Lo que nació como una idea para un trabajo de tesis de posgrado en Cenicaña, hoy se convirtió en uno de los proyectos de recuperación ecológica más importantes de la región.

Se trata de la construcción de un corredor biodiverso, un proyecto de conectividad de 890 kilómetros, que busca conectar ecosistemas ribereños y bosques secos tropicales, a través de la red hídrica del río Cauca y 13 de sus afluentes.

La iniciativa, liderada por Asocaña, productores cañicultores y organizaciones ambientales, se perfila como un modelo de conservación, sostenibilidad agrícola y participación comunitaria no solo para la región sino para el país.

Claudia Calero, presidenta de Asocaña, explicó que en total son 6500 hectáreas que van a ser protegidas, conservadas para convertirlas en un camino lleno de árboles, con ecosistemas creados en un ambiente lleno de biodiversidad.

“Yo me atrevería a decir que este corredor biodiverso es el primero en darle continuidad en el Suroccidente colombiano. Comenzamos con los ingenios azucareros, los cultivadores de caña y en el proceso hemos contado con el apoyo de nuestros trabajadores”, dijo Calero.

Este corredor pasa por 30 municipios, en tres departamentos que son Cauca, Valle y Risaralda. “Por eso nos compete también gestionar recursos porque la inversión que se hace para establecer un corredor de estos, no es solamente para sembrarlo sino que se debe mantener en el tiempo, por lo que la inversión debe de permanecer”.

El colibrí nuquiblanco es una de las especies de aves descubiertas en el corredor biodiverso. | Foto: Asocaña

El piloto que dio la pauta

La iniciativa inició en 2023 y el punto de partida fue el río Amaime, donde se empezó a desarrollar un trabajo piloto con 52 km de recorrido y la recuperación de 14 km adicionales del río Nima.

La bióloga entomóloga, Carolina Camargo, investigadora de Cenicaña, explicó que el enfoque del trabajo en esta zona está en la recuperación de los ecosistemas ribereños, que son muy importantes porque tienen mucha fauna asociada como aves, anfibios e insectos benéficos, así como la conservación del bosque seco tropical, que de hecho es uno de los ecosistemas más amenazados del planeta.

Queremos que la red hídrica del Valle sea el eje de conexión para que las especies se muevan, que los bosques se conserven y se diversifiquen y que, a la vez, se garantice la sostenibilidad del recurso hídrico”, señaló.

El piloto del corredor biodiverso inició en los ríos Nima y Amaime, afluentes del Cauca. Foto de José L. Guzmán. El País. | Foto: El País

Es así como en esta zona se adelanta la siembra de 67 especies de árboles nativos como guayacanes, chirovirlos, aceitunos y frutales, que sirven de alimento y hábitat para aves.

“Con apoyo de la ecoacústica, una metodología de grabación de paisajes sonoros, ya se han identificado en esta zona 112 especies de aves, incluidas dos endémicas, con más de 4400 registros acústicos”, contó Carolina.

Por su parte, David Loaiza, director de Conservación Ambiental de Asocaña, explicó que actualmente se encuentran ampliando la franja de protección del río Amaime para conectarlo con el ecosistema que lo rodea.

La ampliación de la zona la hemos logrado con la recuperación del bosque seco tropical. Ya tenemos 7 hectáreas intervenidas en este mismo territorio. Este es el primer paso de lo que serán los 890 km que esperamos lograr en los próximos 10 años de intervención y de trabajo conjunto”, aclaró.

El compromiso empresarial

Empresarios del sector azucarero también están detrás del corredor biodiverso. Carlos Giraldo, representante de familias cañicultoras vinculadas a esta iniciativa, contó que quisieron hacer parte de ella, pues desde tiempo atrás por cuenta propia empezaron a sembrar árboles en los linderos de las fincas y en los espacios no productivos, para formar corredores “con el sueño de poder conectar las cordilleras a través de ellos”.

“Nosotros llevamos alrededor de 65 km sembrados en árboles, que son más o menos 12.000 árboles”, dijo.

