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Cali debió hacer el metro en los años ochenta: Presidente Sociedad de Arquitectos Valle

Víctor Martínez, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos capítulo Valle, asegura que el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, fortalece los tugurios en la ladera.

23 de mayo de 2015 Por: Luz Jenny Aguirre Tobón | Editora de Cali El País

Víctor Martínez, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos capítulo Valle, asegura que el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, fortalece los tugurios en la ladera.

A veces, el afán y la mirada rápida que tenemos sobre las cosas hace que olvidemos que todo tiene una historia.

La Cali que vivimos hoy, la de los trancones y los edificios, es el producto de la suma de momentos especiales que terminaron en cambios. 

La apertura del canal de Panamá, que trajo a los primeros empresarios que  pensaron estas tierras no como aldea sino como ciudad. Con ellos llegaron arquitectos de Nueva York que diseñaron nuestras vías y muchas viviendas.

Luego la violencia y migración de los años 50, con lo que la ciudad se fue hinchando; los Panamericanos y su despertar urbanísitico y después la era ‘narco’. 

De allí, de este último hito de la historia caleña, heredamos cierta estética, la abundancia de edificios donde antes había solo casas, cantidad de  infracciones urbanísticas y la idea de que cualquier cosa se podía hacer en el espacio público. El momento de hoy se llama anarquía. 

Así lo explica el arquitecto Víctor Martínez, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos capítulo Valle, un conversador profesional para quien esta ciudad y su historia son sin duda alguna una pasión.  De su mirada sobre la Sultana del Valle de hoy y del momento crucial por el que atraviesa habló con El País.

¿Qué es eso que usted llama ‘las huellas de la mafia’ en la ciudad?

Trajo el desarrollo que vos ves, de mal gusto, de violar las normas, de ‘traquetolandia’. Hay una leyenda que dice que  a José Santacruz no lo dejaron entrar al Club Colombia y entonces  hizo uno en Ciudad Jardín.

Iban a Miami  y replicaban las construcciones aquí, cosas incoherentes con el clima y la arquitectura de Cali. Normandía es un barrio donde cada predio era de una familia y tenía  máximo dos carros, si esa casa la tumbás y hacés un edificio de 20 pisos tenés 50 carros.

Eso se vuelve una agresión a la ciudad, algo que no funciona. Ese momento fue negativo  porque a la fuerza, por ideología de cartel, decían ‘hacemos esto o lo hacemos’  y violamos todas las normas, en casas  de solo un piso, donde por reglamento  no se podía crecer para arriba,  lo hacían.

De allí, dice usted, terminamos en la anarquía.. 

Lo que nos dejó la época de la mafia es que Cali se volvió insostenible, sin soluciones públicas de movilidad.

En el momento en que las ciudades pasan de 1 a 2 millones de personas hay que hacer un listado de cosas que han hecho las grandes ciudades del mundo y empezarlo a llenar.

Por ejemplo, Cali debió hacer el metro en los años 80 o después de los Panamericanos. No lo hizo, había  un poder económico dominante tirándose la ciudad   y no se respondió a la realidad. Además, la gente de los estratos 5 y 6  se fue a vivir fuera de Cali, a Jamundí o Dapa.

Entonces llegan los trancones y los líos de movilidad en los accesos a la ciudad porque es gente que vive afuera, pero que trabaja aquí. 

De todos modos, ahora se está discutiendo el desarrollo de la ciudad a partir de grandes proyectos, que buscan cambiarle la cara a Cali, como el Corredor Verde...

Eso es muy bueno. El espacio del tren está reservado para lo que vos querás, el metro, el tren de cercanías, el tren bala. Estoy de acuerdo en que además debe haber en este corredor parques, zonas de recreo y arborización.

Ojalá lo hagamos y ojalá del concurso que va a hacer la Sociedad Colombiana de Arquitectos salga un buen proyecto que sea gobernado por la movilidad. 

Usted  dice que no se está incluyendo a los profesionales de aquí mismo en los proyectos de desarrollo para Cali...

Lo digo con evidencias, los mejores gobernantes regionales, como Sergio Fajardo (gobernador de Antioquia), han involucrado en su concepción de los espacios públicos un esquema elemental: todo el mundo pone, el Municipio, la comunidad, la empresa privada y los gremios.

La Sociedad de Arquitectos hace los concursos. La comunidad expresa lo que quiere y se concerta. Cuando eso pasa, hay apropiación de los espacios.

¿Y en Cali en qué proyectos ha faltado eso?

En el proyecto del  Río Cali, en  todas las megaobras. Pueda ser que el Alcalde Ospina y su equipo dijeron ‘si nos metemos a hacer concurso nos demoramos mil años’, lo que no es cierto, hay que programar.

