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Cirko pirata, el show circense que toma fuerza en la Loma de la Cruz

Para el 2017, los jóvenes de Cirko Pirata esperan que Circo al Parque sea un show que puedan presentar cada mes en varios parques.

21 de diciembre de 2016 Por: Diana Velasco | Semillero de Periodismo UAO-El País

Para el 2017, los jóvenes de Cirko Pirata esperan que Circo al Parque sea un show que puedan presentar cada mes en varios parques.

La Loma de la Cruz va todo el mundo, y no a adorar las cruces, sino a disfrutar de un espectáculo único: un show circense al aire libre en el que los aplausos y unas cuantas monedas reemplazan la boleta de la taquilla. Esto es Cirko Pirata. Esta vez no hubo ritual. Se perdieron algunos vestuarios, y sin estos el ‘ritual de fuego’, acto central de la jornada, pierde la magia. Pero el show debía continuar. Así que, quien fuera tradicionalmente el chamán, con habilidad sorprendente, manipuló dos varas con llamas en sus extremos, las lanzó al aire e hizo malabares  hasta que logró ganarse la ovación del público presente en una noche dominical de diciembre. Desde las 3:00 de la tarde, el circo se tomó el espacio. Enseguida del chamán llega el alegre payaso ‘Chi Chon’, con un saco rojo parecido al de Papá Noel que coloca en el centro del escenario y solicita la ayuda del público para sus trucos. Un joven delgado se acomoda las gafas para salir ante la petición del hombre de nariz roja. El saco de ‘Chi Chon’ está lleno de  objetos para hacer actos de equilibrio, como tablas cortas y tarros medianos. El payaso monta una tabla sobre dos tarros que le sirven de base, y encima de la tabla coloca otro tarro acostado, le superpone una segunda tabla y decide montarse en ella, ganando así muchos aplausos. Enseguida, los niños se le acercan y le ayudan con sus trucos. Luego de varios actos, ‘Chi Chon’ infla un globo de un rojo vibrante que le obsequia al ayudante de gafas, quien vuelve a su puesto en medio de los aplausos y las risas con las que los espectadores despiden al payaso.  A las 9:00 p.m., una descomplicada chica  sale,   micrófono en mano, a anunciar que el show ha terminado. Una vez más, el espectáculo de ‘Circo al Parque’ le demostró a los caleños que el arte callejero es digno de mostrar, y que el circo puede hacerse sin carpa y sin cobrar boleta. El chamán vuelve de su atmósfera mágica para ser el artista caleño de 24 años, Jorge Vergara, más conocido como ‘Polo’, líder de un grupo de artistas de circo callejero al que le dio forma junto a Francisco Gamba, Cindy Jaramillo y Luis Rojas a finales del 2014 y que llamaron Cirko Pirata. Hoy, quienes integran Cirko Pirata ya no son 4 sino 7 personas, y de los fundadores solo se ha ido Luis Rojas. Jorge siempre ha llevado el arte en las venas, pues cursó dos semestres de Teatro en el Instituto Popular de Cultura, carrera que por el momento tiene aplazada. También estudió yoga y ha tomado clases en el teatro El Globo. El resto de sus habilidades, cuenta, las ha conseguido “gracias a los viajes, los malabares los aprendí en varias visitas a otros lugares, y luego ya todo es práctica y entreno, casi todo ha sido empírico”, dice. Decidieron llamarse ‘piratas’ porque así consideran las instituciones circenses a todos aquellos que hacen shows de malabares, equilibrio, fuego y demás, en semáforos y calles sin haber pasado por un proceso de aprendizaje ‘formal’ de estos actos. Y así son los integrantes de Cirko Pirata, personas que con una pizca de formación circense y una tonelada de conocimiento empírico, dieron forma a una propuesta escénica que muestra un poco de ‘circo teatro’, una tendencia en la que además de hacer malabares y manipular fuego, se cuenta una historia teatral, sin incluir  animales en el espectáculo. En ‘Circo al Parque’ los integrantes de Cirko Pirata y algunos artistas invitados dan talleres de contorsionismo, reconocimiento y manejo del espacio, clown, manipulación de cajas, y acrobacias con telas que se amarran de los árboles más altos del lugar. Para estos talleres, el aporte económico de los aprendices es voluntario, y Jorge explica que la idea es “hacer un pequeño acercamiento a la gente hacia técnicas del circo, lo que se enseña es básico porque nos enfocamos en la gente que no tiene ninguna experiencia y así los talleres son de libre acceso para todos”. Luego de los talleres, los artistas invitados participaron en varias competencias, como resistencia de malabares con monedas, resistencia de hula hula, resistencia de parada de manos y el particular ‘renegado’, en el que varios artistas presentan el mejor truco que tengan en su especialidad y se escoge un ganador. Después viene la ‘varieté’, que consiste en una muestra de diversos actos circenses como el clown, los malabares, monociclo y todo lo que se pueda mostrar en el evento, el cual siempre es diferente debido a que cada función cuenta con distintos artistas invitados, quienes dan una demostración de cómo es el circo en países como Costa Rica, Venezuela, Chile y Argentina, naciones desde donde viajan para entretener a los caleños. Por último, el show debe cerrar con broche de