Con la llegada de las festividades de diciembre y el aumento en el consumo de bebidas embriagantes, las autoridades del Valle del Cauca han encendido las alarmas.

El objetivo es claro: evitar que las celebraciones familiares terminen en los centros asistenciales debido a la ingesta de alcohol fraudulento.

A través de la Unidad de Rentas, la Gobernación del Valle ha reiterado una serie de recomendaciones prácticas para que los ciudadanos aprendan a distinguir entre un producto legal y una imitación peligrosa.

Identificar estas señales a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

1. La estampilla: el primer filtro de seguridad

La prueba de fuego para cualquier licor en el departamento comienza con la estampilla.

Según las autoridades, este sello de seguridad debe presentar colores perfectamente definidos y una textura robusta.

Una señal de alerta inmediata es que el papel se sienta débil o quebradizo, similar al papel que se utiliza comúnmente para envolver frutas.

Para una verificación más técnica, se recomienda observar la estampilla bajo luz ultravioleta. En los productos legales de la Industria de Licores del Valle (ILV), este ejercicio debe revelar marcas de seguridad en forma de candados de color azul y rojo, además de letras específicas que corresponden a la empresa encargada de su fabricación.

Durante diciembre aumentan las fábricas clandestinas de licor adulterado. | Foto: Alcaldía de Candelaria

2. Etiquetas y tipografía: El detalle está en el color

El examen visual debe continuar con las etiquetas adheridas a la botella. En el caso del tradicional aguardiente Blanco del Valle, el nombre del producto ubicado en la boca de la botella debe ser de un color blanco puro y brillante.

Las autoridades advierten que si el texto se ve grisáceo o desgastado, es muy probable que se trate de una botella reutilizada y rellenada con licor adulterado.

De igual forma, la expresión “Sin azúcar” debe tener un trazo nítido y sin sombras.

Una etiqueta opaca, mal pegada o con colores desvaídos es prueba suficiente para desconfiar de la procedencia del licor.

3. Inspección del envase y el líquido

Es fundamental recordar que las botellas utilizadas por la ILV son de un solo uso, por ello, el envase debe estar impecable.

Si la botella presenta rayaduras profundas, abolladuras o señales de haber sido lavada y reutilizada, el consumidor debe abstenerse de comprarla.

Finalmente, se debe observar el líquido a contraluz. Un licor legítimo se elabora bajo estrictas condiciones de asepsia; por lo tanto, no debe presentar partículas en suspensión, sedimentos o cualquier rastro de suciedad. La presencia de “mugre” o impurezas en el alcohol es un indicador directo de una fabricación clandestina y riesgosa.

Un llamado a la legalidad

Martha Isabel Ramírez, gerente de la Unidad de Rentas del Valle, enfatizó la importancia de comprar únicamente en establecimientos reconocidos y autorizados.

Hacemos un llamado a los vallecaucanos para que consuman legal, que revisen los productos y que, obviamente, consuman lo nuestro”, declaró la funcionaria.

La recomendación final de las autoridades es no dejarse tentar por precios excesivamente bajos o promociones en sitios no certificados, pues el costo de un ahorro momentáneo podría ser la pérdida de la visión o daños orgánicos irreversibles.

El envase, las etiquetas, las tapas y hasta el color del licor son determinantes a la hora de elegir un licor en buen estado. | Foto: Policía Nacional

Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.