Cuando un dispositivo móvil empieza a mostrar signos de fatiga como demora al abrir aplicaciones o apagarse más rápido de lo habitual, es fácil pensar que el dispositivo ha llegado al fin de su vida útil. Pero, en varios casos, el causante más frecuente no es la antigüedad del aparato, sino funciones que siguen ejecutándose en segundo plano y exigen al procesador y a la batería.
Una de las funciones que más tiene consumo energético es la actualización en segundo plano, una característica presente tanto en Android como en iOS que permite que las aplicaciones continúen ejecutándose aun si no están abiertas en pantalla, con el fin de mantener la información siempre actualizada.
Sin embargo, esta configuración hace que el teléfono este activo, haciendo un sobre esfuerzo mientras el usuario no lo nota, lo que implica un mayor consumo de batería y de datos móviles o Wi-Fi.
Por ello, una de las recomendaciones es revisar qué aplicaciones realmente necesitan esta función y desactivarla en aquellas que no requieren estar conectadas permanentemente para liberar la carga del dispositivo y aumentar su rapidez.
Cómo desactivar la actualización en segundo plano
En Android, para desactivar estas actualizaciones en segundo plano, el usuario debe ingresar a la opción de su celular que dice configuración, luego dirigirse a aplicaciones o uso de batería, ahí se puede restringir qué apps pueden funcionar en segundo plano.
En iPhone, la opción está en configuración general, actualización en segundo plano para desactivar la función completamente o limitarla a ciertas aplicaciones.
Al desactivar o limitar esta función, el sistema reduce la carga del procesador y libera memoria RAM, lo que se traduce en una mejora tangible en el tiempo de respuesta al abrir apps o moverse entre pantallas. De igual manera, la batería deja de consumir energía innecesariamente y el equipo puede durar más tiempo entre cargas.
Aunque esta solución no es mágica ni reemplaza un mantenimiento adecuado del equipo o una batería deteriorada, se trata de un ajuste rápido, sin coste adicional, que puede devolver fluidez a un smartphone aparentemente lento y con rendimiento limitado.
Más allá de una simple recomendación técnica, el ajuste refleja cómo pequeños hábitos digitales pueden marcar la diferencia en el desempeño de los dispositivos. En un contexto donde los usuarios suelen reemplazar sus celulares con frecuencia, optimizar su uso y aprovechar mejor los recursos disponibles, se convierte en una forma práctica y sostenible de alargar su vida útil.