oro: se presenta el ‘ritual de fuego’, un acto de circo teatro en el que se recrea un rito ficticio en el que el chamán es quien tiene el fuego en su poder y lo pasa a cuatro seres que lo anhelan, vestidos y pintados como aborígenes con taparrabos largos de color marrón, con pintura roja en sus rostros y collares que simulan una cadena de colmillos de distintos animales. En vez de una carpa, los artistas se cambian detrás de un telón negro que amarran de donde se puede, de todas maneras Jorge dice que “los artistas perdemos el pudor y por eso no hay mucho problema con el telón”. Y como no se paga boleta, solo es necesario buscar un espacio para sentarse y disfrutar de la función hasta que el chamán y otro asistente pasen entre los espectadores con sombreros de colores vivos para recoger aportes voluntarios. Así cobran estos artistas, guiados por un ideal que Jorge describe como “el deseo de promover el arte ante todo, sin importar lo económico, impulsando también tanto el conocimiento que tenemos del circo teatro como las ganas de practicarlo”. Además de ‘Circo al Parque’, estos chicos ofrecen servicios de recreación junto con su espectáculo de circo teatro para todo tipo de eventos sociales y empresariales. También han viajado con su show a otros puntos del Valle como Tuluá, Buga y Palmira, y abrieron el Festival Internacional de Teatro de Cali en noviembre de este año. En la mañana del jueves antes de aquel domingo de Circo al Parque en el que no hubo ritual, Francisco está sentado en la rotonda de La Loma de la Cruz y cuenta un poco de su vida, ya que además de pertenecer a Cirko Pirata, este joven de 21 años es estudiante de música del Instituto Popular de Cultura, estuvo en la Fundación Circo Para Todos y tiene un proyecto con su novia -quien también hace parte de Cirko Pirata- que consiste en un dúo artístico que mezcla la danza, el circo y la acrobacia y que en estos momentos está en la etapa de los entrenos para montar el espectáculo. Francisco recuerda cuando comenzaron con Cirko Pirata, esos tiempos en los que para él era necesario crear un grupo de arte callejero porque quería que lo que se mostraba en las calles “llegara a otro tipo de público, el que no tiene cómo pagar una boleta, además de  evolucionar nuestro proceso artístico”. Esa época en la que para darse a conocer “tomábamos espacios abandonados para presentarnos (como La Loma de la Cruz y la Colina de San Antonio). A la gente se le hacía el llamado con perifoneo, llegábamos al lugar y la invitábamos a que se quedara a ver el espectáculo. Varias veces tuvimos problemas con las autoridades y nos tocaba retirarnos del espacio”, cuenta Jorge.  Hoy sus shows los difunden por sus redes sociales, les avisan a los amigos y siguen invitando al público que se encuentra en el lugar para que se quede a verlos.  Los problemas con las autoridades son cosa del pasado. Jorge se esmera en tener todos los permisos  para usar cada espacio. El que juega con fuego… A pesar de que los integrantes de Cirko Pirata hayan adquirido la experiencia  para manejar el fuego, en  ocasiones la potente llama se les sale de las manos. “Hemos tenido un par de problemas con el fuego, se nos han prendido cosas que no debieron, como el mismo tarro donde cargamos la gasolina, pero nadie ha salido herido”, narra Jorge mientras a unos  metros, en otro extremo de la rotonda, se escucha un tambor  interpretado por Samuel Guevara, otro integrante de Cirko Pirata. A sus 21 años, Samuel además de estar en Cirko Pirata, estudia música en el Instituto Popular de Cultura y toma clases en la Fundación Circo para Todos. Él también recuerda un momento de tensión manipulando el fuego: “Estábamos en un show, todos teníamos nervios, yo estaba en la parte musical y me distraje por un momento. Cuando volví a ver a mis compañeros, a uno de ellos se le estaba prendiendo el pantalón. Entonces todo el público empezó a gritar, y yo también, fue un momento de histeria…y bueno, afortunadamente mi compañero  apagó el pantalón”. Por fortuna, en el show con el que Jorge reemplazó el ritual de fuego en la noche del domingo, la llama no causó estragos, y el público, unas  200 personas, mostró su satisfacción con lo que estaba viendo. Detalles Para el 2017, los jóvenes de Cirko Pirata  esperan que Circo al Parque sea un show que puedan presentar cada mes en varios parques y plazas de la ciudad, porque como dice Francisco, “esta es una oportunidad para que el arte pueda resurgir en Cali. Los artistas son necesarios en una sociedad para transmitir, juzgar, criticar…”.  Por cierto: para sostenerse, los sombreros de colores de Cirko al Parque pasan regularmente para recoger los aportes voluntarios de los asistentes. Después de distribuirlo todo entre  artistas invitados y pagar transporte, vestuario, premios, a Jorge, uno de los integrantes del Circo, le quedaron $20.000 de la función dominical. Ese dinero, además de los aplausos y las carcajadas del público, es lo que deja Circo al Parque para estos artistas, que están haciendo de la Loma de la Cruz el mejor lugar de Cali para ir con toda la familia. 

 

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