Más de cien especies de aves se han identificado en el tramo que se lleva recuperado del corredor biodiverso. | Foto: Asocaña

Agregó que “tratamos de vincular a nuestros accionistas, socios, propietarios, trabajadores de campo y oficina en estos proyectos, para que ellos tomen conciencia y vayan transmitiendo a sus familias que estamos haciendo algo por la biodiversidad”.

Asimismo, Giraldo afirmó que entre las familias construyeron un vivero con 50 especies nativas, que distribuyen gratuitamente a los cañicultores de la región.

Comunidades eje del proyecto

Para sacar adelante este corredor biodiverso, el proyecto contempla un robusto trabajo de participación comunitaria.

Este proceso incluye talleres con las alcaldías, corporaciones ambientales, colegios y asociaciones locales, que ya se han puesto en marcha.

Estudiantes de los colegios de Amaime y Rozo, por ejemplo, ya han recibido talleres prácticos en los que han aprendido el valor del cuidado de la fauna y la flora de sus territorios.

Los habitantes que dependen de los ríos, pescadores, areneros, recolectores de guano (abono), serán parte activa en la generación de material vegetal, siembras y conservación de los ecosistemas.

“La meta es que las comunidades reconozcan que la restauración de bosques no solo protege el agua, sino que también regula el clima local, un aspecto clave frente al cambio climático”, señaló David Loaiza.

Igualmente, explicó que este corredor va a generar un gran impacto positivo entre la población, porque al cumplir la meta de sembrar un millón de árboles, se estarían capturando al menos 20.000 toneladas de CO2. Esto significa que por lo menos un millón de personas puede respirar el oxígeno que este bosque genere.

La inversión

Claudia Calero, presidenta de Asocaña, dijo que para sacar adelante esta iniciativa se necesita una inversión de más de $55.000 millones.

Para ello, se ha buscado apoyo con los sectores público y privado y cooperación internacional. “Ya llevamos dos años en la cuenca del río Amaine, que es un afluente del río Cauca. En este tiempo hemos logrado obtener información, experiencia y todas las bases para poder dar el salto en todo el río Cauca y los otros 13 ríos afluentes”, señaló.

Según David Loaiza, la meta trazada para los próximos 10 años es que queden conectados los ecosistemas desde el norte del Cauca (río Palo), hasta el sur de Risaralda, atravesando todo el Valle del Cauca.

En el Amaime, se han sembrado 7000 árboles en 7 hectáreas, con el objetivo de ampliar a 80 hectáreas, en esta primera fase.

“Este es un piloto que debería replicarse en Colombia. Queremos mostrar que con buenas prácticas agrícolas, el cultivo de caña de azúcar puede contribuir a la recuperación de ecosistemas y a la biodiversidad”, sostuvo.

El jaguarundí es un felino amenazado, que se encontró en la laguna de Sonso y en Rozo. Comunidades trabajan para su cuidado. | Foto: Asocaña

Hábitat del jaguarundí

El hallazgo de un jaguarundí, felino amenazado, en la zona de la laguna de Sonso, ha sido uno de los grandes hallazgos en el corredor biodiverso. También se ha visto en cercanías de Rozo y Yumbo.

A través de un fototrampeo hecho con la Fundación Pantera, se constató su presencia en la zona. “Si este felino está regresando, tenemos que darle las condiciones para quedarse”, afirmó Carlos Giraldo, quien lidera la creación de corredores específicos para favorecer su hábitat.

Agregó que para que el felino se pueda desplazar, “escogemos las especies que vamos a sembrar para ayudar a propagar la presencia de yerba agüí, que él vaya sintiéndose más cómodo y vaya avanzando y copando el territorio”.

Aclaró que se trata de un felino diurno. Es amigable, no es agresivo, que se alimenta de frutas, roedores pequeños y algunas aves. Sin embargo, aclaró que “el hecho de que no sea agresivo no quiere decir que se pueda cazar para tenerlo como mascota en las viviendas”.