretro de Jairo Varela, acompañado de un coro integrado por todos los asistentes.Hacia el mediodía, una multitud rodeaba una tarima dispuesta en el CAM. Hasta allí llegaron músicos como Gloria Perea, Hugo Candelario González, Richie Valdez, Charlie Cardona, Gustavo Rodríguez, Charlie Zaa, Mauricio Castillo, Oswaldo Román, Roberto Lugo, Álvaro Cavarca ‘Peluza’, Beto Caicedo, Lucho Puertorrico y el maestro Ernesto Estrada ‘Fruko’, entre otros. Se hizo presente también Moncho Santana, quien reconoció que Jairo lo sacó del abismo oscuro en el que estaba: “No hay aplauso tan grande para darle las gracias. Fui el que menos duró en Niche y fue algo lamentable. Pero aprendí mucho, a pesar del carácter, de lo estricto, de lo exigente, tenía un ojo tremendo para los cantantes. El maestro se ha ido pero queda su escuela. Fue un apoyo cuando estuve con el problema que ustedes ya saben. Lamentablemente no nos fue posible terminar ese proyecto”.El actor y cantante Hansel Camacho recordó su infancia al lado de Jairo, cuando caminaban por las calles de Quibdó y corrían a las orillas del Atrato, y gritó: “El rey ha muerto, viva el rey”, y la euforia del público se hizo sentir. También hubo ruegos para no dejar morir a la gloria de Varela, como lo hizo Richie Valdez, quien pidió: “Que Niche permanezca donde él lo dejó, como número uno en el mundo. Les pido que su música no muera”.Hasta los Hermanos Lebrón dieron su mensaje: “En el mundo se está sintiendo la partida de ese ser que nos hizo sentir orgullosos siempre”. Con lágrimas y recuerdos muy recientes Óscar Iván Lozano, actual director musical y pianista de los últimos años de Niche, admitió que siente tristeza: “Por no poder tocar su mano, por no escuchar cuando me decía: ‘Borra eso, vamos a hacer otra cosa’”.El público también recibió con mucha emoción el agradecimiento de la luz de los ojos de Jairo Varela, su hija Cristina: “El dolor es de todos. Ha sido una partida muy difícil. A todos nos va a tocar. Y así como asistieron masivamente a la despedida de mi papá, yo mañana estaré con ustedes”.Los homenajes en la tarima no cesaban. La folclorista Gloria Perea interpretó ‘El Sabor del Cielo’: “El cielo ha vuelto a celebrar con timba, violines, marimba, bombo y guasá la llegada del salsero a la orquesta celestial. Cali despide al maestro, despide al compositor que trajo su son, un son de ritmo africano, de ritmo chocoano, en el corazón. Uniendo la raza, uniendo los niches con esta canción”. Luego de la nostalgia de las palabras se pasó a la alegría del canto. Varios de los músicos que pasaron por la agrupación unieron sus voces e interpretaron el segundo himno de la ciudad: ‘Cali Pachanguero’, que el público coreó hasta el final. Siguieron éxitos inolvidables como ‘Una Aventura’, ‘A Prueba de Fuego’, ‘Buenaventura y Caney’, ‘Mi Pueblo Natal’ y ‘Sin Sentimiento’.Como al final de un concierto, muchos se quedaron tarareando pedazos de sus canciones favoritas, dejando escapar risas y lágrimas. Pero entre los éxitos de Niche y de su maestro Jairo Varela el que más se repitió en las voces de los improvisados soneros caleños fue: “Que todo el mundo te cante, que todo el mundo te mime, celoso estoy pa’ que mires, no me voy más ni por miles”. Y como dice ‘Ese día’, otro éxito de Niche, faltó un pañuelo para secar las lágrimas de tantos seguidores. Faltó un amigo que los consolara.

AHORA EN Cali