Entonces lo hicieron todo por vía contratista. Esta alcaldía de  Rodrigo Guerrero por alguna razón nos marginó, tanto que crearon algo que se llama la GIP, un aparato público-privado y todos los diseños arquitectónicos y urbanísticos que salen de la Alcaldía se los dan a ellos. Eso es desconocer lo que se llama  diseño participativo.  

En la renovación urbana del centro de Cali están los ingleses, incentivados por la Alcaldía de Guerrero, quien cuando me ve me dice “¡colega!, es que yo también soy arquitecto”, y saca un bolígrafo y hace movimientos de dibujo.

La última vez le contesté: gánese el título con una sola acción: óiganos, no nos dé nada, solo óiganos.

¿Entonces no los escuchan en la Alcaldía?

Para nada. 

Es el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, el que marcará el rumbo de la ciudad. ¿Cuál es su sensación sobre cómo quedó esa carta de navegación urbana?

Para mí el nuevo POT fortalece el tugurio, sobretodo en las lomas. A pesar de la realidad de la alta ocupación de la ladera  y de que un gremio como Corpocerros está pidiendo la oportunidad de desarrollar planificadamente, sosteniblemente  todas las lomas, dejaron eso como reserva forestal y áreas protectoras dentro de la ciudad.

¿Qué autoridad hay en Cali que haga respetar eso? Entonces, para mí, maliciosamente dejaron áreas para tugurios. La gente dueña de eso se mama y cansada de pagarle al Municipio impuestos, aparece un urbanizador pirata, lo compra, lo lotea y listo. Y qué hacemos con una norma para arcángeles, como decía Víctor Hugo, si nosotros no somos arcángeles sino colombianos. 

¿Cómo ve los proyectos de renovación urbana del centro, como Ciudad Paraíso?

Es correcto en principio, todas las ciudades se reciclan, cuando se va abandonando el centro va llegando la depredación: la inseguridad, el deterioro, etc. El papá de la niña Mencha (Gerardo de Francisco) dirigió en los años 80 un proyecto para la renovación urbana de El Piloto y el Hoyo.

En Cali falta planificación y por eso se ha propuesto crear la Secretaría de Movilidad, que cumpla la ley, que ordena priorizar a los que van a pie, lo que significa hacer un plan de andenes”

Los diseños los hizo Manolo Lago. Ya vamos para 40 años con el tema de esta renovación allí y no la hemos emprendido. Esta Alcaldía está ensayando el esquema de Alianzas Público Privadas, APP, ojalá le vaya bien, pero con un esquema en el que las condiciones las ponga el estado local, no el inversionista privado  de afuera.

¿Dónde ha estado el problema que ha impedido concretar esa renovación durante 40 años?

No han funcionado los esquemas de renovación coherentes y correctos y eso pasa porque allí viven seres humanos, propietarios. Usted puede dibujar sobre planos las manzanas tanto de Sucre como de El Hoyo, San Pascual y El Piloto y le pueden quedar cositas muy bonitas ¿pero qué relación tiene con lo que ocurre allí? Ninguna. Olvidamos que allí hay gente, propietarios, hay talleres, productividad, no puedes darles una patada. 

¿Ha faltado la mirada social en los proyectos de renovación urbana?

Social y ambiental. Tenemos un espejo, que fue Bogotá, Peñalosa sacó a la gente de San Victorino y ahí hizo una plazoleta, con una escultura de Negret y todo. ¿Y qué pasó con la gente? Se regó por toda Bogotá. Por eso hay que vincularlos, es lo que se llama participación, que lo ordena la constitución y en términos de arquitectura lo llamo diseño participante.

¿Entonces no se está vinculando a las comunidades de esas zonas?

No, pero ya hay una voluntad de sacar adelante eso, a ver cómo nos va con el esquema de quien lo está haciendo, que son los gremios. 

¿Y qué piensa del modelo de APP?

Para mí las APP deben ser sobre cosas nuevas y de rentabilidad garantizada. En algunos casos (Anillo Vial Interno)  se estaba pensando en aprovechar vías existentes y hacer algunos deprimidos y pasos. Para mí el principal problema de Cali no son la seguridad ni el empleo, sino la movilidad.

Tenés que tomar medidas drásticas sobre  eso que no se hizo, como hacer el metro, como cuando hicieron el MÍO, que se intervino la ciudad, se le hizo una operación y la Calle 5 estuvo cerrada y las cosas se hicieron.

Debimos conservar los ejes urbanos de los ríos, lo que significa un ejercicio de autoridad que nadie  va a hacer: despejar por lo menos los 30 metros de la margen protectora de los ríos.  A los primeros que hay que sacar es a los ricos, por eso hasta allí llega la voluntad política de despejar”.

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