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Ha hecho de cupido en las excursiones a manera de juego. Muchos se han casado. | Foto: Especial para El País

TURISMO

Adiós a Belisario Marín: la historia del hombre que sin dinero creó un emporio turístico

Belisario Marín falleció este sábado en Cali. En 2018, confesó cómo lograr crear el emporio de turismo que lo llevó al éxito, lea su historia.

26 de junio de 2021 Por: Redacción de El País

El reconocido empresario del turismo Belisario Marín falleció este sábado en Cali, ciudad en la que vivía desde hace más de 30 años y donde fundó su empresa 'Promotora Belisario Marín', una reconocida marca con la que llevó a muchas personas a conocer el mundo.

Su fallecimiento, por causas que aún no han sido reveladas por su familia, ha despertado voces de condolencia en la ciudad, donde era ampliamente conocido y los pésames de diferentes instituciones, como la Gobernación del Valle y la Alcaldía de Cali.

En 2018, Marín concedió una entrevista a El País en la que contó sus mejores anécdotas y relató como pasó de vender viajes turísticos en un bus a construir una agencia de viajes mundiales. En homenaje a su memoria, compartimos de nuevo la entrevista:

¿Cómo crea empresa alguien que llega a Cali sin dinero, amigos y estudios?

Cuando llegué sin nada, tuve varias ideas, una era irme por el hueco a Estados Unidos, con la ilusión del sueño americano, pero desistí gracias a alguien que me dijo que tendría que vivir lavando baños. Y una vez leyendo una revista de turismo, leí en la última página: “Coviajes presta dinero sin cuota inicial” y pensé: ‘Por Dios, se me apareció la Virgen. No falta sino una persona como yo que quiera a la gente, que les diga a todos ‘hermano’ y los convenza de viajar” y así se me ocurrió la otra idea, crear la promotora de turismo.

¿Cómo logra consolidarla?

Con mentiras piadosas. Mentí sobre todos los datos para consolidar legalmente la empresa. Y en Cali a un sacerdote franciscano que vendía pasajes a San Andrés no solo lo convencí de que me confesara por fuera de la iglesia sino también de que me regalara un tiquete. Insistí en que me confesara allí, por las mentiras que dije para tener los papeles. No solo creyó en mí sino que me dio los tiquetes para ir a la isla, dormí en hamacas y empecé a buscar hoteles. Planeé un recorrido de cinco días y lo reservé todo para dentro de dos meses. Volví donde el sacerdote, le mostré el precio, él hizo la carta para guardar 50 cupos y me dio 5000 volantes para vender los planes.

¿Qué recuerda de la primera excursión?

Que a los clientes los buscaba en los buses urbanos de Cali, me subía desde las 5:00 a.m. a decir: “Soy Belisario Marín, oriundo de Caicedonia, Valle, hijo de Erasmo y Gabriela. Los invito a San Andrés. Yo canto, cuento cuentos y tengan por seguro que los atenderé como reyes”. La mayoría rasgaba los volantes, pero dos o tres personas preguntaban: “¿Cuánto vale?”. Me sentaba y les hablaba hasta convencerlos. Así conseguí las primeras 50 personas, del primer viaje. El éxito fue tan grande que al año y medio ya era dueño de un hotel en la isla.

¿Cuál ha sido su clave del éxito?

La confianza en mí y mi creatividad. Tengo mil ideas, soy entusiasta, busco complacer a la gente, tanto que hoy, luego de 40 años, muchos son fieles. No sé inglés, no sé de internet, pero muevo cientos de personas.

¿Qué viaje lo sacó del anonimato?

Cuando invité al equipo América de Cali por haber obtenido por primera vez el título de campeón del fútbol colombiano. Un amigo me contó que la ciudad estaba de fiesta porque, por fin, se terminaba la maldición de la Mecha. Conseguí que la línea aérea SAM me regalara, por el sistema de canje publicitario, 20 pasajes aéreos en esa ruta. Para costear la alimentación convencí a los miembros de la Junta Directiva, el señor Pepino Sangiovanni y el médico Gabriel Ochoa, para que me dejaran hacer un partido amistoso en la isla, entre América y la selección de San Andrés y cobrar la entrada al partido.

¿En estos cuarenta años ha tenido que atravesar momentos difíciles?

Sí y muchos. Se me ha muerto gente. He tenido muchos problemas, pero siempre aconsejo que vean las situaciones como un hecho real que hay que resolver con alegría. Me dicen mucho: “¿Y usted por qué se ríe?”. Y yo digo: “Ante algo malo, qué más hacer”.

¿Qué viene para Belisario Marín?

Estoy dedicado a traer gente a Colombia con una idea sencilla que consiste en decirles a los colombianos, que viven en el exterior, que se conviertan en los mejores promotores turísticos del país, invitando a sus mamás, esposas, amantes, amigos, compañeros y demás, a que compartan la habitación en un viaje a Colombia, que el turista extranjero pague un precio muy bajo por diez días en Bogotá, Cartagena, Eje Cafetero y Cali, mientras que el colombiano no paga.

¿Cuál es el mejor sitio al que ha ido?

Para mí, Madrid, por la comida, el idioma, el fútbol y la música.

¿Soñó de niño con ser tan exitoso?

No. Soñaba con hacer algo que me hiciera feliz. Ahora, no me veo en otra cosa. Cuando voy a dictar conferencias me preguntan si soy rico y les digo que no. Ese nunca ha sido, ni será mi objetivo. He luchado por la felicidad y ese sentimiento me ha dado tres apartamentos y un carro último modelo, como quien dice, ‘una pobreza llevadera’.

La gorra se convirtió en un icono que lo representa. ¿De dónde surge?

De la primera excursión a Europa, cuando llegué a Ámsterdam, a un pueblito llamado Volendam, por todas partes vendían gorras. Entre las pasajeras había una muy bonita, a la que yo mantenía, feliz de la vida, mirando. Mientras conocíamos el pueblo, un señor me insistió que le comprara un gorro y al ponérmelo, ese espectáculo de mujer me dice: “te queda divina esa gorra’. La compré y sigo convencido de que me veo divino. Esta, se fue consolidando en el símbolo mío y de la empresa, tanto que al caminar por las calles parezco reina de pueblo, todos quieren tomarse una foto conmigo.

¿A cuál sitio no volvería?

A Ciudad del Este, en Paraguay. Siempre digo que no la conozco, ni vuelvo.

¿Cuál es ese edén hecho país?

Singapur, que ahora es muy costoso, pero si alguien va queda aterrado. La gente no tiene carro porque el metro es hermoso y lujoso. Es un ensueño.

¿Qué es lo más gracioso que le ha ocurrido en sus viajes?

Una señora de más de 80 años que iba en excursión conmigo, tenía problemas de visión y la auxiliar de vuelo le estaba ayudando a llenar el documento de entrada a Jerusalén. Esta le iba preguntando datos como: nombre, apellido y leyó, por error, la casilla de sexo (lo cual era evidente), a lo que la viejita respondió con seguridad: “¡Sí!”.

¿Cuál ha sido su mayor susto?

Al llegar a Hong Kong, como el aeropuerto es tan pequeño y los edificios son muy altos, los aviones tienen que hacer maniobras para aterrizar. En una ocasión había muy mal tiempo y el avión parecía que se iba a caer. Todos los pasajeros nos cogimos de la mano y comenzamos a rezar en voz alta. Me imaginé que era mi último viaje, es la única vez que sentí la muerte tan cerca.

"Patas que dan plata"

“Una vez alguien me contó que las ‘patas’ daban plata. Al preguntarle qué eran me explicó que el avión viaja lleno a San Andrés, pero se tiene que devolver a Cali vacío, a eso se le dice ‘pata’. Así que pensé ¿Por qué no devolverlo lleno? Y en uno de los viajes en que llevé a un grupo de un colegio a San Andrés, en plena isla, me paré con un micrófono y comencé a promocionar como destino Cali. Gritaba: ‘Vayan a Cali, la ciudad más hermosa de Colombia, a menos de mitad de precio’ y me devolví con isleños para el Valle, recuperando mucha parte del dinero”.

Anécdotas dolorosas

“Una vez en la India, a las dos de la mañana un señor salió gritando y pidiendo auxilio. Pregunté qué sucedía y al llegar a mis manos se me murió el compañero de este. Tuve que hacer demasiadas cosas para lograr traer el cadáver de vuelta.

En otros de los viajes sintió que moría pero de la desesperación y la pena. “Una hora antes de iniciar la excursión, me di cuenta de que la aerolínea que nos llevaría se quebró y estaba siendo embargada. Me quedé sin saber qué hacer con cien personas en el aeropuerto, todos gritando”. Sin embargo, dice él mismo, ha ido entendiendo que todo se soluciona.

Ideas locas

Entre sus ideas y locuras ha logrado vender cientos de tiquetes vendidos. Una de esas es la estrategia que usó para aumentar el número de personas que llevaba a tierra santa, “pagué un aviso en el periódico que decía: ‘La promotora Belisario Marín anuncia que no hay más cupos para la excursión a Tierra Santa’. Todos me preguntaban ‘para qué vamos a pagar esa nota’ y no entendían la importancia del mensaje en la parte baja del anuncio que decía: ‘En vista de tanta insistencia hemos abierto un cupo para el 28’. Esa frase, aunque no era muy cierta, logró que se duplicara la cifra”.

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